No escribí nada sobre Messi esta semana, me pareció demasiado con lo que se publicó, y no se me ocurría nada que aportara ninguna novedad.
Sin embargo en medio de tanto ruido, un audio de Diego Maradona dirigido a sus ex compañeros de Selección y en el que los arengaba a auto reivindicarse como «cada día más grandes» en la comparación con los actuales integrantes de la selección argentina, me disparó una llamativa conclusión:
Maradona, aquel jugador genial, se autodenominaba frente a ellos como «su capitán», y remarcaba en la arenga de guerra, que todo se trataba de «poner los huevos, no contra Chile, sino contra Alemania».
Maradona fue el Capitán de un equipo que salió campeón, si. Pero también fue capitán de otro que alcanzó «sólo» un subcampeonato. Después, también como capitán, utilizó dentro de la cancha una sustancia prohibida para sacar ventajas deportivas, lo que ocasionó la eliminación de su equipo de un mundial. Después, en sus constantes idas y vueltas contra «la mafia de la AFA», pactó con Grondona y terminó siendo DT de una selección que fue eliminada de manera bochornosa, por goleada. Y se cansó de degradar a muchos de sus ex compañeros- a los que ni siquiera acompañó al reconocimiento que les hicieron por el 30 aniversario de la obtención de la Copa- porque algunos de ellos, se animaron a reemplazarlo en la conducción técnica, como Sergio Batista y José Luis Brown.
Si algo caracterizó siempre a Maradona, fue su profundo individualismo. Que se manifestó, siempre, en su facilidad para adaptarse a los poderes del momento. Sin aportarle demasiado a sus «soldados» en las últimas tres décadas.
Curiosamente, Lio Messi, el pibe «que no tiene personalidad para ser lider», cuando acabó el partido con Chile hizo algo, probablemente de manera casual, que significó muchas cosas, para todo su equipo.
Su decisión de renunciar, su asunción de la responsabilidad de la derrota, su profunda tristeza, quebraron una épica insana muy vinculada con la «Era Maradona».
El «fracaso» de la Selección, se alivianó. La inmensa mayoría de los argentinos, salieron a pedirle a Lio que no se vaya, y todos sus compañeros, incluido el DT, dejaron de ser un tema de conversación.
El Capitán se hizo cargo y renunció. Una cosa muy poco habitual en la Argentina de hoy: levantar la mano y decir «fui yo», y excluirse de futuros compromisos, porque reconoce que «no pudo».
La derrota, después de las palabras de Messi, pasó a un segundo plano. Messi rompió con el paradigma de que «sólo los que ganan sirven» y protegió sin especulaciones a todos sus compañeros.
Messi fue, esa noche, un verdadero capitán. Que puso el cuerpo y la cara por todos. Y que nos obligó a todos a reflexionar sobre los valores que imperan en una sociedad que se mueve sobre la falsa dicotomía de ganadores y perdedores.
Messi probablemente no gane un Mundial y, ojalá que no, no vuelva a jugar con la camiseta nacional. Sin embargo, no sólo fue la estrella de su equipo durante todo el campeonato, sino que efectivamente fue el capitán de sus compañeros. Denunciando el abandono al que los sometió la desorganización de la AFA, sino poniendo la cara por todos los demás en la derrota.
Definitivamente, Messi fue mi Capitán.
Absolutamente de acuerdo Coni !