19 de mayo. Tras el despertador, una noticia se trepa al frío día y deshiela la modorra: La ex Fiscal Fein habla con Luis Novaresio en La Red y dice: » Para mi fue un suicidio inducido» y tras cartón, agrega: «Tengo sospechas de un grupo de gente que estaba a la espera de algo. Se comunicaron entre ellos. hablaron entre ellos para saber efectivamente qué pasó.Y que son el señor Pocino, Massino, el señor Stiuso, el señor Milani, el señor Mena, Es la intercomunicación de seis, siete personas, desde las 9 de la mañana hasta las 11 de la noche del domingo», dijo.
La que dice esto no es otra que la principal responsable de llevar adelante la investigación de la muerte del Fiscal Nisman, desde aquella noche de enero de 2015 hasta diciembre del mismo año. Apenas unas horas antes de que el ex funcionario fuera al Congreso a exponer sus convicciones sobre la participación del Gobierno de CFK en la obstaculización del esclarecimiento del atentado en la AMIA.
Fein mencionó a ex integrantes de la SIDE -como Fernando Pocino y Jaime Stiuso-, el jefe del Ejército César Milani y Juan Martín Mena, segundo de Oscar Parrilli en la Agencia federal de Inteligencia.
Muy suelta de lengua, la Fiscal arremetió contra quienes nunca había arremetido y expuso una hipótesis que nunca había planteado.
Pasaron muchas noches desde aquel balazo en la sien de Nisman. Pasó mucha mugre sobre la causa. Hicieron un operativo bochornoso apenas sucedió, contaminaron todo lo que pudieron, el Secretario de Seguridad Berni recorrió la casa antes que la fiscal, politizaron la causa. La presidenta dijo que lo habían asesinado, algunas horas después de haber dicho que se había suicidado. La oposición dijo que CFK lo mandó a matar. Victor Hugo sostuvo siempre que se había «suicidado por vergüenza» . Hubo un colaborador de Nisman, Lagomarsino, que le prestó el arma mortal. Acusaron a los iranies, a la mafia mexicana, a la propia CIA, incluso a la vida privada de Nisman, que era muy «de la noche», decian, y que quizás eso le había costado la muerte. Stiusso se rió de todos. Entró y salió del país las veces que quiso. La justicia NUNCA detuvo a nadie. La SIDE trabajó con serenidad los meses que le siguieron a la muerte. Milani era Jefe de las Fuerzas Armadas. La miltancia K – en especial Luis Delía y Quebracho- acusaron a Nisman post-Morten de Agente del MOSSAT, los argentinos nos fuimos acostumbrando al asunto. Hubo una gran marcha, una segunda menos importante, y finalmente las elecciones, la economía y la inseguridad tapó todo. La causa cambió de Fiscal, y hoy siguen apareciendo «pruebas» cómo la comunicación de la Madre de Nisman llamando al 911 apenas encontró el cuerpo de su hijo. La critican por la frialdad de su tono. Sugieren que algo sabía. En fin… Nisman nunca termina de morir.
A estas alturas de la historia, y con la frialdad con la que nos referimos a este tema, sólo cabe hablar de impunidad. Una vez más, como tantas otras veces en el terruño de los sin culpas, todos tenemos la certeza de que a Nisman lo mataron, pero también sabemos que nunca sabremos exactamente quien fue ni cómo fue que lo hicieron.
Lo que hace que su muerte nunca, jamás, mientras vivan sus hijas, mientras haya quienes insistan en esclarecerlo, mientras los familiares de las victimas de la AMIA no se callen para siempre, se termine de consumar.
La de Nisman es la muerte eterna. Una de las muertes graves, sino la más, desde el retorno a la democracia.
Alguien debe saberlo, y lo calla.
Sólo cabe preguntarse: ¿ que clase de persona es aquella que es capaz de mandar a matar, o matar, o de saber lo que ocurrió y callar? Cómo mínimo alguien que desprecia la vida y entiende a la muerte como parte de las reglas, si se trata de sostener un lugar, un espacio de poder, o una cuota de beneficios.