Si hace seis meses, apenas, alguien consultaba a las voces sobre las elecciones a diputados nacionales de octubre, la respuesta era lacónica y desganada: «No es nuestra discusión». Pasada la Reforma, y con un gobierno nacional en crisis profunda, Octubre se convirtió en una cita «muy importante» para la gestión y para el futuro de Provincias Unidas.

Maximiliano Pullaro y sus principales colaboradores, no parecen dispuestos a descansar. En 21 meses de gestión, consiguieron todas las reformas que se habían propuesto en el arranque. Y lo dicen sin cortapisas: «Queremos ganar las elecciones de diputados nacionales. Si jugamos, lo hacemos a fondo y con el objetivo de ganar» dice en una mesa con periodistas, uno de los máximos referentes del gobierno.

Las cosas cambiaron mucho. La paciencia y la voluntad de colaboración que mostró Pullaro con el gobierno nacional, parecen haberse terminado. El mandatario hizo todos los esfuerzos para tener una relación cercana con la gestión de Milei y lo que recibió fueron mayores recortes, desplantes presidenciales y una larga lista de promesas incumplidas.

«Ni Kirchneristas, Ni Mileistas. nosotros bregamos por los intereses de la provincia. Nosotros estamos defendiendo a Santa Fe, y vamos a acompañar todo aquello que favorezca a su desarrollo, y resistiendo lo que nos perjudica. No es tan dificil» dice el mismo dirigente, a cargo de un ministerio clave.

Pero las cosas cambiaron mucho: la gestión Milei entró en un espiral de errores y desaciertos, a lo que le agregaron una cuota grave de sospechosa corrupción. La economía parece encerrada en un juego financiero, el dólar ( otra vez) entró en fase de control a través de la quema de reservas, las tasas vuelan, las importaciones están devastando a la producción nacional y el desempleo empieza a mostrar una realidad que se contrapone al logro de haber bajado la inflación. «Es la paz de los cementerios» repite un funcionario, advirtiendo que «bajar la inflación, a costa de matar la actividad económica, no es un logro. Es una consecuencia natural»

Y un grupo de gobernadores, hasta hace poco calificados de «opositores blandos», ahora se plantan del otro lado de Milei, advirtiendo que terminó el veranito, que las elecciones de Buenos Aires muestran que la sociedad va retirando su apoyo, y que no piensan regalar su capital político a una gestión que «no nos escucha».

Y el 26 de octubre, que era un asunto menor para la gestión de Pullaro, se volvió «clave». Y aquello que parecía ser un desganado acontecimiento que prometía «una paliza de LLA», ahora es un objetivo primordial en el que se apuesta ,ni más ni menos, que a la figura de la vicegobernadora Gisela Scaglia, para enfrentarse al sello del presidente- con un candidato ignoto- y al rearmado «peronismo K», que en su conformación dejó más heridas que acuerdos.

Asi las cosas, desde Casa Gris, apuestan a un nuevo triunfo. A sabiendas de que la parada es más dificil que las anteriores, y que los riesgos políticos son mayores, al menos desde lo táctico y de cara a 2027. Tanto en lo provincial como en lo nacional.

Ahora, con el diario del lunes, y con un armado interprovincial que cuenta con la simpatía de muchos sectores de la economía argentina, el gobernador aparece en medio de las luces opositoras, compartiendo escenario especialmente con su par cordobés de extracción peronista, Martin Llaryora; y con el joven Pro, «Nacho Torres» de Chubut.

A Pullaro, mal que le pese, ya no le cabe sólo la chance de una eventual reelección en su cargo, sino que su nombre aparece directamente mencionado como aspirante natural a la sucesión de Milei. No lo quieren, pero no lo pueden evitar: Los resultados del 26 de octubre, se cotejarán también con los de Córdoba. Y las lecturas de esos resultados, especialmente para el mal llamado «Establishment», serán determinantes en el dibujo político del futuro.

Las PROVINCIAS UNIDAS, aspiran a crear el siempre frustrado tercer espacio, oponiéndose a Milei, a sus políticas y a sus modos; pero repitiendo que «no se puede volver al Kirchnerismo», como un axioma inamovible. La consigna es : «Producción, reinvertir en ciencia, en tecnología, en educación y estimular al mercado a partir de la Obra Pública. Es un modelo desarrollista, que se opone claramente a las directrices de este gobierno nacional, pero sin desaprender que no se puede crecer con inflación y déficit fiscal, un infierno que se lo debemos al populismo K. Por eso no se puede ni siquiera pensar en retroceder un centímetro en ese sentido: es contra Milei, pero también contra el modelo de gestión populista que nos trajo hasta esta situación»

La campaña ya empezó. La vicegobernadora empezó a caminar la provincia, el candidato libertario sale por redes sociales, sin dar entrevitas, y el PJ se lanza bajo la consigna «PullaroesMilei». En ese mismo río pescará el Frente Grande de Del Frade, Palo Oliver y Balagué. Ellos apuestan a quedarse con un pedazo del kirchnerismo «excluido» del armado partidario oficial, como el Movimiento Evita y La Cámpora.

El PJ tendrá dificultades para mostrar a algunos de los integrantes de su lista, que por propios y extraños son considerados «piantavotos», como Agustín «El Chivo» Rossi, y el menemkirchnemassista, Oscar Cachi Martinez. Delante de ellos, una candidata extrapartidaria, como Karen Tepp, que no tuvo mejor idea que aparecer en unos afiches con su marido, Juan Monteverde, que ganó las elecciones a concejales y convencionales en abril, pero que no cae demasiado simpático al peronismo orgánico.

A menos de 45 días, Santa Fe entra en el último tramo de un año que será recordado como clave para el destino de la provincia: primero por la reforma constitucional, y finalmente porque del resultado de las próximas elecciones, se definirá buena parte del destino de Pullaro. Un gobernador que viene avanzando a paso redoblado, mal que le pese a los opositores. Y al presidente Milei, claro.


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