Rompe con todos los manuales del duranbarbismo político. No admite filtros artificiales y no permite que le digan lo que tiene que decir, ni cómo tiene que decirlo.

Luis vino a devolvernos política en medio del showbussines anti política del PRO, y cuestionando a los que la usaron para enriquecerse.

Es un tipo sencillo, y tiene una particularidad: es auténtico. Tanto que a veces asusta. Porque muchos se asustan cuando alguien les dice lo que de verdad pasa, y lo que pasó, y lo que va a pasar ( de nuevo) si no nos defendemos de las soluciones del «derrame» y el «Libre Mercado».  Pero Luis, igual, lo dice.

Ninguna palabra que sale de su boca está desatada de sus convicciones. No. No lo van a escuchar decir lo que quieren escuchar. Dice lo que piensa. Con una claridad y una pasión que descoloca a los que andan por la vida especulando con encuestas, posturas, vestimentas y logos. Nada de eso se mezcla en Luis cuando habla. Y aún más: cuando gestiona.

Porque Luis no sólo dice lo que piensa, sino que lo hace. Y entonces, los que fuimos testigos de las últimas dos inundaciones de la cuenca lechera, lo vimos hablando con los tamberos. Uno a uno. Con el conocimiento que le da su militancia en la Federación Agraria. Hablándoles  de igual a igual,  esforzándose para que finalmente se tomen decisiones que serán históricas para la Provincia: A instancias de Luis y del gobernador Miguel Lifschitz, se creó  por Ley, un Fondo de Inversión, que le devuelve al Estado una herramienta de financiamiento y  que permitió asistir a los tamberos que se fundían.

Y con la misma sana tozudez, fue a la Mefro en Rosario y se juntó con los empleados y los gremios, y  consiguieron que Lifschitz viajara a Alemania a hablar con los dueños que la cerraban, y buscaron nuevos dueños locales y la salvaron. Salvaron los 70 puestos de trabajo que la importación de llantas se estaba llevando. Y aunque hoy la Justicia tenga trabada las acciones, la siguen peleando. Buscando soluciones. Pagando los sueldos de los empleados mientras se busca que la empresa se ponga en marcha.

Y con el mismo convencimiento, intervino en el conflicto de San Cor , y evitó su cierre en las peores horas, y aunque no se resolvió la situación, sigue buscando inversores que protejan a la cooperativa del intento privatista que quiere replicar la historia de Milkaut, y dejar al país sin industrias insignias lácteas.

Y así con cada uno de los cientos de conflictos laborales que tuvo y tiene la provincia. Haciéndose cargo de su función. Cumpliendo con la convicción política de que el Estado no puede ser testigo impotente de los abusos o las dificultades de los productores privados, y que el trabajo, las  fuentes laborales, son las únicas herramientas verdaderas con la que las sociedades pueden salir de la pobreza y el atraso.

Porque no hay un sólo pequeño y mediano empresario de la Provincia que pueda decir que no fue atendido por Luis o su gestión.

Luis pone al hombre y a la mujer, por delante de cualquier otro interés: No hay otro motivo para las política que no sea mejorarle la vida a los seres humanos. Y como dice su amigo Pepe Mugica, para «perseguir la felicidad».

Con la fe del creyente, con la fuerza que le dan las ideas, con la energía que le devuelven los resultados. Con un entusiasmo juvenil que nos rejuvenece a quienes lo escuchamos y lo vemos. Con la potencia de quien no se resigna a que las cosas queden como están.

Luis  afronta sus primeras elecciones como candidato a Diputado Nacional , y aunque los medios nacionales se empeñen en ningunearlo, aunque la oposición monte circos 360 con entradas exclusivas y televisaciones nacionales, aunque lleve puesto su escote en ve bordó, en lugar de camisas entalladas. Aunque insista con los mocasines marrones y no con los náuticos que impone la moda PRO.

Luis dice «derecha» y le devuelve el sentido. Dice «Federalismo» y queda claro. Define «Progresismo» y  determina: «es honestidad, es gestión, es república, es militancia, es compromiso con la producción. Es poner la política al servicio del hombre». Ninguno de esos términos quedan vacíos y desactualizados en su boca.

Aunque no aplique las reglas del mercadeo político y se aferre a la convicción de que lo mejor es decirle a los ojos a la gente lo que piensa. Aunque eso lleve más trabajo, más sacrificio, más entrega, más horas en la calle.

Luis Contigiani va a dar pelea, no tengan dudas.

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