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No voy a escribir una nota defendiéndolo a Jorge Lanata. No creo que haga falta, ni que me sume nada hacerlo. Pero acabo de ver su discurso en los Martín Fierro y descubro una cosa que se volvió común en Argentina: no importa lo que se diga, sino quien lo dice. Y no importa si lo que dicen en cierto o no. Las cosas serán relevantes en la medida que lo diga alguien que nos represente, aunque lo que diga sea una catarata de mentiras o fábulas.

Lanata se ha ganado el rechazo de gran parte del pais. Su apellido es sinónimo de desprecio, negocio, dinero, Clarin, derecha, medios hegemónicos, Magnetto, dictadura o complicidad con los milicos que secuestraron niños  durante la dictadura. Nadie lo dijo, pero se me ocurre que algún adolescente ignorante ( que abundan) que le escapó a la lectura de la historia de los últimos 40 años y se aferra a un conjunto de consignas algo distorsionadas con el presente crea que Lanata arrojó a las Monjas Francesas junto a Astiz.

En ese extravío que significó perder a Lanata como referencia, como se perdieron Magdalena Ruiz Guiñazú ( miembro de la CONADEP) o algunos periodistas brillantes como Halconada Mon; se enterró cualquier posibilidad de escuchar al otro.

Y entonces, no importa lo que dice el otro. Directamente lo chiflamos. Buscamos evitar que lo diga.

Ojo. Creo que en una situación similar, lo propio le ocurriría a Victor Hugo Morales. No dudarian en chiflarlo si se pusiera hablar de los abusos empresariales de Clarin, o de los Panamá papers. También lo chiflarian. Buscarian evitar que lo diga. Aunque sea cierto. Aunque estuviese diciendo la más clara verdad.

Ayer Lanata dijo: «Habia bolsas con dinero, habia estancias, eran socios» Y es verdad. Joda o no, sea funcional o no, Lanata hace tres años que viene denunciando que Lázaro Baez era un testa de los K. Corroboró su enriquecimiento, exploró la inexplicable riqueza del ex chofer de Nestor Kirchner, y eso detonó en una denuncia judicial que demoró y demora en avanzar.

A eso se lo negaron de todas las maneras posibles. Por izquierda y por derecha. Desde VHM, pasando por Brancatelli, MAuro Viale, Vertbisky, Aliverti , 678 , y todos los medios oficiales o paraoficiales que bancó el gobierno de Cristina.

Pero resultó cierto. Es cierto. Baez no puede explicar nada de lo que tiene. Ni puede explicar sus propiedades, ni sus cobros anticipados, ni sus alquileres a la familia presidencial, ni las cuentas en Suiza.

Cuando asumieron, Baez era cajero del Banco de Santa Cruz, y hoy es uno de los hombres más prosperos de la Argentina. A eso nos lo contó Lanata. y muchos se burlaron.

Pero era cierto. Y frente a la realidad flagrante, no caben las dudas, ni los peros.

Si uno va por la calle y ve a un hombre violando a una mujer, no puede relativizar la gravedad de los hechos de acuerdo a la posicion política del violador o de la violada. Es un delito, que no tiene nada que ver con la ideología de la victima o el victimario.

Eso me pasó cuando vi el discurso de Lanata y los chiflidos.

¿ chiflaban a Lanata o chiflaban para tapar la verguenza que significa saberse justificador de ladrones y enriquecidos que usaron la guita pública para sus propios negocios?

¿ da lo mismo que Baez sea culpable o inocente?

La respuesta no puede ser: ¿ Porque no hablan de los Panamá Papers?

No. Tenemos que exigir que se hable de todo: del ajuste macrista, de los panamá papers, de la fragilidad presidencial cuando toma decisiones y también de la corrupción Kirchnerista.

Lo diga quien lo diga. Incluso Jorge Lanata

 

 

 

Un comentario en «Pero tenía razón»

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