Si hace diez días, o menos, alguien anotaba en una servilleta los nombres de la lista de diputados de UNIDAS, el resto de los miembros de la mesa, se hubieran burlado de él. Es más: si hace un mes, esa misma persona aseguraba que todos los miembros de UXCSF iban a concurrir juntos a las elecciones nacionales, probablemente esa burla se hubiera duplicado.
Pero pasaron cosas, y no son menores de cara al 2027. Y a octubre también, claro.
La nominación de Gisela Scaglia, la contención del socialismo y el control de la totalidad del radicalismo, ponen a Maximiliano Pullaro ( y a sus hombres más cercanos, claro) en una posición de poder, con pocos antecedentes en la política provincial, desde el retorno de la democracia, que no recuerda, a la postre, experiencias exitosas.
Reutemann tuvo un poder parecido, Binner al comienzo de su gestión y Lifschitz en el final de su gobierno. Por diferentes razones y circunstancias, ninguno de los tres pudo consolidar ese poder y desarrollarlo dentro y fuera del territorio provincial.
A Reutemann lo pudieron sus límites personales; a Binner el doble fuego grieta nacional, y a Miguel Lifschitz, su temprana muerte.
Pullaro enfrenta su oportunidad en un contexto político, que se supone muy dificil: No hay mucho espacio social para la tibieza y la mesura, ni para andar proponiendo diferencias. En el medio del peor «conmigo o con ellos». Con un estado muy complejo de la economía, que no ofrece ventajas.
Sin embargo en Santa Fe asistimos , para temor de algunos y resignación de otros, al ejercicio del poder de un grupo de dirigentes que entienden al gobierno como tal y proyectan hacia el escenario nacional, una alternativa sin prisas ni escándalos.
Ejercen el poder. Sin disimular ni exagerar nada: Radicales, socialistas, liberales, y peronistas no kirchneristas, reconducen la nunca bien ponderada «avenida del medio» de la mano de un grupo de gobernadores y dirigentes, que saben que al país le falta una alternativa y que deberán inventarla. Sin espantar votantes y sin que detrás de ellos se asomen los fantasmas del pasado.
Lo de Pullaro, no deja de ser raro: Es radical, dice cosas incómodas para el gobierno nacional y para el Kirchnerismo; toma decisiones antipáticas , y no se ha dejado llevar por las aguas violentas de la división nacional, ni por la especulación electoral en sus decisiones de gobierno .
Avanza sobre reformas desgastantes para su figura, y encima, propone como candidata a una dirigente del confuso PRO, que se desmarca del humillante sometimiento a su partido a LLA .
Raro todo. Pero real y consecuente con lo que dicen y hacen desde la gestión pública.
No está claro que la jugada, riesgosa y con efectos sobre el funcionamiento institucional de la provincia, pueda sortear con éxito el objetivo de octubre, claro.
Lo que si queda claro, porque formó parte de las discusiones y las promesas a la hora de cerrar el acuerdo electoral, es que los diputados de esta coalición, que se elijan en octubre, formarán parte de un esquema que puede ser protagonista de la pelea presidencial en 2027.
Y ahí Pullaro, aunque lo niegue de manera terminante, será protagonista. Algo que molesta al Mileismo y al Kirchnerismo, en la misma medida.





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