Nos conocemos desde hace años. Y se que te joden las agresiones. Y  que no te gustan las operaciones políticas, y que te da bronca lo que dice la gilada rentada que repite mentiras, que inventan historias, que niegan la realidad, que te desconocen…

Nos conocemos, y confieso que yo dudaba de tu vocación. Y me bastó verte todos los días caminando por los barrios, y cada una de las ciudades y pueblos del Departamento, y hablando con la gente, y reconociendo de memoria la historia de cada una de las instituciones, y los clubes, y las vecinales, y las escuelas, y las familias…

Me consta que te agradecen que hayas vuelto. Me consta, porque lo veo, lo escucho, que no dejaste de cumplir una sola de las promesas que hiciste durante la campaña, y que curiosamente, vos que elegiste a la palabra como oficio, preferiste dejarla en un segundo plano para dedicarte a hacer. A resolver los asuntos concretos. A solucionar lo que estaba al alcance de tu mano.

Me consta, me alegra, me conmueve, que en nombre de nuestro oficio, hayas insistido con la idea de Bonfatti, y te hayas encontrado con Miguel Lifschitz dispuesto a acompañarte, y que lo sepan todos, gracias a tu voluntad, Emilio, por fin hoy los santafesinos sabemos lo que decía el Informe Nogueras, y con eso, sabemos por fin, quienes vaciaron el Banco Provincial.

Y me consta también, que seguís siendo el mismo tipo que eras, que seguís jugando al fútbol, que seguís con tus rutinas, y que durante este tiempo que llevas en la política, te mordiste mil veces la boca, porque te cuesta adaptarte a la convivencia con los que te agravian.

Me consta que no te bancas los agravios y tener que bancarte el protocolo del saludo. Sentarte al lado del agraviante. Pero lo haces, porque sos un caballero. Porque no entra en tu estilo, devolver ese agravio, ni agredir, ni sacar ventajas metiéndote en las sábanas de nadie, ni en las miseras de los demás..

Y me consta también lo difícil que  fue tomar la decisión de ser candidato. Y me consta la seriedad con la que diste la discusión. Y me consta que querías cumplir con el «contrato», y me consta que querés discutir el proyecto de ciudad, y que jode la pobreza, y la marginalidad, y que sabes que  se puede hacer mucho más, y que lo exigís  y me consta que te tomaste tan en serio este asunto, que no paras de pedir obras para la ciudad y para el departamento.

Y que no solo votaste la ley de obras menores, sino que a diferencia de otros, las defendes y no te escudas en la pertenencia partidaria para proponer las soluciones.

Laburás en silencio, Emilio. Y la gente lo sabe, porque te ve.

Así que no les des bola, pobres tipos. Están poniendo en juego sus compromisos con los porteños, necesitan quedar bien con gente que no sabe ni siquiera lo que pasa en Santa Fe. Te están peleando tipos que están la mitad del tiempo en Buenos Aires, que traicionaron todos sus principios, que no tienen limites morales, que abandonan a los trabajadores de Mefro, a los tamberos, que no reclaman por la deuda que tiene la Nación con Santa Fe, que prefieren defender a un gobierno que nos empobrece cada día sólo para sostener sus carguitos, y su calor cerquita del poder en Buenos Aires.

Te están criticando tipos que te honran cuando las críticas salen de esas bocas. No tienen ninguna autoridad para cuestionarte nada, no pierdas un segundo de tiempo pensando en ellos. Mucho menos, en contestarles nada. Que la gente se va a encargar de ellos en las urnas.

Te están peleando tipos que no significan nada para la ciudad. Y vos si, y todos lo sabemos.

Están enojados, Emilio. No soportan la idea irreversible de que la gente te quiere, y que tiene razones para hacerlo.

Así que Ladran, Emilio… Ya sabes como sigue la frase,  y todo esto.

Un comentario en «Ladran, Emilio…»

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