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Nadie en su sano juicio y con medio centímetro de honestidad puede desconocer dos datos duros de la realidad: La primera es que el gobierno de CFK dejó un país en situación crítica. Y la segunda es que el gobierno de CAMBIEMOS, eligió el camino del ajuste para revertirlo, en lugar de apostar por el crecimiento.

La inflación es el peor impuesto sobre el bolsillo, y entre la acumulada por el despilfarro irresponsable Kirchnerista; y la decisión política de bajarla a costa del salario de los trabajadores y de las Pymes de Cambiemos, no se puede esperar otro panorama que este genuino estado de tensión social.

Sin embargo, Argentina no es Venezuela. Y el país está lejos de ser un país estallado. Las variables económicas requieren de decisiones políticas que amortiguan las desigualdades, las miles de Pymes necesitan con urgencia de reglas que le devuelvan competitividad, y en un mundo extraviado de modelos que garanticen éxitos seguros, lo que corresponde es integrar a los sectores en una negociación que intente soluciones.

Es una gran mentira que nos estemos debatiendo entre dos modelos. Esa es la primera coincidencia entre el PRO y el Kirchnerismo. Ninguno de los dos tienen un plan de país. Ni el Kirchnerismo bajó los niveles de pobreza, ni generó un cambio en la matriz productiva del país. Ni Cambiemos ha ofrecido hasta ahora ningún cambio estructural, salvo el conocido camino del endeudamiento y el argumento del «déficit fiscal», como presunto padre de todos los males.

Es tan dañina la apertura de las importaciones en forma descontrolada como lo fueron las ausencias de políticas productivas populistas del Kirchnerismo, que dejaron al borde de la muerte a sectores que históricamente fueron pilares de nuestra economía: la producción lactea es un buen ejemplo. Sólo por citar uno.

Las banderas y las consignas, la consecuente y sistemática violencia que se ejerce en principio desde lo discursivo, y lamentablemente en pequeños conatos como la innecesaria represión a los docentes frente al Congreso o la exagerada victimización de CFK y su cuñada que terminaron baleando a un periodista, y reprimiendo con fiereza a los manifestantes santacriuceños, terminan apostando a una sola puerta: la idea de que en el país hay dos modelos de pais en pugna.

Y entonces se repite el juego que en 2015 CFK jugó a la inversa: unificó sus esfuerzos en señalar a Macri como el único enemigo electoral, y lo convirtió en su victimario electoral. Hoy Macri, carente de argumentos políticos y económicos que le permitan enfrentar a la sociedad desde lo propositivo, devuelve gentilezas y propone solamente: » somos nosotros, o es el retorno a esto», señalando la indisimulable vergüenza que deja ver una Snata Cruz incendiada por las políticas K durante 30 años, y algunas figuras gremiales impresentables, cuyos pasados son indefendibles, o sus presentes los encuentra flojos de papeles.

En este juego de polaridad y falsa dicotomía, se llevan puestas discusiones centrales como la Educación , la Justicia o la economía, tomando de rehenes a las causas nobles, embanderado de pertenencia partidaria, y lo peor: demorando cada día las posibles soluciones a los problemas urgentes.

Mientras todo eso ocurre, hay un mundo que se mueve a velocidad exasperante. Los sirios escapan en caravana de los bombardeos cruzados, Trump es presidente de los Estados Unidos y juega a la Guerra Mundial con Corea del Norte, Venezuela desnuda los resultados de los modelos que apuestan a la confrontación, Brasil pasa su peor momento politico institucional de los últimos 30 años, Europa tiembla tras el Brexit y mira con incertidumbre el destino político de Francia y Alemania que de verdad pueden modificar el curso de la historia. China y Rusia, expanden y equilibran. Y por si fuera poco, el Terrorismo Islámico propone sangre sin tregua, e invita al delirio de la justificación de la matanza masiva con la que sueñan los Trump y Le Pen.

¿ De verdad que en ese contexto, el PRO y los K, creen que están representando modelos distintos de pais? ¿ O sólo se aprovechan del juego para entretener a una sociedad con artificios electorales, y falsas dicotomías?

Lamentablemente van ganando:  gran parte de los argentinos creen o que el Kirchnerismo es la alternativa a la «dictadura liberal» de Macri, o que al decir de la oracula Lilita, Cambiemos es la única chance de «salvar a la república »

Ni una cosa, ni la otra. Y acá le cabe una enorme responsabilidad al resto de los actores políticos y sociales del país que no están infectados por la falsa antinomia, y que resultan arrasados por esa polarización: Es imprescindible que reacciones, que articulen acuerdos, que propongan programas y que salgan a convencer a la sociedad que este país no está condenado a ser ninguna de las dos cosas.

Ni la violencia, ni los videos victimizados de CFK, ni las alternativas que nos ofrecen son la realidad del pais, sino un recorte.

El otro pais, se construye por encima de esa disputa. Sabiendo que las viejas recetas no curan ninguna de las enfermedades que padecemos, y que el mundo es un lugar absolutamente diferente al que sentó las bases de las ideologias dominantes. Y que hay que empezar a leerlo con menos prejuicios, con mucha más moderación, y con posiciones menos absolutas.

Este país, además de sus problemas estructurales sufre una dolencia que lo agrava: el juego superficial de dos fuerzas que al parecer no terminan de entender, ni lo que ocurre en el mundo, ni lo que efectivamente le pasa al país, o peor, quizás a eso ni siquiera lo tengan en cuenta, mientras juegan a mantener sus cuotas de poder.

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