El gobernador de Santa Fe ganó las elecciones a convencionales constituyentes por casi 20 puntos de diferencia con el segundo. Una elección marcada por la dispersión opositora, una derrota de UNIDOS en Rosario y una merma importante de votantes. Las diversas lecturas, según la conveniencia, y el primer fracaso de La Libertad Avanza en el cronograma nacional.
José Saramago escribió «Ensayo sobre la Lucidez» en 2002, cuando la democracia empezaba a descascararse en todo el mundo. Aquella novela, desnudaba los riesgos del alejamiento de la gente con la política. Una elección comunal, con una mayoría absoluta de votos en blanco, ponía a los dirigentes políticos ante la disyuntiva de aceptar esa lejanía o buscar explicaciones conspiranoicas, que los alejaran aún más de las mayorías. Obviamente que eligen lo último, no sin antes describir cómo cada sector político, elige interpretar los resultados a su conveniencia.
La lucidez, antes que nada, reclama sinceramiento: Que la gente no vaya a votar, que un sector importante de la población, elija no ir a votar aún contra la obligación de hacerlo, es una muy mala señal. Sólo el 55,61 % de los empadronados concurrieron a las urnas y ese número, es el último eslabón de una escalera descendente que tiene múltiples interpretaciones. Como en la novela de Saramago.
Si a ese 55,61 % les restamos más de un 10% entre blancos y nulos, la voluntad positiva se reduce a un 45%. Y es un dato alarmante. Que no le cabe sólo al gobierno, sino a toda la dirigencia política, que no consigue entusiasmar a un grueso sector de la sociedad con lo que se juega en las urnas.
Pero aquí no hay lugar para conspiraciones. La gente no fue a votar, sencillamente, porque no estuvo interesada en el motivo de esa convocatoria: La campaña fue demasiado ligera, faltó difusión de la importancia de la elección- aquí caben todas las interpretaciones- y es probable, que los que no fueron a votar, muchos no hayan considerado importante que la provincia pueda modificar su constitución después de 64 años.
Ese es un problema. Y la única solución posible es recuperar a esos sectores, devolviéndoles la idea de que efectivamente lo que se vota, define sus derechos y modifica sus realidades. De lo contrario, es probable que la participación siga cayendo.
PERO SE VOTÓ, Y GANARON LOS QUE GANARON.
Aún así, más de la mitad del padrón concurrió y votó, en una elección que tenía sus complejidades: se elegían 50 por distrito único y otros 19, uno por cada departamento de la bota. Además, en todas las ciudades importantes, se realizaron las PASO para concejales y en otras, además, las candidaturas a concejales. Todo bastante confuso para una sociedad que anda extraviada, tratando de explicarse a si misma, cómo llegar a fin de mes.
Y en ese embrollo, votaron. Y eligieron de manera bastante clara.
Pullaro consiguió, hasta el momento, 20 convencionales por distrito único y 13 departamentales. Esos 33, lo dejan en la orilla de obtener la mayoría automática para la convención. El resto de las fuerzas, se dividieron las 36 bancas de la siguiente manera: El peronismo, encabezado por Juan Monteverde, llevará 12 representantes. Cuatro de ellos, por la vida departamental ; La Libertad Avanza, 10, incluyendo dos departamentales, Amalia Granata consiguió 7 bancas; el «otro peronismo», encabezado por Marcelo Lewandosky sumó 4 bancas y sobre la hora, la ex boxeadora «Locomotora» Castro, se alzó con 3 sillas. Estos números podrían modificarse, en una o dos bancas, cuando se haga el recuento definitivo.
Síntesis: el gobierno convocó a una elección de convencionales, le sacó 20 puntos de ventaja al segundo, y con la ayuda de algunos sectores aliados, concretará los cambios que se propuso al momento de sancionar la ley que ordenó la reforma.
Todo lo demás, absolutamente todo, es verso.
Lo que estaba en juego era eso, y cualquier intento por tomar el resultado electoral como un plebiscito para el mandatario, es apresurado.
Pullaro viene de tomar decisiones muy dolorosas para algunos sectores de la administración pública: hizo una reforma jubilatoria que implicó aportes adicionales y modificaciones en las edades para acceder al beneficio. Tuvo una actitud dura con el gremialismo docente, puso un premio al presentismo y descontó los dias a los docentes que faltaron o que pararon. Incluso descontó el día del paro nacional a todos los empleados públicos, a tres días de esta elección.
Mirar el 35 % de los votos obtenidos por Pullaro, como una baja performance del gobernador, es ignorar que el resto de las fuerzas también cayeron en sus niveles de representación- los dos sectores del peronismo, sumados ,no alcanzan a obtener el 25%, que es menos del 30% obtenido en 2023. Granata también perdió votos, y La Libertad Avanza, en tanto novedad, sumó sufragios pero se ubicó en el tercer lugar de las preferencias, a 23 puntos del gobernador.
El resultado es, a todas luces, debatible. Pero es mejor alejarse de las interpretaciones artificiales y acomodarlas a las necesidades de cada sector. Cualquier interpretación sobre números, comparaciones con otras elecciones, o búsqueda de «caidas», serán tan sólo deseos de los interpretes.
A Pullaro le caben las generales de la ley. Su desafío será ganar las elecciones en 2027. Y para eso, falta mucha agua por correr. Allí la suerte de Milei, la economía y las virtudes o los defectos de la propia gestión, resolverán el armado. Es muy temprano para hablar de eso. Hace dos años y medio, lo recuerdo, en Santa Fe todos daban por terminado el proceso del Frente opositor, y nadie imaginaba que tras Alberto Fernandez, el presidente argentino iba a ser un columnista de televisión con serios problemas emocionales.
La política en Santa Fe, como en todo el país y buena parte del mundo, está en crisis de representación y no hay «abstencionismo revolucionario» ni mensaje único entre los ausentes.
Pullaro consiguió un triunfo importante. Primero porque obtuvo lo que fue a buscar, la reforma de la constitución; y segundo, porque le despeja el camino para pensar en nuevas alianzas, por afuera de los límites provinciales, para conformar la tan añorada «tercera fuerza» que hoy reclama el país.
En Rosario sufrió un traspié. Pero es la consecuencia de jugar con «famosos». A Ciro Seisas, le tocó el beneficio hace dos años. Ahora, su colega Juan Pedro Aleart, debutante, se llevó esas simpatías. Da igual a que partido representen, al final, la gente termina votando al personaje. Ocurrió lo mismo en la capital provincial, con la candidata oficialista, la periodista, Maria del Carmen Luengo.
Los números de La Libertad Avanza se verán desde donde se quieran ver: Para algunos será una buena elección, atendiendo al debut. Para otros, una elección mediocre, que alcanzó a ocupar apenas el tercer puesto, en un contexto de apoyo al presidente.





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