Su señoría, vengo de caminar y son las 7:45 de la mañana. La música y esos pensamientos, usted sabe, nos meten cosas raras en la cabeza. Me dió miedo a morirme. Eso me pasaba todos los días antes, pero de golpe, y sin demasiados anuncios, sopló el fantasma como una brisa, en plena caminata.
Sepa, por si ocurriera, que no espero morir pronto. Que aunque he sido perdedor constante en ese asunto del tabaco, y tengo un leve exceso de peso, llevo una vida sana. Me gusta demasiado sentarme a escribir, tirarme a leer, tengo cierta adicción por algunos juegos de pantalla, y dormir es casi una pasión. Entiendalo: si algo me ocurriera, nunca se sabe, puede que mi sedentarismo haya colaborado. Pero no se confíe.
Mi presión arterial es buena, siempre. Aunque cuando estoy muy falto de estado, suelo tener bombeos del corazón algo acelerados. Cuido mucho mi colesterol y descuido los trigliceridos. Las harinas, como el tabaco, son duras de combatir.
Lo que le quiero decir, su señoría, es que no estoy enfermo, al menos no tengo esa información mientras le escribo. Y en ese caso, si me encuentra abrazado sorpresivamente a la parca, averigüe. Por los deudos, señor, por los pocos o muchos que vayan a llorarme, tomese el trabajo de inspeccionar el cuerpo. Salvo que no le queden dudas, pero sino averigüe.
Y si algo del asunto no le cierra, guarde esta información confidencial:
Si perecí en un accidente sepa que soy de andar con cuidado. Que mis amigos españoles, las multas entrerrianas y sobre todo mis niñas, hicieron del uso del cinturón de seguridad un TOC.
Se nadar
No tengo deudas con nadie. De las sucias, digo. Claro, tengo cuotas por pagar, de las legales. Probablemente tenga algún atraso en ellas, pero normal. Nunca más de un mes, nunca.
No me gusta jugar por dinero, no tengo esa pelea entre las que doy en mi vida, afortunadamente. No hay prestamistas en ninguna esquina reclamandome nada.
No hay ninguna extorsión de por medio. Nunca le hice esa canallada a nadie. Mal podría resultar una venganza por alguna acción de ese estilo. Mis enemigos me respetan por eso. Porque nunca le puse cifra al silencio. Mucho menos a mi voz.
No pertenezco a ninguna organización criminal. No consumo ni compro estupefacientes. Bueno, a veces fumo porro, pero si es de algún amigo que la cultiva. No participo del circulo del narcotráfico. Le digo, por las dudas, muchas veces algunos me han llamado «Narcosocialista». Una hijadeputez, disculpeme la groseria. Pero para eso, vaya a mis notas, allí encontrará lo que pienso. No hay mucho más que eso: convicciones.
No hay maridos o novios celosos con motivos reales para hacerme daño.
No guardo secretos que impliquen riesgos para terceros.
Ni amantes despechadas , ni amigos traicionados.
En los últimos años he cultivado religiosamente la amistad. He sido noble hasta la bronca con mis afectos verdaderos y si tuve alguna diferencia, aprendí a hablar mirándolos a los ojos y diciendoles lo que pienso. Ah. Y adopté una sinceridad plena.
Tampoco hay dineros ocultos, peleas familiares por herencia alguna ni disputas económicas con nadie. Hace un tiempo decidí que no hay que mezclar los negocios con los afectos. Ni hablar con la familia. Me dan pena los hermanos que se distancian por dinero. No debe haber miseria peor que esa. Afortunadamente, no caí en ese infierno.
No soy creyente, y aunque hace poco escribí un libro que pudo molestar a algunos representantes de Dios en la tierra, no los ofendí. Respeto a los que creen, los envidio. Y si quiere encontrar alguna pista allí, le diré : He pecado, claro. pero tacheme la ira,la gula ( exceptúe el chocolate en rama), la avaricia y la envidia, con la excepción mencionada. Ya le hablé de mi pereza. Abandoné la soberbia a cambio de algunos fracasos y golpes. Y de la lujuria, usted sabe, nunca estamos a salvo.
Tengo enemigos, claro. Pobre de los que pasan por el mundo sin enfrentarse a las injusticias, ni rebelarse ante el agravio, el crimen o la impunidad de los ladrones.
He sido frontal con ellos, los he mencionado con nombre y apellido. Y aunque no los creo capaces de semejante cosa… créame, he aprendido que hay gente a la que el poder la enceguece. Y a veces, por temer a perderlo… No es una acusación. Pero si no encuentra motivos naturales en la autopsia, lea mis papeles. Allí digo cosas que pueden ayudarlo a seguir. Y no tenga miedo. No se acobarde en ese caso. No le ponga precio a su actuación. Que todos nos vamos de acá, y salvo el orgullo de nuestros hijos, o al menos haberlos salvado de la vergüenza, nada dejamos acá. Nada que nos vaya a servir. No se traicione.
Si algo raro me pasara, señoría, por las dudas, no deje de averiguarlo. Tengo 49 años recién cumplidos y unas ganas de vivir hasta los cien, que no se imagina. Bueno, pongale noventa, si quiere. No quiero terminar siendo la carga de nadie.
Le pido que cuide mucho las formas. No me haga decirle lo que me pesa el hecho sólo de pensarlo. Sea respetuoso con mi mujer, que ha sido muy noble conmigo. Y no le diga nada delante de mis hijas. De sólo pensarlo, me da ganas de morirme. Cierto, si usted lee esto es porque ya lo estoy. De eso se trataba.
No deje que mis viejos entren a la autopsia. Mi madre es profesora de Biología y puede que intente darle indicaciones. Y mi viejo es ansioso, seguro que lo va a apurar.
Ah, y una vez que se saque todas las dudas, que me cremen. Y si puede, autorice a que me vayan distribuyendo en la ruta 168. En las islas, desde los puentes al Colastiné, al Miní, al propio Paraná. Ese es, y en su caso fue, mi camino preferido. La conexión más importante de mi vida.
Muchas gracias, Doctor. Lamento molestarlo, pero ¿vió? Hoy, caminando, bajo el sol, con algunas angustias mundanas a cuesta, normales eh, con la certeza de la finitud, se me dió por pensar que podía pasarme algo.
Veo a mucha gente enojada, dije cosas, fui honesto, fui sincero, y a veces eso, se paga caro. Arruina algunos negocios, interrumpe algunos circuitos, incomoda a otros. Y que se yo. Se me ocurrió, nada más.
Tenga buen dia, y ojalá, usted tenga que leer esto como lo que es: un texto más de los tantos que se me ocurren escribir. Para escupir sensaciones, Señoria. Para deshogarme.
Tenga buen día, y disculpe los daños ocasionados. Es que cuando salgo a caminar, y escucho música, y soplan ciertas brisas, se me da por pensar estas cosas. Disculpe.
* Lo que leyeron es un texto literario. Cualquier situación que se le parezca, es pura casualidad. No pienso morirme, y sinceramente, espero, que nadie ande con ganas de matarme. Igual a eso se lo encargo al puto destino. Que nunca pase. y cuando digo nunca, es nunca eh!