
Parado entre dos fuegos que no cesan ni parecen querer cesar. La furia sin atenuantes de Milei contra el gobernador, que no tiene muchas explicaciones. El sindicalismo santafesino que busca aire a costa de una oferta insuficiente del gobierno provincial y la deuda flotante que dejó Perotti.
Pullaro será lo voluntarioso y trabajador que se quiera, pero si en medio del intento de marcha, suenan y repican balas desde los cuatro costados, es casi imposible sostener la velocidad.
La situación no sólo es compleja, sino que los ánimos dirigenciales no están a la altura de esa complejidad. Y lo que parece un disparate, se celebra como normal. Entonces el presidente, a pesar de sus comportamientos políticamente lunáticos, no deja de recibir un fuerte respaldo social. Y eso lo envalentona y alimenta su desvarío institucional, donde quien no piensa o lo acompaña, se convierte en un enemigo a combatir sin tregua.
Entonces, tras el fracaso de la ley Omnibus, Pullaro se convirtió junto a su par cordobés, en uno de los principales blancos del presidente: A la interrupción inicial de las transferencias no automáticas en enero, se le sumaron de golpe la quita total de los subsidios al transporte y luego la eliminación de los fondos de incentivo docente y de jornada extendida.
Llovido sobre mojado. Santa Fe ya tenía una caída brusca de los ingresos genuinos, atesoraba un credito importante del Estado nacional por los atrasos de ANSES para amortiguar los desequilirbiros en la caja de jubilaciones de la provincia, y se encontró con cuentas heredadas de la gestión de Omar Perotti, que no estaban previstas.
Desde el ministerio de Economía aseguran que, entre la deuda jubilatoria y la flotante que heredaron de la gestión anterior, empezaron la tarea con casi 800 mil millones de pesos menos de lo que esperaban, sin contar las actualizaciones inflacionarias.
O sea. De 10 pesos que tenían para gastar, se encontraron con 3 menos. Y una inflación del 25 % que no tiene su correlación en los ingresos. ¿ Entonces?
Entonces, mientras Milei recorta y le incumple con los pagos adeudados, Perotti le deja una herencia en rojo- que en la transición no fue debidamente declarada- y se le multiplicaron las demandas en asistencia social y salud pública como consecuencia del ajuste brutal de Nación. ¿ Faltaba algo?
Claro. El reclamo legítimo de los asalariados del Estado. Con los que no tuvieron chance de negociar de cero: Antes tenian que cancelar un acuerdo paritario dispendioso del ex gobernador que junto a los dirigentes estatales, acordaron un modo de actualizar los salarios, que no habian aplicado en los tres años anteriores y que derogaron con aplauso mutuo, apenas asumieron lo que muchos consideran fue casi un cogobierno.
A las balas de Milei, la furia, el recorte y los incumplimientos, la inflación creciente y sus consecuencias; se le agrega la «legitimidad súbita» de, en principio, la dirigencia docente. La oferta de un 7% arriba del cumplimiento total de la paritaria 2023, se presumia inaceptable y así fue. Las clases no empiezan el lunes.
Todavía falta el efecto en cadena de los aumentos de precio en el trasporte – en Rosario costará 700 pesos en las próximas horas- y las dificultades serias que tendrán los municipios y comunas para poder cumplir con todos los compromisos salariales.
¿ Quienes lo ayudan? Por ahora, los dos gremios centrales – ATE y UPCN- guardan silencio y esperan. Tienen en la vista, la recuperación de la Caja del Seguro Mutual intervenida por Pullaro en diciembre y este contexto, los ilusiona con recuperar la administración de esos recursos, si se muestran moderados.
Otra ayuda, aún no clara, puede ser la decisión de alguna reacción de los gobernadores- que este viernes el de Chubut anticipó como posible con la amenaza de suspender el abastecimiento de combustible si no le devuelven los recursos recortados, pero el humor social no termina de ayudar.
Eso: el humor social. Desde la propia Casa Gris asumen que «no es el momento para enfrentar a Milei abiertamente» porque aún con los efectos devastadores del ajuste, sigue teniendo un alto respaldo en la sociedad y consigue ganar la discusión que los mezcla a todos en el mismo lodo: «La Casta».
Asi las cosas, todo parece encaminado a utilizar el camino de la resistencia, soportando los embates desde los cuatro puntos cardinales, y amparados en la idea de que «el viento pare».
Nadie sabe, ni el más conpiscuo analista, cuanto durará el viento de cola de Milei y sus modos de hacer sin negociar nada con el parlamento y las provincias.
La respuesta no parece fácil. El dirigente social santafesino, Rubén Sala, calificó al momento como una «revolución» con consecuencias nefastas para el futuro: «veo a gente con hambre que lo justifica. La sociedad lo acompaña, eso es obvio, no es un invento. Pero el problema son las consecuencias que va a dejar». A lo que agregó que nunca, había tenido la sensación de «desintegración social» que percibe en los barrios carenciados.
Esa desintegración que define Sala, es la misma que percibimos todos a la hora de consumir y pagar las cuentas. La misma que sienten los padres de las escuelas públicas- no de la mayoría de las privadas que comenzarán el año sin paros- y los que van perdiendo el privilegio de tener una obra social prepaga.
Tambien es dificil saber cuales son los objetivos de Milei. Y si esos objetivos, son compatibles con la vida pacifica de una sociedad. Hasta el FMI se lo advirtió esta semana, luego de la reunión con el presidente y su ministra de «Capital humano».
La crisis parece haber entrado en curva ascendente, y las consecuencias no parecen ser advertidas por quienes gobiernan la nación.
Mientras tanto, las provincias soportan el vendaval y tienen la obligación de responder por lo que no les corresponde responder, si no reciben los recursos que les corresponden.




Deja un comentario