Las encuestas son difíciles de hacer. Lo son para cualquiera de las categorías electivas, incluso las ejecutivas, pero aún más complejo si se trata de cargos legislativos, y más si se trata de las PASO. Y mucho más, si se consulta a la gente común, por una categoría sobre la que no tienen demasiado interés.
Que no haya interés, no quita la importancia: La elección de Diputados provinciales no es más importante que la de gobernador, pero pone mucho en juego.
En Santa Fe hay una breve pero exitosa «tradición» que inauguró Antonio Bonfatti, y repitió Miguel Lifschitz. Los gobernadores, impedidos de presentarse para su reelección, aprovecharon las altas imágenes públicas que ostentaban al final de su mandato, e impusieron sus nombres por sobre todos los contrincantes, como suma comodidad.
Bonfatti y Lifschitz, evitaron lo que ocurrió en el final de la gestión de Hermes Binner en 2011. El Socialismo entonces, fue a las legislativas con un nombre tradicional del partido, Raúl Lamberto, creyendo que el candidato a gobernador iba a poder trasladarle los votos. El «problema» que surgió, fue la boleta única. Un sistema que tiene más ventajas que defectos, y entre estos, el predominio de las caras y los niveles de conocimiento, por encima de las correlaciones partidarias.
Así, mientras Bonfatti resultó electo gobernador, por primera vez en la historia, los 28 diputados que se otorgan automáticamente a la primera minoría quedaron en manos de la lista que encabezaba Maria Eugenia Bielsa.
Nunca en la historia había pasado que un gobernador tuviera que afrontar toda la gestión, con las dos cámaras en minoría.
Por eso, Bonfatti en 2015 y Lifschitz en 2019, pusieron sus nombres y sus caras en la cabeza de las listas de diputados, y las ganaron. Y les dieron a ambos, un espacio importante del poder provincial, como es la Presidencia de la Cámara de Diputados.
Omar Perotti cree que puede hacer lo mismo. Pero tiene algunas dificultades que no tuvieron sus predecesores: Los dos socialistas se fueron con una alta estima de la gestión y con niveles de aprobación que superaban siempre el 50 %. Perotti, lo dicen todas las mediciones nacionales y provinciales, no sólo es de los peores gobernadores estimados en todo el país, sino que su imagen pública, hoy, supera el 80% de desaprobación.
Eso, más sus errores constantes de «jugar la propia», aún en perjuicio de su propia gestión, lo puso en un estado de soledad casi absoluta frente a las elecciones de junio, que deberá remediar- si puede- en las definitivas de septiembre. Sin embargo, habrá que decirlo, la oposición no tomó las mejores decisiones respecto a cómo enfrentarlo, y aún en este estado de insolvencia gubernamental, algunos no descartan que el rafaelino pueda alzarse al final, con los 28 diputados de los 5o que componen la Cámara Baja.
EL FRÁGIL ARMADO OPOSITOR Y LAS PRIMERAS ENCUESTAS
Nadie le discutirá a los que encabezan las cuatro listas de aspirantes a las diputaciones provinciales de Unidos Para Cambiar Santa Fe, que tienen historia, que tienen antecedentes y que pueden ocupar ese lugar.
Lo que, si se les puede cuestionar, es la falta de «peso público» de cada uno de ellos, para ganar «per se» las elecciones.
Ninguna de las primeras encuestas que aparecen dando vueltas en la categoría, maridan bien a los candidatos a gobernador con su primer candidato a diputado.
El único que mide sólo, porque técnicamente no responde a ninguna candidatura a la gobernación, es Antonio Bonfatti. El resto, está o para abajo o para arriba, lejos de sus candidatos: Corral y Scarpin, miden mucho menos en las encuestas que sus candidatos Pullaro y Losada. Por el contrario, Clara García, mide (mucho) más que su candidata a la gobernación Mónica Fein.
Es decir, si las elecciones fueran hoy, el próximo candidato a gobernador no tendría asegurado que quien encabece la lista que va a enfrentar seguramente a Perotti, sea el candidato que eligió para que lo acompañe en las PASO.
Un dirigente radical admite la preocupación «Es cierto que los números cambian mucho, de gobernador a diputados. Pero todavía falta lo más importante de la campaña. Hay que asociar a los candidatos, y eso no es fácil con la boleta única. Mucho menos con la oferta en las PASO»
Desde los dos sectores socialistas que aspiran a encabezar la nómina, reconocen la debilidad que implica dividir los votos: «Antonio y Clara discuten al mismo electorado, le hablan a las mismas personas. Ella ganó mucho conocimiento público con la campaña del 2021 y recorrió bastante la provincia, cuando se presumía su precandidatura a la gobernación. A Bonfatti lo conoce el 90 % del electorado. Fue gobernador, el corre con esa ventaja original», dice un dirigente del PS. Lo cierto es que los socialistas tienen un piso, y el techo que alcanzaron en su momento, fue siempre, en compañía del radicalismo, incluso en las internas. Si se especula con ese número, en la suma podrían acceder al primer lugar, pero dividiendo la cosa se les complica mucho. A eso hay que sumarle una «pérdida»- que todavía es una incógnita- que pueden tener con la composición de la Lista del Frente Amplio que encabeza Carlos Del Frade, y que acompañan Claudia Balagué y Fabian Palo Oliver, dos ex integrantes del FPCYS.
Por adentro de UXCSF, también compite el radical Sebastián Cáceres, que apoya a Pullaro.
Queda claro que los votos radicales y PRO «puros», en su inmensa mayoría, van a ir por los candidatos que llevan Pullaro y Losada. Pero a la vez, un sector de los votantes socialistas y radicales con posiciones más de «centroizquierda», dividirán sus preferencias entre Bonfatti y García.
Como ninguno de los cuatro tiene números impactantes, es probable que el peronismo- aún con el desgastado Perotti encabezando la lista- en las PASO, termine siendo la lista más votada. Lo que no garantiza, ni mucho menos, un triunfo en las generales, pero le oxigena el discurso de cara a ellas.
La elección de diputados provinciales, al igual que las menos impredecibles elecciones de senadores departamentales, ponen en juego una enorme cuota de poder y en este caso, algo mucho más importante: la posibilidad de consagrar la impunidad de Omar Perotti, cuando llegue el momento de revisar las cuentas y los negocios de su gestión.
El antecedente que aturde al rafaelino, y con muchas razones, es la de su vecino Sergio Urribarri. A este último, ni haber ganado holgadamente las elecciones lo salvaron de los procesos y las condenas.
En Santa Fe, la ciudadanía, tendrá que pensar en eso al momento de votar. No es un asunto menor, aunque en el ruido y la confusión de la campaña, casi nadie entienda de que le hablan.
La elección de diputados provinciales es la segunda batalla «madre» del poder en Santa Fe, y el gobernador Perotti lo sabe mejor que nadie. De hecho, es lo único que hoy le quita el sueño.





Deja un comentario