En la Provincia de Santa Fe ganó CAMBIEMOS. De manera inapelable. Sin lugares para ninguna otra interpretación que esta: La primera gran minoría de los santafesinos, le dio su respaldo a la la gestión nacional de Mauricio Macri. Ni más, ni menos. Ni menos, ni más.
Lo que ocurrió en la provincia, ocurrió con mayor intensidad aún en Córdoba, Buenos Aires, CABA y en distritos impensados como Salta, Santa Cruz o Chaco. El resultado no es novedoso, si se compara con las primeras elecciones de medio término que debieron afrontar todos los presidentes electos desde 1983, con la única excepción de Fernando De la Rúa. Alfonsín aplastó en las elecciones legislativas del 85, Menem en las de 1991 y Kirchner en las de 2005. Cristina ganó las presidenciales de 2007, y aunque perdió las del 2009 en pleno conflicto del Campo, no podían considerarse a esas elecciones «intermedias», como las de Menem en 1997. En ambos casos, sus gobiernos ya cargaban con el peso de al menos seis años de gestión.
Cambiemos vive esa primavera y bien estaría recordarles a los eufóricos triunfalistas, que lo que recibieron es apenas un respaldo. Y que cada dos años eso debe renovarse.
En Santa Fe la lista ganadora fue encabezada por el ex rector de la UNL, Albor Cantard. Los números resultan asombrosos si se compara con su nivel de conocimiento. Menos de un 10 % de los santafesinos sabían quien era, pero el 37 % lo votó. Entonces, bien vale remarcar la importancia del «sello» Cambiemos y la figura del presidente Macri en la definición del voto. Cambiemos ganaba en Santa Fe, aunque en la boleta hubiera estado Roberto Fernandez, el de la guía. Con la camisa celeste, leer en un debate y decir «somos la generación del cambio», alcanzaba. A los números hay que ir.
En CABA, alguna vez y siguiendo la misma lógica un día ganó Erman Gonzalez. Un norteño guitarrero que supo ser un comodín de Carlos Menem durante sus dos gestiones. Erman le ganó al entonces invencible Fernando De la Rua en Buenos Aires. La gente entonces acompañó a Menem. Del mismo modo que hoy acompaña a Macri.
Ese viento de aparente fortaleza, suele cambiar con rapidez. Lo explican los números electorales de la historia reciente, pero sobre todo lo explica la economía y la situación social.
Hoy Macri gana, a pesar de la economía. No será eterno, ya lo sabemos. La gente desde hoy, le demandará más.
PERO EL FRENTE PROGRESISTA Y EL PJ GANARON LOS MUNICIPIOS, LAS COMUNAS Y LOS CONCEJALES
Casi nadie habla de eso, pero no dejan de ser datos a tener en cuenta a la hora de analizar los resultados de ayer. Es cierto, lo que importa afuera – entiéndase Buenos Aires y los medios nacionales de comunicación- es si ganó Cambiemos o no.
Esa lógica nacional es prácticamente indestructible, y frente a eso y a la insoportable polarización que instaló el gobierno de manera exclusiva con el Kirchnerismo, se entiende aún más la suerte del Frente Progresista. La fuerza que gobierna la provincia y que paradójicamente, tiene en su gobernador y su gestión una imagen superior al 60 % en todos los sondeos de opinión.
El resultado obtenido por Luis Contigiani es muy bajo, llegando apenas al 15 % de las preferencias de los ciudadanos en la categoría de Diputados Nacionales. ¿ Eso implica el final del FPCyS en el gobierno de la provincia de Santa Fe? Cualquier desprevenido puede afirmar que sí, y podría tener razón si el Frente no modifica algunas cosas. Pero al mismo tiempo, algunos hechos de la realidad – ayer mismo- nos dicen todo lo contrario.
En la Provincia se pusieron en juego 12 intendencias, y llamativamente NINGUNA, quedó en manos de Cambiemos. Es decir, al momento de elegir gobierno local, los vecinos de Rincón, Recreo, Armstrong, Romang, Suardi y Las Toscas, eligieron intendentes del Frente Progresista. Mientras que en Fray Luis Beltrán, El Trebol, Puerto General San Martín , Roldán, Florencia y San Guillermo, ganó el Partido Justicialista.
Lo mismo ocurrió en la categoría comunas : de las 308 comunas en juego, en 180 se impuso el FPCyS, en 82 el Justicialismo y en apenas 15 el sello CAMBIEMOS. Y si eso se traslada a la totalidad de las ciudades donde se eligieron Concejales, allí los números vuelven a darle la derecha a la actual Coalición de gobierno en la Provincia que se impuso en 22 de las 55 ciudades, en 15 Cambiemos y en 12 el PJ. En algunas comunas, el Frente Progresista desplazó a Cambiemos de la presidencia.
Es decir, los ciudadanos distinguieron claramente lo que se votaba y a la hora de elegir ejecutivos, prefirieron en todos los casos a las fuerzas que no representaban el voto que acompañó al presidente. Bien podríamos pensar que en esos resultados se deduce también una voluntad de acompañamiento local. O no, ¿ quien lo sabe hoy?
LA LLAVE DE LA CONSTITUCIÓN
En cualquier caso, será interesante ver como se van configurando las cosas en los próximos meses, atendiendo a un elemento que podría modificar sustancialmente el escenario santafesino: una eventual reforma de la Constitución.
Paradójicamente, el mal resultado del Frente Progresista y también del PJ en las legislativas nacionales – entre ambos controlan más del los dos tercios de las Cámaras provinciales – abre un escenario de temor común: ¿ Y si la ola amarilla se extiende a las gobernaciones en dos años?
En esa hipótesis hay dos factores que aparecen como determinantes: el primero es la figura indiscutible del Gobernador y su gestión. Y el segundo, la impecable relación que mantuvo y mantiene con los senadores del Justicialismo.
Un senador del peronismo, de dilatada carrera política y de manifiesta sintonía con Lifschitz, hace una cuenta pragmática : «Si viene un Laspina o alguien por el estilo, que depende exclusivamente de las órdenes de Casa Rosada…¿ quien nos garantiza que se mantenga esa relación con nosotros?». El senador lo dice aún a sabiendas de que en 2019, se abre una nueva chance para el Justicialismo de la mano del siempre bien medido Omar Perotti, pero agrega: «El problema de Omar es que no se sabe para donde patea. Los resultados de Cambiemos en su departamento asustan. No sólo no acompañaron la lista unificada del Partido, sino que prácticamente respaldaron a Cambiemos. ¿Quien asegura, hoy, que Omar, con estupendas relaciones con Macri, no termine abrazado a esa causa, y peleando la gobernación por Cambiemos?».
En esa incertidumbre, las posibilidades de un acuerdo para reformar la Constitución en 2018, no son remotas ni fantasiosas. Eso dependerá, exclusivamente de los cálculos que haga el PJ puertas adentro, y de la voluntad que tengan los propios miembros del Frente Progresista de aceptar que la figura de Lifschitz, es la única que afronta con chances reales una posibilidad de retener la gobernación. Sobre todo, después de la decisión de Bonfatti de no medirse en las elecciones a diputados nacionales.
En el medio, las obligadas salidas del Gabinete de Luis Contigiani ( asumirá como Diputado Nacional), la de Miguel Gonzalez ( asumirá la banca de Senador por el El Departamento La Capital que deja vacante Jatón), y las naturales salidas de Julio Schneider y Eduardo Matozo, ambos militantes del radicalismo Universitario ya afuera del Frente, le ofrecen al gobernador un escenario delicado pero propicio para dibujar su anunciado «relanzamiento» del gobierno y ¿ del frente? en los futuros nuevos ministerios.
Así las cosas, el resultado del domingo, quizás despierte un dinamismo legislativo provincial asombroso en 2018 , lejos de cualquier posibilidad de intromisión de Cambiemos en el asunto.
ROSARIO Y SANTA FE
El último dato que arrojó el domingo de elecciones fue la suerte cruzada de Cambiemos y el Frente Progresista en sus » fortalezas».
En Rosario se consolidó el triunfo de Roy López Molina. Un resultado alentado por los vientos nacionales seguramente, pero para ser justos, con claros condimentos locales.
Pronto a cumplirse la tercera década del Socialismo al mando del municipio, y habiendo sorteado con margenes muy estrechos la última elección a intendente, es razonable que el electorado rosarino esté empezando a trazar un «final de era». No se trata de un rechazo a la gestión de Fein exclusivamente. Se trata del paso de un tiempo considerable al mando de un sólo espacio político. Y se trata de una natural inclinación hacia un cambio de aire.
No es imposible que el Frente Progresista siga gobernando Rosario. Si nos atenemos a los resultados municipales no. Pero será difícil, muy difícil. Los rosarinos vienen anticipando deseos de cambio y las gestiones del PS, en general todas bien calificadas y con resultados a la vista, ya no alcanzan para cubrir la demanda de los ciudadanos. Esa «vara alta» de gestión, demanda mejoras, y la revalorización de lo hecho, sólo es posible si se compara con otra cosa.
Desde Horacio Usandizaga que no gobierna otro color a Rosario. Y esa es la única comparación en pie. Entiendase un dato biológico: más el 50 % de los rosarinos que votan, no han visto gobernar a nadie más que al Socialismo en la ciudad. Y eso, más temprano que tarde es un factor natural de fin de ciclo.
En la Capital de la Provincia se produjo un resultado que tiene y tendrá impacto nacional, más allá de la ilusoria maniobra distractiva del Intendente Corral en las últimas horas, que incluyó una inexplicable huída de los escenarios propios, recluyendose en los calores de los festejos porteños, y dejando húerfano en la explicación de la derrota a su delfín, Carlos Pereira.
Corral afrontó estas elecciones casi como un pleno de ruleta. Si bien se adjudica la «jefatura» de campaña de la lista de diputados nacionales, en Buenos Aires saben que su presencia o ausencia, no tuvo ninguna incidencia con la suerte de la lista. La lista ganaba con o sin él.
Su decisión de no encabezar la lista lo alejó aún más de una pretensión de propiedad de ese triunfo. Y su condición de Presidente de la UCR a nivel nacional, a punto de cumplir su mandato, le dio a la elección en su ciudad, una importancia mayor a la que hubiera tenido si no decidía romper con el Frente Progresista y jugar todas sus fichas en Cambiemos.
Ante el desplante, Lifschitz jugó al límite y le opuso un candidato de fuste. y ayer Emilio Jatón, encabezando la propuesta del FPCyS en la ciudad, aplastó al candidato del intendente. Más de un 40 % de los santafesinos ungieron a Jatón concejal, y determinaron también un «olor a final de ciclo» de Corral y las huestes del radicalismo Universitario al frente de la ciudad en 2019.
«¿Cómo explicamos en Buenos Aires que ganamos en todos lados menos acá?» se pregunta un dirigente del «Grupo», que en incómoda situación miraba desde hacía dos meses como la suerte de su colectivo estaba en manos de las decisiones personales de Corral.
Afectado por denuncias de corrupción, tomando decisiones públicas de alto costo como el inexplicable intento de no ceder la Costanera santafesina a Los Palmeras para su concierto Sinfónico, y enfrentando a un tractor como Jatón y el respaldo de Lifschitz, sólo la afiebrada idea de ser un «elegido», empujó al intendente a creer que podía solo.
Y no pudo. Y no sólo se quedo con no poder, sino que además,no supo afrontar públicamente la derrota en su ciudad. Un gesto que sorprendió a ajenos, si. Pero que hizo mucho ruido entre los propios. Incluyendo a los socios del PRO, que entienden en ese gesto de Corral una acción «de cortarse solo en las malas. Sólo un Reutemann es capaz de eso. Sus compañeros no pueden explicarlo», dice un legislador provincial del PRO que anticipa dias dificiles para Corral en la Rosada: «En un mes, Negri le quita los martes de mate con la mesa chica en Buenos Aires… ¿ Por que Macri le daría a Corral una preferencia, después del triunfo de Roy en Rosario y teniendo a un pura sangre como Laspina en la gatera? Se equivocó o se creyó más de lo que es. No me lo imagino con ninguna chance de ser candidato a gobernador. Tenía que ganar su ciudad, y lo mataron» concluye.