Una accidental intervención policial, derivó en el hallazgo de una fortuna en efectivo. La imagen con la se encontró un policia santafesino parece sacada de una serie: En una mesa decenas de millones de pesos y varias decenas de miles de dólares, euros y reales. Como fondo, un ventanal con vista al río y a la ciudad, que sólo se consigue en las alturas de una de las torres más caras de la ciudad de Santa Fe.

El tenedor de la plata, no pudo explicar su origen. Varios allanamientos, y la distribución de una lista de nombres, puso en estado nervioso a varios dirigentes políticos de la ciudad.

El primero que lo supo, como casi siempre, fue el periodista de policiales Juan Trento. A última hora de la tarde del martes, colgaba en la web de Diario Uno de Santa Fe e informaba a través de canal 2 de Cablevideo, la novedad. Al amanecer del miércoles, la noticia corría con la velocidad de un ten bala por todas, o casi todas, las redacciones capitalinas.

El lugar es emblemático: el edificio Amarras 2. Uno de los tres originales edificios de la «nueva Santa Fe», enclavado en una calle a la que se accede bordeando el dique 2 del viejo puerto santafesino, y donde eligieron residir muchos dirigentes políticos. Algunos de manera permanente y otros, como el propio gobernador Omar Perotti, como residencia alternativa.

En ese complejo de caros departamentos, un hombre de 39 años, inscripto como monotributista ante la AFIP, no puede explicar ante la requisitoria de los oficiales intervinientes, de quien es ese dinero repartido de forma ordenada en esa mesa. Menos todavía, sobre la titularidad de las decenas de tarjetas de débito y crédito, algunas de las cuales estaban siendo usadas desde la computadora personal que quedó abierta, cuando irrumpió la policia.

El hombre es Yamil Benavidez. Un entrerriano que llegó a Santa Fe para estudiar abogacía y que terminó militando en las filas de la Franja Morada, justo en los tiempos en los que los radicales universitarios, se alzaban con la Municipalidad de Santa Fe. En la segunda gestión del ex intendente José Corral, Yamil llegó a ser Director de Control del municipio. En 2019, fracasó en su intento de «concursar» para quedar en planta permanente y fue destinado al Concejo Municipal, donde ocupó un cargo de Asistente Técnico del bloque de concejales que todavía encabeza, el radical Carlos Pereira.

Dejó ese contrato en marzo de este año, para dejarle el lugar a una «compañera» que lo necesitaba. En medio, tuvo un kiosco sobre calle 25 de mayo, muy proximo a un estudio jurídico allanado, donde, sospechan, realizaba operaciones de compra y venta de divisas extranjeras.

Benavidez, además, mantiene o mantuvo- nadie sabe precisarlo ni resulta importante el detalle- una relación amorosa estable con una joven militante de La Cámpora, que desde septiembre de 2022 ocupa la Direccción de Créditos Públicos del Ministerio de Economía de la Provincia, a cargo del ahora diputado electo Walter Agosto. Su nombre: Maria Laura Miassi. La jóven se mostró militando de manera ferviente por el actual gobernador en las últimas semanas de campaña, tal como lo publicó en sus redes sociales. A su lado, el hijo del Ministro de Economía.

Ni Yamil con su contrato, ni su compañera con su sueldo de Directora, pueden explicar los gastos de su lujosa vida. Ni las propiedades donde viven o trabajan, ni los vehículos en los que se mueven, ni los lujosos paseos por Qatar durante el mundial- Benavidez estuvo durante todo el torneo en Doha- y ambos viajaron a Londres, durante los primeros meses de este año.

Los allanamientos a un Estudio Jurídico y a un local de venta de celulares, se desprendieron, según fuentes de la fiscalía, de una directa relación del detenido con ambos «negocios». No se sabe si a su nombre, o si a nombre de otros.

Lo que despierta la curiosidad del Fiscal Walter Rodriguez, y por eso cursó un pedido de colaboración inmediata a los organismos nacionales UIF ( Unidad de Información financiera) y PROCELAC (Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos), es la cantidad de dinero encontrado y el depliegue organizacional que develó el hallazgo en el departamento.

«Este pibe, parece un perejil» dice una fuente judicial. «Esta plata no puede ser propiedad de él. Tiene que haber alguien detrás de él que maneje estos montos. Puede ser una Mesa de dinero o sino, puede tener origen en otra clase de delitos. No lo sabemos, esto recien empieza».

Lo cierto es que buena parte de la ciudad amaneció angustiada por el asunto. Los chats de WhatsApp entre periodistas son una fuente inagotable de datos, reales y falsos. La necesidad de sacar conclusiones y obtener primicias, se frustran con la seriedad de la acción fiscal. Todos los nombres que circularon durante el día, presuntamente no tienen más asidero que las anotaciones del detenido: Allí aparecen desde clientes que compraban dólares, hasta otros a los que les vendía teléfonos celulares en cuotas.

Lo cierto es que en Santa Fe, volvieron a circular rumores de todo tipo. Y todos, o casi todos, asocian el escándalo a otro ocurrido a comienzos de 2020, que reveló la existencia de una «cueva» en el centro de la ciudad, a causa de un asalto que terminó en el homicidio del dueño del lugar: Hugo Oldani.

Entonces, metió mano el Ministro de Seguridad de Perotti, Marcelo Saín. Aseguró que tenia pruebas y que iba a decir quienes estaban detrás del dinero encontrado y también, del desaparecido: La fiscal nunca pudo explicar por qué, en medio de la madrugada, un grupo de desconocidos retiró efectivo en medio de las medidas de protección del lugar.

Nunca supimos nada de ese asunto. Sólo los nombres de los asaltantes, que fueron condenados a prisión en primera instancia.

Ahora, por ahora, sólo sabemos que un hombre de menos de 40 años, tenía en su poder una cantidad de dinero en efectivo sin poder dar explicaciones de su origen. Las sospechas del fiscal, es compartida por todos los periodistas que nos asomamos al asunto: ¿ Hay alguien más detrás?

Algunas relaciones continuadas en el tiempo por el detenido, parecen indicar alguna hipótesis.

Por ahora, es la «Cueva de Yamil», del resto se ocupa el fiscal.