La denuncia que presentó el gobierno contra una supuesta conspiración «ruso/venezolana/polaca/kirchnerista/Rialista» es tan desopilante, tan disparatada, que ni el recuerdo del «Yeneral Gonzalez» en su Costa Pobre, alcanzan para dimensionarla. La política en su versión de menor calidad, empezando por sus protagonistas.

La ministra Bullrich habla en televisión y asegura:

–«Somos victimas de una operación de inteligencia ilegal» y el periodista, de oficialismo probado le repregunta:

–¿ Cómo saben que es una operación?

-No, dice ella. No sabemos.

–¿ Entonces por qué piden allanamientos para los periodistas?

–Nosotros no pedimos allanamientos

–Ministra, acá tengo la presentación y dice claramente que si..

El dialogo no es inventado, ni salió de la boca de un personaje de Ariel Tarico. El dialogo es real y demuestra que la ministra ni siquiera sabe lo que está planteando, pero aún así lo plantea y lo defiende. Sin argumentos, sin asideros reales, sin ningún anclaje con la realidad.

¿ En serio dicen que esto es el resultado de una acción que incluye al Kremlin pasa por Polonia baja a Venezuela, hace escala en Bolivia y después en la AFA, para terminar en los teléfonos de los periodistas de un streaming que se llama, encima, Carnaval?. Ni Eddie Pequenino haciendo el presupuesto de los trabajos, llegó a semejante desvarío.

Nadie sabe quien grabó, ni donde, a Karina Milei. No sabemos tampoco qué dice Karina en los audios, porque hasta ahora- lo robo de un twitt- lo único preocupante de los audios ventilados de la hermana, es su pobre manejo del idioma español…

Lo que sabemos, si, es que la disparatada orden del juez Alejandro Marianello- cinco veces denunciado por abuso sexual- llega para frenar la difusión de otros audios, cuyo contenido por ahora desconocemos y que esa prohibición- por ilegal e ilegítima- agrava la sospecha sobre la hermana de Milei, en lugar de despejarla.

Tampoco nos explicaron si lo que dice Spagnolo es cierto o no, o si la hermana y el clan Menem participan o no de las ganancias en los negocios de la ADIS con los medicamentos. Ni responden por los sobreprecios sextuplicados en oftalmología en el PAMI. Como nunca explicaron el afano de L$BRA. Aunque el presidente dió una pista- lapsus, la semana pasada. «Les estamos choreando los afanos»

Lo de este gobierno alcanza ribetes menemistas, pero tiene menos calidad. En este espectáculo penoso, todo, es de baja calidad. Los politicos, los funcionarios judiciales, los empresarios que se escapan con dólares en la mano, la prensa que los justifica y digamoslo, claro, el tipo de periodismo que se encarga de hacer las denuncias.

Rial, Canosa, la ex movilera devenida en diputada arrepentida, Marcela Pagano… La hermana pastelera y tarotista. La bruja que predice la salida anticipada. El presidente volando a Las Vegas a ver a su ex novia , Fatima Florez, que actúa en un hotel…

Las grabaciones, las pesquisas, la ministra tonta y vacilante.

¿ A quien le corresponde garantizar la seguridad de la Casa Rosada? ¿ Quien tiene las llaves para que la tecnología precaria de un grabador de voces, ingrese sin problemas al despacho de la Secretaria General de la presidencia? ¿Quién era el amigo de Spagnuolo que lo recibió 48 veces en su despacho ? ¿ A quien le responde Lule o viceversa?

Ni Alberto Olmedo se animó a tanto, mientras interpretaba al dictador de Costa Pobre. Ni el más agudo humorista nacional, pudo alcanzar el nivel de lisergia que muestran el presidente y su troupe.

Este gobierno, lo olemos los que vivimos más de 50 años, transita sus últimas páginas. Y el poder, el otro, el permanente, ya prepara los relevos.

Nadie intenta tumbarlo, porque se está tumbando solo. Como empezó a caer el gobierno de De La Rúa cuando se descubrió la «ley Banelco», como se empezó a desmoronar Alberto Fernandez, cuando vimos la foto de «La Fiesta de Olivos» en plena pandemia.

No hay nadie del otro lado que esté haciendo nada para voltearlo a Milei, pero tampoco hay nadie sosteniéndolo. Ellos mismos hacen todo. O por sus internas amateurs o por su incompetencia.