Hay cosas que, al menos para mí, no se pueden pasar por alto.

Y lo aclaro, para que nadie venga a decir que lo digo desde un lugar en el que no estoy ni estuve nunca: Estoy convencido que este país necesita reformas urgentes, y que esas reformas pasan, entre otras cosas, por un ajuste del gasto público.

Y repito, por si algún simplista elige ponerme en un lugar equivocado: creo que llegamos hasta acá, por responsabilidad casi absoluta de un modo irresponsable de gestionar la cosa pública, a cargo del kirchnerismo.

Dicho esto, como si necesitáramos todo el tiempo aclarar qué pensamos, desde dónde hablamos, no puedo dejar de expresar mi enorme preocupación por las declaraciones del presidente Milei, en una vergonzante entrevista que le hicieron Luis Majul, Pablo Rossi y el nuevo prelingüístico de moda, Esteban Trebuq.

Milei ayer reiteró, esta vez sentado en su sillón en Casa Rosada, que los que votaron en contra de sus leyes aspiracionales, son delincuentes.

No hace una denuncia judicial, ni prueba sus acusaciones. QUE POR SI NO SE ENTERA, LAS ESTÁ HACIENDO LA MÁXIMA AUTORIDAD DEL ESTADO NACIONAL, CON LO QUE ESO SIGNIFICA.

No conforme con eso, DESCALIFICÓ A LOS GOBERNADORES, A LOS QUE LLAMÓ TRAIDORES, y reconoció que sus decisiones están fundadas en un espíritu VENGATIVO, por los resultados en el congreso.

Pero a mi juicio, lo más grave, es que RATIFICÓ su modus de generar una violenta corriente de opinión, que ratifica en su enfermizo uso de las redes sociales, en las que señala, instiga, descalifica, persigue y acusa sin pruebas, alimentando un nivel de violencia potencial muy grave.

Ayer le tocó a Lali Expósito, mañana le puede tocar a un vecino, a un amigo y si, también a vos, cuando se te ocurra criticarlo. Y eso se llama TERROR.

Es el estado contra particulares. Es una desmesurada diferencia de fuerzas.

Milei ha desatado, y lo digo sin dudarlo, UN PELIGROSO GERMEN DE TERRORISMO DE ESTADO:

¿QUE ES EL TERRORISMO DE ESTADO?  la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno, orientados a producir miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos.

Repito. Somos muchos los que queremos cambios en Argentina. Pero también somos muchos los que no estamos de acuerdo con ceder ni las libertades ni nuestras mas profundas convicciones democráticas, para habilitarle cualquier cosa a un señor que cree que el transitorio voto popular lo autoriza a hacer lo que quiere y de la manera que quiere.

Milei no sólo ha puesto al país en una situación de mayor gravedad económica de lo que dejó Alberto Fernandez, que era grave, sino que empieza a mostrar signos de peligroso autoritarismo.

Y frente a esto, no caben las mediatintas. Ni por conveniencia, ni por dinero, ni por un cargo, ni por sentirse cómodo al calor de “los vientos de las mayorías”

Hay líneas que no se cruzan. Y SI SE CRUZAN, HAY QUE LEVANTAR LA VOZ.

No es ideológico. Todas las dictaduras empiezan así. Con respaldo popular, y usando ese respaldo popular para justificar los horrores. Ocurre en muchos lugares del mundo. No hay ninguna razón para no pensar que pueda ocurrir acá.

Las grandes tragedias, empiezan así. Cuando se lleve vidas, será tarde.


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