Ayer se votaron las primeras reformas en la Constitución de Santa Fe. Todas, absolutamente todas las reformas, responden a demandas sociales. Todas, fueron votadas por una abrumadora mayoría, que fue a su vez votada hace pocos meses. Aún así, resonó el discurso facilista, de gandules y haraganes que insisten con «la casta» y la «lejanía con la gente».

Y en ese entramado de sujetos subidos a la cómoda figura de acusar de todos sus males a la política, hay quienes operan desde la perversidad. A esos, hay que responderles con más política. A esos hay que recordarles que no hay democracia sin política. Y que si no quieren más políticos, no quieren el sistema de representación, y con eso, no quieren ni las libertades individuales, ni las colectivas.

Con la mendacidad, no hay posibilidad de negociar nada. Ellos aprovechan las debilidades para patear en la cabeza al herido. Y nada es más antidemocrático, que aquel que abusa argumentos falsos,para desacreditar a quienes ganaron.

Vienen a dictar moral , mientras se quedan con porcentajes de los recursos públicos más sensibles. Vienen a proponer cambios, mientras ignoran el territorio sobre el que les toca legislar. Vienen a descalificar a «la casta» , mientras ponen a sus maridos y familiares en los cargos que les tocan. Vienen a cuestionar las decisiones que están cambiando algunas cosas, como la seguridad pública, y no proponen ninguna solución alternativa. Vienen a discutir lo que no está en discusión. Vienen a romper, sin que les importe nada más que sus futuros personales.

También están los ignorantes, claro, cansados de frustraciones y fracasos. A esos, hay que darles argumentos y recordarles, si tienen edad para hacerlo, que no fue otra cosa que la política lo que salvó a este país de peores tragedias. ¿ Que hicieron, sino, Alfonsín y Duhalde post estallido del 2001? ¿ Quienes sino dirigentes responsables, de todos los partidos democráticos, fueron los que salieron a rescatar a los que quedaban heridos tras los estallidos no (sólo) de la política, sino del sistema económico financiero?

A esos, informarlos sobre los riesgos del caos, del abandono del Estado, del sálvese quien pueda. Del accionar de los mendaces, que siempre apuestan al caos, a la confusión y al desastre. Para enriquecerse, con la pública. O con la privada, pero con el facilitamiento de la pública. El voraz sector del empresariado nacional, que nunca piensa en el mediano y largo plazo. El ventajero.

Y después, claro, los sujetos que desde la misma política prestan colaboración continua, para preservarse, al destructivo e inútil discurso de la antipolítica, anticasta, y todos los sinónimos que valgan. Esos, son los peores.

Los culposos. Los que no se bancan dar la discusión por vergüenza, por temor a perder el lugar que se ganaron a través de la voluntad popular, no del dedo de un emperador. Los que son esencialmente resultado de la política y la militancia, pero dicen «No ser la política»

Los diputados, senadores, convencionales, concejales, gobernadores y demases, que se escudan en «lo que quiere la gente», para renegar de su propia naturaleza existencial: la política.

A esos hay que pedirles que salgan de las cuevas, que pongan la cara y defiendan a la única actividad que conocemos los seres humanos para poder activar soluciones comunes. A la única manera de organizar y garantizar que las mayorías y las minorías, sean respetadas.

Que dejen de multiplicar esa sensación de vergüenza instalada, que asocia a la política, sin ningun miramiento, al delito o la inmoralidad.

Nadie pone en dudas los errores, los fracasos, la corrupción y cierta indolencia de buena parte de la dirigencia política. Pero no hay otro camino que no sea purgar a la dirigencia, desplazar a los responsables del deterioro, a los culpables del proceso inmoral de la administración de los recursos públicos.

Y avanzar. Que será con políticas y no sin ellas, la única manera de salir de este laberinto trágico al que parecemos condenados los argentinos.

¡Salgan a defenderse, Salgan a reivindicarse! Salgan a mostrar que así como han cometido errores, también han cambiado la vida de muchas personas, las han mejorado, les han dado soluciones, construyeron obras que cambiaron la calidad de vida, que sancionaron leyes que protegieron a los que no tenian protección. Que tomaron decisiones que bajaron los indicadores de violencia. Salgan a reivindicar a los otros políticos, a los que lo hicieron bien…

Dejen de especular. No hay futuro político alguno en el vacio de la antipolítica.

Es probable que estemos cambiando de era, que se acabe una etapa del mundo occidental, de la inteligencia humana y de valores que parecian indiscutibles.

Pero no será librando a su suerte a débiles y poderosos en medio de la selva de las desigualdades. Eso, es la desintegración social. Y REPITO : no hay otro camino, conocido, que no sea la política.

Ayer, mientras se sancionaban los nuevos derechos constitucionales de Santa Fe, un grupo de mendaces y otros tantos ignorantes, salieron a descalificar a la política sin ninguna distinción. Pero lo más grave, fue la colaboración y la complicidad de algunos «progres» y «bienintencionados», que por quedar bien con la tribuna, terminan rechazando lo que ellos estarian aprobando con dos brazos, si les tocara el lugar del oficialismo provincial.

Nadie saldrá a defender a la política, si no sienten el honor de ser dirigentes políticos. Si no se animan a atravesar este temporal de indignidades y violencia Mileista, con la dignidad de quienes están convencidos, y ponen por delante de sus propias necesidades, las del conjunto.

Los limites a las reelecciones, son un ejemplo. La eliminación de los fueros, también. ¿ Les molesta que una mayoría, transversal, y con legitimidad popular absoluta y reciente, imponga su voluntad? Pues es sencillo: ganen las elecciones y pacten con sectores que piensan distinto para imponer sus ideas.

Salgan a defenderse, porque afuera ( y adentro) hay quienes insisten en destruir lo único que nos va a salvar como sociedad: El estado y las maneras de administrarlo. O sea, la política


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