Argentina es un país tan extravagante que hasta los números son interpretables. Lo normal es que los números , en la medida que sean los verdaderos, no admiten discusión. 10 son 10, 20 son 20 y 100 son 100.
En todo caso, lo que se puede es discutir si los números son altos o bajos, respecto a otro número que representa un total.
Si en una función de cine, se pagan 500 entradas en una sala que tiene 1000 localidades, Alguno puede decir que la sala está medio llena, y otros podrán argüir que está medio vacia. Lo que no es posible es discutir que son 500 los que entraron a la sala.
Desde hace varios años, concretamente desde que el Kirchnerismo vació al INDEC, los números pasaron a ser discutibles. Desde entonces, los pobres son 12 millones para unos, y 500 mil para otros. Y es absurdo: se trata de contar. Lo puede hacer un chico de tercer grado: si se encuesta a la población, si se pregunta, si se indaga, aunque sea como proyección, los números deberían ser exactos. Y sobre esos números exactos, si, se puede establecer una discusión sobre si la pobreza es alta , baja o normal.
En Argentina hace años que no sabemos cuantos son los pobres, ni los desocupados, ni los desnutridos, ni los muertos ocasionados por la violencia. Los números pasaron a ser relativos no por su valor porcentual sobre un total real, sino porque los propios números no garantizan que sean reales.
Y nos manejamos con percepciones. Y cuando una organización como la Universidad Católica Argentina viene diciendo desde hace años que los pobres son 10 millones, y un sector ( el ex oficialismo) lo reprochó durante esos mismos años por considerarlos falsos, y el otro ( la ex oposición y ahora oficialismo ) asumió esos números como «números sagrados»; hay una sola cosa que es segura: alguno de los dos miente, o al menos alguno de los dos contó mal. O los dos mienten. O los dos contaron mal.
Ahora se invirtió la cosa: desde la oposición Kirchnerista dicen que Argentina sufre una crisis de empleo, y aún más, algunos comunicadores directamente hablan de hambre masiva en el pais. Lo loco es que aquellos que decian lo mismo hace apenas seis meses, y ahora son oficialistas, dicen que no. Que ni hay despidos, ni hay hambre en el pais. Y todos tiran cifras diferentes. Unos dicen que hay 250 mil despidos, y otros directamente dicen que no hay despidos, que incluso hay más empleo.
Con la pobreza ocurre exactamente lo mismo. Los que antes eran números sagrados dicen: en los últimos tres meses «hay un millón de pobres más» y los que lo negaban, ahora dicen que si, que es verdad. Por el contrario, los devotos de los números de la UCA, ahora los rechazan y acusan a sus viejos amigos de mentir para usarlos políticamente.
Entonces, el Macrismo hace lo mismo que el Kirchnerismo: niega los números de la realidad que da la UCA, y el Kirchnerismo niegan los números del Estado porque no se «miden bien», cosa que ellos negaron hasta hace 90 dias.
Tiene que haber un número real. Debe haber una porción exacta de pobres, de desocupados o de desnutridos. Son números, se trata de contar, nada más.
Pero no: para el poder político los números son maleables de acuerdo a la posición que ocupen ellos . Si están en el gobierno los números son más bajos. SI son oposición, los exageran. Y los que esperamos un número real, seguimos sin saber cuantos porotos hay en la mesa.
En Argentina, la dirigencia política nacional, ha conseguido lo imposible: QUE DUDEMOS DE LOS NUMEROS, QUE TODOS SEAN CONSIDERADOS FALSOS, QUE TODO DEPENDA DE LA SIMPATÍA O LA ANTIPATÍA QUE LE TENEMOS A LOS GOBIERNOS.
Hubo una escena televisiva que anoche me dejó asombrado: el ultrakirchnerista Roberto Navarro, utilizó una imagen de Clarin ( si, si, de Clarin) para contar la muerte de una nena desnutrida en Tucumán. El mismo Navarro, hace menos de un año acusaba a Clarin y a Lanata por difundir esos casos, y los acusaba de mentir. Ahora el Macrismo dice lo mismo: que en Argentina nadie se muere de hambre ( Duran Barba dixit, en el almuerzo dominguero de Mirta Legrand) y que esos casos son todas mentiras.
Los números son números. Y si hay un puchito de honestidad, si se contara como nos enseñaron en la escuela, todos sabríamos la suma. Pero el número no admitiría discusión: habrían entrado 500 a la sala. Y ahi si, discutamos si está medio llena o medio vacía.
Dijo Duran Barba que la percepción de que se mueren de hambre no existe y ellos como agente de propaganda atenderán las percepciones que tenga la población y no las necesidades que se detectan ya que las percepciones son más urgentes para el común de la población acostumbrados al pan y circo…