La inmensidad, esa inmensidad que señalaste
La soledad, esta soledad, que remite a vos
Días felices, con acordes milagrosos que se fueron ya.
Pero hay una luz incandescente, que suena
La cruz que señala el infinito
las mieles del cactus de Don Juan
la palabra de Starosta «no llores más, ya no tengas frío»
Sólo el amor puede sostenerlos, Riki, Maribel y Lulú, suben al taxi.
La inmensidad, esa inmensidad que señalaste
la mar, buscando al amigo eterno , diganle…
Días felices, en los que al fin, el duende nace
Y hay una luz en la Manzana, que suena y suena sin esperar
La Estalactita, mirador, corazón
Las hojas que sólo son del viento
La fina ropa blanca está vacía, tan lejos del hogar
Vos no nos dejaste, nene…sos nuestro elemento.
La inmensidad, esa inmensidad que nos dejaste
La soledad, esa soledad que sacude sin sentido
(¿ será que la canción llegó hasta el sol?)
Días de silencio, y en tus pasos fue naciendo una estrella
Y hay una luz, luz sin freno, que corta la luna en diamantes
Tus manos en el paraíso, ¿ en que parvas renacerás?
Tus pies, los castillos en el vientre, tus niños que escriben en el cielo
Tus bruma cansada, los pétalos de sal, tu herida de París
El divino presagio, el mágico pez que busca tu voz
En una luz interminable, sos la luz que suena.