Los resultados electorales de octubre van a definir varias cosas en el país, pero serán especialmente importantes en nuestra provincia. Nada de lo que vaya a suceder un día después de las elecciones será igual, si los santafesinos no comprendemos qué está en juego y cuanto.
La naturalización de algunas situaciones, como la inversión en Salud pública- ya se han inaugurado cinco hospitales públicos y se terminan otros tres-; la jerarquización de los docentes públicos que recibieron no sólo un aumento estructural de sus salarios históricos, sino que recuperaron concursos, traslados, titularizaciones y programas de capacitación como no recuerda la historia de la Provincia, y probablemente el país. O la transformación del sistema judicial, especialmente el proceso procesal penal, luego de décadas de inexplicables demoras.
O la puesta en marcha de planes que empiezan a dar resultados concretos como el ABRE, que interviene de manera compleja la situación en los barrios más complicados de Santa Fe, Rosario, Villa Gobernador Galvez o Reconquista.
O el «Vuelvo a estudiar», un programa que ha recuperado a miles y miles de chicos que habían abandonado la escuela.
O las tangibles y transformadoras políticas culturales que lleva adelante la «Chiqui» Gonzalez, que levantó en la capital provincial «El triptico de la imaginación» que constituyen la Esquina Encendida, la Fabrica Cultural y la magnífica «Redonda», a las que se les sumó recientemente «El Alero», en un barrio de realidad compleja , y donde todos los chicos santafesinos se reencontraron con la imaginación y el juego como manera de eludir la calle y el delito.
Las obras contra las inundaciones en muchas ciudades, los aportes sociales, la presencia incondicional del Estado en cada una de las emergencias que nos han tocado vivir.
O los más de 90 Centros de Salud Pública en diversos pueblos que no tenían adonde atender a sus hijos, o el 82 % móvil para los jubilados de la Provincia, o el 911, o las centenares de viviendas que se entregan mensualmente, o las políticas de defensa del empleo que dignifica como nadie Luis Contigiani, que pone el cuerpo en cada uno de los conflictos que sufren las Pymes como consecuencia de la realidad económica y últimamente la apertura de las importaciones, como Mefro, como la propia Sancor. Como la asistencia a los Tamberos que sufren no sólo las devastadoras inclemencias climáticas, sino la ausencia de políticas para el sector que los va fundiendo.
En fin… una infinidad de cambios que se fueron dando y que los santafesinos terminamos naturalizando. Pero que no fueron obra de la casualidad. Hubo y hay políticas progresistas que sostuvieron la continuidad de un Plan Estratégico. Como nunca antes en su historia había tenido la Provincia.
Y solos. Profundamente solos.
Santa Fe ha sido y sigue siendo- afortunadamente- una isla política en el país. Ninguno de los procesos políticos nacionales del post menemismo han conseguido quebrar al Frente Progresista. Ni siquiera aquellos antiguos miembros de la coalición que, con oportunismo, eligieron los vientos nacionales.
Durante los doce años del Kirchnerismo, Santa Fe fue castigada por no disciplinarse a los dictados de la Casa Rosada. El dato más simbólico quizás sea que el ex gobernador Antonio Bonfatti nunca fue recibido por la ex presidenta, que le negó cada uno de los veinteseis pedidos de audiencia que formulara el ex mandatario. Binner tuvo algo de mejor suerte en los tiempos de Nestor Kirchner, pero eso se terminó el día que el Socialista se negó a sumarse al Frente Para la Victoria, en uno de los tantos intentos del extinto presidente por consagrar lo que entonces llamaban la «transversalidad». Binner ya había rechazado el Ministerio de Salud, y al final de su mandato, una embajada.
Aquello se transformó en un auténtico ninguneo, que fue acompañado por una agresiva campaña de los referentes territoriales del Kircherismo vernáculo, especialmente en la figura de Agustín Rossi, que instaló en los medios porteños la versión del «Narcosocialismo» y en diversas operaciones políticas-mediaticas que al mejor estilo Goebbeliano, consiguieron que «algo quedara», a pesar de que la justicia nunca consiguió establecer ninguna relación entre los funcionarios provinciales y el narcodelito. Es más: luego de la detención del ex jefe de la policia santafesina Hugo Tognolli, no hubo una sola denuncia contra ningún funcionario el gobierno de Santa Fe, ni en sede provincial, ni en sede Federal, que procurara esclarecer ningún presunto delito. Y lo más impresionante. el gobernador Bonfatti, fue victima de un atentado con 14 balazos en la puerta de su domicilio. Y ni siquiera allí, apareció el Estado nacional.
Lo económico fue una réplica. Santa Fe debió recurrir a la Justicia para que no le quitaran el 15 % de la coparticipación, porque no había firmado el pacto federal. No sólo se le siguió detrayendo esos recursos, sino que fue claramente discriminada en la distribución de la obra pública, de los planes de viviendas y obstruida en su intento por conseguir autorizaciones para acuerdos internacionales de financiamiento extranjero para realizar obras centrales- como los acueductos- que durmieron años en los despachos nacionales, y con ellos, las obras.
Aún así, en todos esos años, Santa Fe consiguió crecer. Y a pesar de las adversidades varias, consiguió crecer en un proceso de transformación del Estado que se basó esencialmente en la honestidad de sus gobiernos, un caso para la investigación de un país cruzado estructuralmente por la corrupción : con la excepción de Tognolli ( que aún espera sentencia definitiva en una causa, y enjuiciamiento en otra) y la salida del ex interventor del Puerto de Santa Fe- el corralista Marcelo Vorobioff- en diez años, no existen funcionarios acusados por corrupción en la provincia de Santa Fe.
Si se quiere, allí existe otro dato simbólico: en 2008, el gobernador Hermes Binner dió de baja una bochornosa licitación que había ganado la empresa brasilera Obedretch para realizar los «Grandes acueductos». Y luego, los brasileros, desde hace nueve años, dejaron de ser proveedores del Estado Santafesino.
Con el Macrismo ocurre una cosa parecida, aunque hayan cambiado de modales. La provincia aún no recibió lo que la Corte Suprema de Justicia ordenó que le pagaran en 2015. Sigue siendo perjudicada en la distribución de las obras públicas, que llegan- al igual que el Kirchnerismo- con claro favoritismo a las provincias que rinden pleitesía al presidente.
Y ahora los «killers» locales ya no son sólo santafesinos: El macrismo intentó sin éxito quebrar al Frente Progresista, dividiendo al radicalismo. La gran mayoría se quedó a cogobernar la provincia, pero una minoría- encabezada por el intendente de Santa Fe, que llegó a ese lugar como miembro del Frente Progreista- saltó de bando y se convirtió en oposición. Y desde esa tribuna, no solo aplaude indiscriminadamente al modelo de ajuste del gobierno nacional, sino que aplaude las infamias de Elisa Carrió o se actúa contra los intereses de su propia provincia, defendiendo los recursos nacionales por sobre los derechos de los santafesinos.
Como en 2009, en 2011, en 2013 y en 2015, Santa Fe se ha convertido en una obsesión para el poder central argentino. Las bombas mediaticas y políticas apuntan a destruir al único modelo alternativo en pie en el pais.
Eso es lo que está en juego en octubre. Y vienen por eso. Por la provincia, por sus recursos, por el debilitamiento de sus gobiernos, por la amputación de la Región Centro que se fortalece mes a mes, a pesar de la diferencia de colores.
Vienen por Santa Fe. Y hay que defenderla.
No importa de que partido seas. Si sos santafesino, si de verdad te fuiste acostumbrando a los cambios y hoy te resultan «naturales». Es importante que sepas lo que está en juego.
Si sos médico, si sos docente, si sos laburante de una Pyme, si sos cooperativista, si sos jubilado provincial, si vivís en un pueblo que antes no tenía salud pública, si tus hijos van a escuelas mejores, si hoy tienen donde ir los fines de semana, si sos tambero, si te causa nauseas la corrupción, si de verdad crees en el federalismo y en los derechos de las provincias a defender sus autonomías… Eso está en juego.
A no subestimar las elecciones, ni los logros obtenidos. Todo eso está en riesgo.
Lo que está hoy, es el resultado de un largo trabajo. Y quienes vienen por la provincia, quieren borrarlo de un plumazo.
Tenes que saberlo. Eso, todo eso, está en juego , empieza a ponerse en juego,en octubre.