Hay historias que merecen ser contadas. La que voy a contar, quizás tenga valor para un puñadito de santafesinos, pero si se le cambian los nombres y la ciudad, seguramente representa un costado habitual de la condición humana: Dos tipos que nacieron al oficio juntos, que compitieron y se maltrataron como sólo se maltratan los enemigos. Dos pibes desequilibrados, emocionales, apasionados y ciertamente inclasificables para los «normales» del medio. Al final, dos promesas incumplidas. 35 años después, se sientan en la misma mesa.
La historia está repleta de rivalidades que nacieron en la misma cuna. Los Gallagher quizás sean el ejemplo más extremo. Los clásicos de fútbol son precisamente eso. Adidas y Puma, Riquelme y Palermo, Tinelli y Pergolini. Lennon y McCartney.
Los protagonistas de esta historia están lejos de esas glorias perennes. Más allá de algunos «exitos» menores y muy pasajeros, fueron dos muchachos que generaron ilusiones en algunos empresarios de medios, pero nunca cumplieron con ninguna expectativa.
Los dos fueron incontrolables. Compartieron algunas conductas, y representaron un leve «peligro» para el status quo de una ciudad muy conservadora, muy pacata.
A finales de los 80, por motivos diferentes, ambos terminaron «cayendo» en la Facultad de Derecho de la UNL. Y lejos de preocuparse por la carrera de abogacia, se escapaban a la radio que estaba a una pared de distancia, y se pasaban horas escuchando a periodistas, locutores y operadores, con la fascinación que sólo pueden provocar esos lugares que al final, por siempre, serán «nuestro lugar en el mundo».
Brillaron sin que nadie se diera cuenta. Los dos juntos al principio. Con un tercero que se fugó de la ciudad porque entendió mucho antes que nosotros, que no era la ciudad dónde uno podía elevar muy altos los barriletes de sueños personales.
Hicieron algunas cosas que, aunque ignoradas y olvidadas por casi todos, les permitieron descubrir hasta los túetanos el funcionamiento y los límites del mundo de la radio.
En plena primavera democrática, todo era política, discos nuevos, libros que circulaban como hoy circulan los billetes de mil. Mesas de café y ginebra, que le ganaban al Boliche de moda. Noches enteras de debates ridiculos. La busqueda de las piedras filosofales, esa sensación de que seiban a comer el mundo, porque para ellos, el mundo recien comenzaba.
Pero claro. Los dos, a su manera, eran jóvenes y bellos. Curiosos, alguito talentosos, y muy apasionados por lo que «sonaba» en la radio. Por lo que querían decir en la radio. Y por esa idea, ingenua y absurda, de que desde ahí podian cambiar algo del mundo.
Egocéntricos y ambiciosos. Los dos querian los mismos lugares. Uno lo supo enseguida y fue por ellos. El otro, esperó mucho tiempo en asumir que lo que quería era mucho más importante que lo que los demás esperaban para él.
La rivalidad ocupó todos los territorios. Desde los celos por el protagonismo, pasando por la competencia por las mismas mujeres, hasta llegar a poner a prueba al homicida que llevaban dentro, y que afortunadamente nunca apareció.
Por cobardes, nunca se agarron a trompadas.Ambos se temian. Ambos se respetaban.
La vida los fue separando. Uno se quedó en la «casa» universitaria, el otro salió a conquistar los lugares en el resto de los medios. Y lo consiguió.
Al final los dos, terminaron emigrando. Ninguno volvió al hogar. Ni siquiera los invitaron para el aniversario.
Sus vidas fueron muy diferentes. Ni mejores ni peores.
A uno lo cruzaron demasiadas tragedias. Al otro, lo acompañó la suerte del amor constante y la contención.
Pudieron ser millonarios, como otros. Pero la plata nunca fue el objetivo. Dejaron pasar los trenes de caudales, y se subieron a los del Tio Leo. Estúpidos, los dos.
Por eso, uno ahora intenta aprovechar sus últimos kilometros de utilidad, y el otro, se anda rindiendo, a pesar de que al escucharlo, mantiene casi intacto aquel sonido que supo conquistar a la mayoría de la audiencia santafesina. Por las mañanas y las tardes.
Se odiaron durante décadas, porque los demas alimentaban esa rivalidad.
Representaron lo que otros querian que representen.
A los dos los usaron y los tiraron, muchas veces.
Se vieron pocas veces en muchos años. Siempre terminan a las carcajadas, a pesar de deberse varias palizas.
Se dijeron las peores cosas. En público y en privado. Se lastimaron, se castigaron y consolidaron la idea- repito, sólo para una pequeña sub-aldea, dentro de un pequeña aldea que se llama Santa Fe- de que entre ellos sólo puede haber desprecio y saña.
Pero envejecieron. Orillando los 60, despues de muchas mentiras infundadas, de mucho recelo ridículo, de malos entendidos y simbologias falsas, volvieron a hablar.
A los dos les gustó la idea de «volver a hacer algo juntos». Uno recontra cargado de nostalgia, el otro más interesado en indagar aquello que los empezó a hacer, eso que terminaron siendo.
Fueron victimas y victimarios. Tiernos y crueles. Canallas y nobles.
Uno lo llamó para que contara su historia. El otro la contó. Y el resultado, fue una maravillosa descripción, incompleta y demasiado breve, de una parte importante de la historia de la radio santafesina. Que cumple 100 años, y aunque ellos se sientan jóvenes, fueron protagonistas, y actores secundarios, durante más de un tercio de ese recuento centenario.
La vida los bajó de un hondazo. Los barriletes subieron y bajaron. Nunca cumplieron aquella promesa que fueron. Pero están vivos, y cada uno a su modo, siguen molestando a los regentes de una ciudad que sigue teniedo, a los mismos dueños de entonces, o a sus sucesores.
No son amigos, que va. Hoy son dos extraños, pero cuando hablan y memorizan momentos- incluso muy duros – vuelven a reirse como en aquellos primeros tiempos.
No son ni fueron demasiados importantes. Aunque creo que todavia tienen muchas cosas para decirse, para contarse y para romperle los nervios a muchos.
Especialmente a aquellos que los dieron por muertos, que los excluyeron, que los intentaron moldear, y nunca lo consigueron.
A lo mejor… ¿ Quien te dice? La leyenda clase B de Colussi vs Cherep, puede tener nuevos capitulos.
Nunca serán historia importante. Pero será divertido. Salvo para algunos, que preferirán que nunca suceda





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