Si el piloto de un avión dice: «no, mis hijos se quedan abajo por las dudas», no puede pretender que el resto de los pasajeros quieran subir.

Aranguren es una figura pornográfica. Es propietario de acciones de una empresa que compite con otras ( y que siempre termina favorecida) en la explotación de los recursos energéticos del país. No sólo es un ex empleado de la Shell, sino que es accionista.

Decide desde un despacho oficial sobre los beneficios de sus negocios particulares. Pero además, aplica un plan de ajuste de tarifas que  no es normal. En dos años ejecutó un aumento del 2000% en las tarifas eléctricas, más de un 1600% en el gas y  autoriza casi de manera semanal, aumentos de a centavos en los combustibles.

Pero él, guarda su plata en el exterior. Porque no confía en el país que el mismo gobierna.

Que un funcionario que toma decisiones sobre la vida de todos los demás diga:»voy a repatriar mi patrimonio cuando recupere la confianza en el país» es una patada en la confianza de los demás.

Es el propio funcionario el que lleva adelante un plan que supuestamente le está devolviendo la confianza al país. Y debe ser el primero en confiar en lo que está haciendo. No importa si la ley se lo permite o no.

Cambiemos supone, eso se desprende de las excusas que utilizan, que la corrupción es un asunto ajeno. Que las acciones de sus funcionarios no deben ser observadas ni medidas, porque precisamente son ellos los que vinieron a combatir la corrupción.

Lo que no advierten es que la corrupción no es solamente la acción de robar. Sino que es un proceso mucho más profundo que se reproduce en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y que impacta en cada acción cotidiana de cada ciudadano, sostenida sobre una máxima .» si chorean los de arriba, ¿porque no lo voy a hacer yo?»

Una sociedad podrida de la impunidad y las acciones inmorales de quienes mandan, es naturalmente, una sociedad con mayores indicadores de corrupción. No hay que ser sociólogo para entenderlo.

En otra sociedad, Aranguren ya no sería ministro. En esta no sólo lo sigue siendo, sino que se escuchan voces defendiendolo. O aún peor, su mensaje termina siendo indiferente.

El mensaje de Aranguren es un mensaje de mierda. Una invitación al resto de los argentinos a no confiar en su gobierno, una reivindicación del egoísmo y casi una radiografía de la gestión Cambiemos: «Al costo lo pagan ustedes, nosotros somos un grupo de profesionales – algo así como asesinos profesionales- que fuimos contratados para hacer nuestro trabajo y no tenemos nada que ver con los resultados»

Su compromiso es con su empresa, sus acciones y su patrimonio. Eso no se arriesga, eso no se pone en juego durante su gestión. Las nuestras, si.

Para Aranguren, evidentemente, este país no merece su confianza. Pero lo gobierna.

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