¿ Qué parte de «espantan» no entienden desde San José 1111? El triunfo de Milei en todo el país, incluida Santa Fe, tiene un anclaje visible en el temor al retorno del Kirchnerismo. Y pongo Kirchnerismo y no peronismo, porque a pesar de muchos que intentan diferenciarlos, para la gran mayoría de la sociedad son sinónimos.
Cristina bailaba en el balcón. Los números ya se sabían. Y ella bailaba, como celebrando presuntamente, por encima de cualquiera de las consecuencias electorales, haber tenido razón en su posición sobre un asunto interno. No lo dijo, pero no faltaron Mendozas y Carignanos que lo ratificaran a los pocos minutos. El festejo era contra Kicillof, el único de los propios que había en el horizonte como algo «relativamente» nuevo, y que el domingo sufrió, como todo el peronismo, un golpe de realidad.
Una buena síntesis del extravío y la ausencia de contacto con la realidad.
Cristina y sus exégetas, parecen no entender lo que representan en la mayoría del imaginario colectivo. La memoria que duele es la inflación, Alberto Fernandez, es la fiesta del gasto público, es el desperdicio de una década de condiciones macroeconómicas propicias para el crecimiento, es Lázaro Báez, es haber desaprovechado mayorías casi absolutas para modernizar la educación, las reglas laborales, las políticas fiscales. Una proyección de nuevos derechos que se hunden frente a la imposibilidad de proyectar una vida «normal».
No son gorilas, ni fachos, ni lobotomizados por las ideas libertarias. Son gente que labura, que tiene pibes en la educación pública, que sufren las consecuencias de este ajuste sin antecedentes. Y sin embargo, votan «en contra» de los que sólo prometen «parar al gobierno».
Milei gana, entre otras cosas, porque el Kirchnerismo espanta. Porque no representa una opción, ni la salida. Porque ya confiaron en ellos a la vuelta del gobierno de Macri, y el resultado fue Alberto Fernandez. La sociedad que parece liviana, está todavía afectada por esa frustración que terminó con un 50 % de inflación mensual.
¿ No lo entienden o se conforman con sostener una fuerza opositora que excluya a todos los demás opositores?
El Kirchnerismo, esa trama política nacida al calor del fin del siglo XX y de la mano de un renacimiento de las ideas populistas de izquierda, parece no entender a que sociedad le habla: La líder está presa. Pero no está con prisión preventiva, bajo proceso. Está presa con condena firme, y para colmo, algunas causas abiertas y en marcha, anticipan que su condición será agravada.
Sus discípulos repiten la teoría del «Lawfare» como mantra. Como si eso pudiera explicar lo inexplicable: La mayoría de los ciudadanos argentinos creen, porque lo ven, que ella y su marido se enriquecieron ilícitamente. Que sus gobiernos fueron maquinarias de negocios entre amigos.
No hubo 17 de octubre en su detención y eso debió haberlos despertado. Apenas una pequeña multitud vitoreándola. Como rodean los fanáticos a los hoteles donde se alojan las starspop que visitan el país. A eso se redujo la reacción que prometía que si la tocaban, ardía el país. Y la tocaron, y le pusieron tobillera electrónica. Y la borraron para siempre, si, de la categoría de elegible.
Las mujeres y los hombres «con barro en los pies» no ven en ellos ninguna esperanza. El Kirchnerismo no representa lo que ellos creen que representan.
El peronismo no alcanza a leer la realidad. A uno de los candidatos de Santa Fe, Agustín Rossi, se le cayó la genial idea de prometer «una ley para liberarla a Cristina». Un disparate jurídico, claro. Una ausencia casi absoluta de comprensión de lo que quiere en realidad la mayoría de la población. En Santa Fe, también, inventan una máscara nueva llamada Caren Tepp. Una mujer que reivindica al chavismo y se identifica con un relato ideológico fallido en toda América Latina y que sólo se sostiene en los lugares donde habitan dictaduras: Venezuela, Nicaragua, Cuba.
En las calles, en los negocios, en cada lugar donde uno vive, está lleno de exiliados venezolanos. Exiliados, si. Gente que se tuvo que ir de su país para poder sobrevivir. Son empleados en negro, precarizados, y eligieron esto, para dejar atrás sus familias y amigos. ¿ Que cree Tepp que dicen esos trabajadores, obreros, laburantes, cuando la escuchan? No se puede hablar cincuenta años después de los efectos de una dictadura en tu país, mientras se celebran otras dictaduras.
El kirchnerismo debe dejarle paso a una renovación urgente de la oposición argentina, con mayor asidero en la realidad y con un nivel de comprensión de la sociedad en la que vive. El clivaje con la realidad es absoluto: La insistencia anacrónica en consignas que no se correlacionan con la representación «popular», produce los efectos contrarios: ¿ De verdad creen que se debate el colonialismo de Trump? ¿ En serio creen que las leyes laborales vigentes, atadas al negocio crónico de los sindicatos y sindicalistas ricos, son considerados «derechos» para el grueso cordón de laburantes en negro que crece sin control desde 2011?
Gobernaron 16 años y dejaron al país en un estado emocional frustrante, con una acumulación de traumas y fobias, que no terminan de leer.
La sociedad reclama vivir con cierta normalidad. Y eso implica, entre otras cosas, ofrecerle algún rasgo de previsibilidad a la vida cotidiana. Y Milei, nos guste o no, incluso sabiendo que los efectos de este «no plan económico» puede producir en el futuro, instaló una sensación de haberlo conseguido, y el domingo, una mayoría, salió a defenderlo.
¿ Se puede culpar a la sociedad del espanto que significan? Ni Espert, ni el concierto esperpéntico del presidente en el Movistar, ni las supuestas coimas de la hermana en ANDIS, ni el abandono a las Universidades, la Ciencia, el Garrahan y las personas con discapacidad , fueron suficientes motivos.
Hay un enorme trauma social llamado Kirchnerismo, que funciona como fantasma. Es el límite que la sociedad, o la mayoría de la sociedad, parece no estar dispuesta a cruzar.
Nadie discute que una nueva fuerza opositora, debe estar compuesto por el peronismo. Es una obviedad, aunque algunos sueñen con su «eliminación». Pero el peronismo deberá gestar otra opción que lo ayude a reconfigurarse sin rastros de un pasado que hoy, es puro espanto.





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