Se dice fácil. Pero a la hora de contarlo, es un montón de dinero. Y a la hora de obtenerlos, más aún. 140 mil millones de pesos es lo que «cuesta» solamente el aumento del 7% semestral a los docentes. Y todos coincidimos que es una propuesta baja, para este contexto salarial y social. Pero si se pretende más… ¿ A quien se lo saca el gobierno?
Es una cuestión de números. Como en la discusión de la reforma jubilatoria. Por un lado, la innegable necesidad. Por el otro, los gobiernos y sus limitaciones. Es odioso e hiriente.
En el caso de las provincias, agudizado por el retiro de fondos nacionales y por una baja sostenida de los ingresos genuinos. La gente elige pagar la comida, la tarjeta, los servicios, el transporte, antes que los impuestos. Lógico: se paga lo que se corta. Y ni la patente ni el impuesto inmobiliario, producen la interrupción de ningún elemento indispensable para vivir.
La diferencia entre las provincias y la nación, es que no tienen muchas maneras de obtener recursos propios, de aumentarlos.
Y el «sinceramiento» económico tiene sus bemoles. Por un lado, ofrece la posibilidad de pensar el futuro desde alguna perspectiva menos engañosa que la inflacionaria. Pero por el otro, y ya se siente en la calle con más fuerza que nunca en estos 19 meses, el ajuste de las cuentas públicas, se apoya especialmente sobre los salarios.
La mayoría de la sociedad, al menos eso dicen las encuestas, parecen dispuestos a bancar esto. Y lo vemos con espanto en algunas decisiones que parecen sacadas de un mundo salvaje: el Garrahan, el Conicet, el presupuesto de las Universidades y el abandono a las personas con discapacidad.
Para abajo, las otras discusiones y la discusión salarial docente, especialmente, como siempre, trae aparejados distintos debates. ¿ Los docentes cobran bien? No. ¿ Los docentes merecen mejores salarios? SI. Y la tercera, la más incómoda y odiosa de todas las preguntas es : ¿ De donde se saca la plata para aumentar esos salarios?
Ahi, es probable que se escuchen los grillos y después mucho ruido.
¿A QUIÉN Y CÓMO?
La anti política suele caer en simplificaciones fáciles de echar a rodar, pero que carecen de sustento.
Por ejemplo: No faltara quien diga… «¿ por qué no usan la plata de la Convención Constituyente para pagarle a los docentes? Y supongamos, para goce de los que odian a la política y a las instituciones, que se usa esa plata. Entonces tendremos 400 ó 500 millones para los aumentos salariales de los docentes. Algo así como el 2,5% de UN punto salarial, sólo por UN mes. O para mejor decir, el 0,32 % de un aumento como el que se ofrece de manera semestral. Resumen: Es mentira que la reforma constitucional, a mi juicio necesaria, implique quitarle plata a docentes o jubilados.
O usarán el siempre engañoso asunto del «Gasto Político», que si, que debe ser ajustado al extremo de las posibilidades, pero que es imprescindible para el funcionamiento del Estado. Los que dicen con soltura «bajen los costos de la política», están diciendo sin saberlo, en algunos casos, «bajen la cantidad de empleados». ¿ O acaso no es eso lo que está aplicando el gobierno de Milei, sin ninguna piedad?
En las antípodas del discurso antipolítica, ma non troppo, aparecerán los que dicen: ¿ Por qué no le sacan la plata a los que más tienen? Y entonces uno debe preguntar… ¿ Quienes son ? Y ahí la lista que se escucha es rarisima: Primero te dicen «el campo», que es el único sector de la economía que genera lo único que necesitamos hoy: dólares.
Y dicen : «Cobren ingresos brutos a los del campo», reclamando precisamente lo contrario a lo que se reclama para una reactivación: No meterle ingresos brutos a la actividad productiva.
La provincia avanzó impositivamente sobre las actividades financieras y las Fintech. Sin embargo, los primeros en quejarse son los que piden que le cobren ingresos brutos al campo, precisamente porque » trasladan el impuesto». ¿Creen que no ocurrirá con los sectores de la economía agricologanadera?
No faltará quien diga, muy suelto de boca… «Quitenle a los Puertos privados, a las cerealeras, a Vicentín». Bravo. ¿ Alguien puede explicar cómo se hace eso, sin que implique una devolución de gentilezas a la hora de liquidar dólares? Ah, no sé. A lo mejor creen que se trata de ir con la policia de la provincia de Santa Fe, pararse en los puertos y secuestrar los dólares que entran. ¿ Será así?
Lo de Vicentín… ¿ Cómo es posible que la gestión de Pullaro no haya podido resolver lo que ninguno de los últimos 3 presidentes argentinos no pudieron? La idea de que » Vicentín es un negociado continuo», es una definición tan obvia, que a veces ofende.
¿No lo tienen que resolver los jueces a eso? ¿ Por qué no le preguntan a los miembros de la Corte Santafesina que durmieron el expediente durante meses para darle tiempo a los dueños de vaciar lo que faltaba?
¿ Y si no son las cerealeras, los productores agropecuarios y el confuso concepto de «los puertos»? ¿ A quien le sacamos 140 mil millones para duplicar el magro 7 % ofrecido a los docentes, y otros 100 mil millones para el resto de la planta estatal, que incluye a Médicos y enfermeros, entre otros?
¿Hay que echar empleados públicos? ¿Sacarle la plata a los discapacitados? ¿Dejar de comprar medicamentos oncológicos? ¿L e sacan a la seguridad? ¿ dejan de invertir en patrulleros y en insfraestructura policial? ¿ Paramos la obra pública? Dejan de actualizar los gastos de funcionamiento de los hospitales, mientras la demanda se duplica o se triplica?
Nadie responde con exactitud ni qué, ni cómo, ni a quién.
Los docentes santafesinos, sufren la depreciación del salario, del mismo modo que lo sufren el resto de los asalariados de Argentina. Sufren la debilidad de posiciones en las discusiones paritarias, y se enfrentan a un presente angustioso y complicado, como el de cada uno de los argentinos que flotamos entre la clase media baja y la vieja clase media.
Pedirles paciencia es injusto. Pero tampoco quedan muchas alternativas.





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