No habrá caso. Habrá muchos y por muchos años, que seguirán creyendo que la década Kirchnerista fue una década gloriosa , revestida de logros trascendentales que marcarán el horizonte de generaciones que encontraron un liderazgo hacia un modelo de país soñado.
No exagero. Hay quienes genuinamente piensan así, y aunque vean por televisión a uno de los suyos enterrando o desenterrando una montaña de dólares malhabidos, y aunque ya no puedan decir que las denuncias contra los principales empresarios socios de sus lideres son mentiras, y aunque no paren de encontrarse bienes de inexplicable origen, incluso aunque sepan a ciencia cierta que sino todos, casi todos, los Ministros de sus referentes montaron negocios personales monumentales mientras desarrollaban la gestión, ellos seguirán pensando así.
Muchos de ellos, muchísimos, son tipos honestos e inteligentes. De verdad creen en los valores que el Kirchnerismo dijo representar y de los que se valió para enamorarlos. La mística sigue intacta.
Hubo acciones de la gestión K que los marcaron a fuego, y ellos seguirán enamorados de esas acciones, creyendo que «sólo Néstor y Cristina lo hicieron posible».
Pero eso no deja de ser una mera hipótesis. Yo seguiré creyendo que el contexto histórico y económico del mundo y el país lo permitieron. Y lo mismo ocurrió con el Menemismo.
Si a Menem le tocaba el 2003, hubiese sido el adláter de Chavez y Fidel. Si a Néstor le tocaban los 90, hubiera sido el responsable del ajuste. Eso es lo que los une a ambos: la facilidad del peronismo de adaptarse a los tiempos.
No es un disparate. La historia de ellos lo demuestra. Néstor fue un socio ejemplar del ajuste en Santa Cruz, y durante su gobierno nunca atendió siquiera a las Abuelas de Plaza de Mayo. Menem fue siete años preso de la dictadura.
Pero no. Ellos siguen pidiendo que los abracen hasta que vuelva Cristina.
Y para colmo, la gestión de Mauricio Macri les ofrece la oportunidad moral de creer «que todos hacen lo mismo» y reclaman por los Panamá Papers o los millones que los ministros del PRO admiten tener en el exterior. Es el espejo que les da cierta «tranquilidad de conciencia».
Pero como me dijo un peronista hoy, «Que Macri sea un desastre no significa que el Kirchnerismo no haya saqueado el país; y que el Kirchnerismo haya saqueado al país, no significa que Macri no sea un desastre».
No son excluyentes, las dos cosas son verdad.
Entonces, los militantes Kirchneristas, no se equivocan en reprocharle el ajuste a Macri. Pero no pueden seguir ignorando que fue el propio estropicio delictivo del Kirchnerismo, en expresiones tan disímiles como la Tupac Amarú o Amado Boudou; Lázaro o Cristobal López; o Sabbatella e Isfrán, le sirvieron el retorno al neoliberalismo.
Porque la sociedad se cansó del saqueo en el nombre del pueblo y los desposeidos. Y fue la sociedad, no un golpe de Estado ni una operación de prensa, la que decidió que tenian que irse.
Y aunque duela, y aunque joda, el país que dejó «El Modelo», es un país repleto de desigualdades, con niveles de pobreza altísimos, y que profundizó la instalación de las bandas narcos más importantes del mundo, que llenaron nuestros barrios ( no sólo los de Rosario y Santa Fe, sino de todo el Conurbano y todas las Capitales importantes del pais) de soldaditos que se matan para controlar territorios.
Manipularon las estadísticas para que nada fuera verdad ni mentira.
Hicieron si, las Asignaciones Universales para Hijos y Jubilados. Pero se trata de hacer cuentas nada más. Invirtieron una insignificancia en una década que fue demoledora en recursos disponibles.
Se enfrentaron con la Producción. Que no tiene ideologías, sólo intereses. Y mientras instalaban la idea de una presunta réplica histórica de los tiempos de Perón… Desperdiciamos, en esa hoguera de vanidades, una enorme oportunidad de transformación verdadera.
Castigaron a los que no se arrodillaban. Y premiaban a los pusilánimes, aunque se tratara de Viejos capitanes del Conurbano con crímenes en la espalda.
No hubo industrialización real. Volvimos a caer en la trampa. No sustituimos profundamente a las importaciones y nos complicamos, quedándonos sin dólares, vaciando las reservas, prolongando sin necesidad los conflictos con los acreedores internacionales.
Un problema que no podremos jamás resolver solos. Porque habitamos el mundo, y el mundo impone las reglas. Y era infantil pretenderse capaces de revertirlo. Sólo sirvió para que Cristina creyera que efectivamente era la «Juana» del Siglo XXI. Y la aplaudieron. Y ella se hizo poner la estatua en su ventana, convenciendo a muchos de que estábamos frente a una batalla real.
Anibal controló la Efedrina, De Vido y sus «López», se robaron miles de millones de la obra pública que no se terminó de hacer, Jaime y algunos apellidos conocidos se quedaron con el negocio del Transporte. La Anses y el Pami, funcionaron como cajas de financiamiento de inversiones rimbombantes, pero de cero impacto en la verdadera transformación de la calidad de la vida de los argentinos.
La muerte de Nisman, dejó al desnudo el modus de Milani y la ex SIDE, con Stiusso a la cabeza. Un agente que se volvió enemigo en el último año, después de ser el protegido de Nestor durante nueve años.
Ni el laburo de las Madres y las Abuelas se salvó: siguieron los juicios, si. Se derogaron las leyes de impunidad, si. Pero a la sociedad ya no le modificaba nada la historia. Eso no era tan dificil treinta años después, no les implicaba ningún riesgo, como el que asumió Alfonsín enjuiciando a los militares rodeado de dictaduras en el continente, y con los represores activos en las FFAA
Y con la excepción de Estela de Carlotto y la recuperación de los nietos, muchas de las luchas centrales de DDHH, derivaron en negocios vergonzosos como los Sueños Compartidos .
Nos enfrentaron entre los que pensábamos igual. Nos dividieron innecesariamente.
Nos involucraron en una guerra ajena, que perseguían negocios e intereses, antes que transformaciones. Eso fue la Ley de Medios. Cinco años sin aplicarla, más allá de los amparos de Clarín. El único objetivo era Clarín, y no una verdadera transformación ni democratización de la comunicación.
Fueron contra Clarín, si. Pero no se trataba de eliminarlo. Se trataba de gestar medios que le compitieran. Y no lo hicieron. Montaron decenas y decenas de negocios de comunicación sin audiencia. Ahí están Spolski, Cristóbal y cada uno de los empresarios que se beneficiaron con la pauta oficial, despidiendo a sus empleados apenas se cayó el financiamiento, «sin conciencia de modelo».
Este desfile de corruptos «in fraganti», este descascaramiento de la trama de corrupción no es una operación de prensa. Es una dolorosa verdad: el Kirchnerismo fue, una máquina obscena de negocios particulares. Con prácticas y estéticas propias de los Carteles narcos: guita en efectivo enterrada, en bóvedas, en millones de hectáreas, en hoteles a los que no iba nadie.
Y esa guita, imposible de contar, se le quitó a la gente. Y esa ausencia de la guita, esa malversación, se le quitó a la obra pública, al transporte, a los hospitales, a las viviendas, y a la seguridad.
Esa guita que se llevaron es nuestra. Y no hay robo a los intereses de la gente que se conjugue con el bien común
Y sirvió la mesa al retorno de los que creen que el Estado es un negocio- otro modo de corrupción, si- y con la lógica de los CEOs, ajustan nuestras vidas.
El Kirchnerismo fue eso. Y todos sabemos, que Nestor y CFK se enriquecieron, y que sabían todos y cada uno de los negocios que se hicieron. Es imposible, con sus niveles de conducción vertical que no lo hayan sabido .Y más, todos sabemos que eran socios de los empresarios. Y que no pueden explicar sus fortunas.
Pero no los militantes. Ni los tipos de bien que creyeron que esto era un modelo popular.
Fue sólo populismo. Y del peor. El que ni siquiera deja herencia sólida.
El Kircherismo fue una oportunidad perdida por un par de ambiciosos egocéntricos y sus amigos. Ellos concretaron sus fortunas.
Entonces creo que los inocentes, los decentes, los ilusos, no fueron Kirchneristas, ni lo son. Son gente de bien que creyó que estos tipos estaban haciendo lo que finalmente no hicieron. Y se encargaron de regarlos de mística, para emocionarlos.
Hay miles y miles de argentinos que se dicen Kirchneristas, pero no terminan de ver que el Kirchnerismo es esto que está sucediendo: un grupo de asaltantes que se la llevan en valijas.
Los militantes no. Ellos no fueron Kirchneristas, aunque hoy lo sigan repitiendo, aunque insistan en justificarlo. Aunque hagan esfuerzos intelectuales por demostrarlo.
No fueron Kirchneristas. Ellos no robaron. Y demoraran mucho tiempo en descubrirlo, y en volverse a trepar a una ilusión.
Excelente articulo como para cerrar el ciclo de la «decada ganada».
Ahora empecemos a mirar a los del PRO porque, para mi modesta opinion, no cambio absolutamente nada. Son lo mismo.
Que lo entiendan de una vez por todas los radicales de S Fe!!!
Otra cosita, nosotros como sociedad, que aprendimos? Nos dejo alguna enseñanza este populismo berreta? O cometeremos el mismo error dentro de unos años?… Para pensar.
Estimado Coni toda opinión es respetable y como tal subjetiva. Si de algo tengo orgullo es de ser kirchnerista como supongo que en tu caso es de ser radical de origen de Franja Morada. Nada mas subjetivo que con elegante redacción y decoroso respeto se ningune a los militantes intentando tratarnos como militontos. Nada mas ofensivo que atentar a la inteligencia de los militontos tratándonos con mucha suspicacia de fanáticos. Nada mas lindo saber que siempre estamos y estaremos con la década ganada, aunque existan opiniones que buscan esmerilar la concepción de un sentimiento basado en ideales difíciles de imitar y seguro de quererlos copiar.