Finalmente el Supremo Tribunal de Justicia declinó el amparo preventivo de Lula Da Silva, y el ex presidente brasilero puede terminar en prisión y afuera de la carrera presidencial.

¿ Es Lula Culpable de algún delito? No lo sabemos. Quienes han seguido el caso de cerca, como el periodista argentino Bruno Bimbi que vive en Brasil , aseguran que no. Que no hay una sola prueba para culpabilizarlo de algún delito de corrupción.

Sin embargo hay tres resoluciones judiciales que dicen que si. Y seamos sinceros: entre que sabemos poco del asunto y la reconocida inclinación de la justicia a concederle favores fundamentales a los poderes políticos y económicos de turno, es probable que Lula sea inocente y que la decisión que adoptó la justicia, sea una decisión por sobre todas las cosas política.

A eso hay que agregarle un dato impropio del siglo 21 en América Latina- con excepción de Venezuela,claro: Un grupo de militares, supuestamente vinculados al reciente asesinato de la concejala Socialista de Rio de Janeiro, le advirtió a la Corte, sin reproches públicos del gobierno de Temer, que si dejaban en libertad a Lula, ellos iban a encabezar un golpe de Estado tradicional. Clarisímo: o Lula no era candidato por la vía de la justicia, o directamente ellos se encargaban de evitar que lo sea rompiendo el cascarón institucional democrático.

La secuencia se completa con un dato aún más temerario: quienes gobiernan hoy Brasil, son quienes menos votos obtuvieron en las últimas elecciones. Quienes ganaron las últimas elecciones, están afuera. Y la intención de quienes gobiernan es continuar gobernando, apoyando a un candidato de derechas, de vínculos estrechos con las iglesias evangélicas y como se ha dicho, con el respaldo de las Fuerzas Armadas o buena parte de ella. Y aún más, y fundamentalmente, con el respaldo de los capitales internacionales que tienen intereses e inversiones en Brasil.

La sensación es de golpe de Estado puro. Que empezó con la destitución bochornosa de Dilma, continuó con las decisiones judiciales en contra de Lula, y se perfeccionó con la advertencia militar.

Aún así, cabe preguntarse si este escenario es de exclusiva responsabilidad de los golpistas. Y aquí habrá que advertir que la mesa fue servida.

Que como en Argentina con el Kirchnerismo, la gestión del PT alternó buenas medias sociales, con desordenes económicos y si, muchos casos de probada corrupción entre sus funcionarios de segunda y tercera linea.

Que, como en Argentina, la gestión de Lula fue profundamente personalista y de una innecesaria concentración del poder político en su figura. De un manifiesto destrato a muchos de los partidos originarios de la coalición cuando se manifestaban en contra de algunas decisiones de su gobierno, y también, de una soberbia implacable, que generó distancias importantes con el respaldo popular.

Sin embargo, Lula hoy, ganaría las elecciones por amplia mayoría, en primera o segunda vuelta. Y sin Lula, aparece la fuerte debilidad de las organizaciones hiperpersonalista: no crecieron ( o no se dejaron crecer) figuras públicas capaces de asegurar que ese favoritismo se traslade a otro candidato.

Brasil es un espejo donde Argentina debe mirarse. Por diferentes razones, pero especialmente porque si le sucede a Brasil, tranquilamente le puede suceder a nuestro país. Para evitarlo, hay que fortalecer a la oposición. Pluralizarla, no encerrarla en identificaciones personalistas excluyentes, y especialmente, que no ofrezca razones judiciales – confusas al menos- a quienes ostentan el poder político y se sirven de los jueces predispuestos a cumplirle los deseos.

No faltarán oportunidades para que ocurra en el país, lo que ocurre en Brasil.

Lo conveniente es prepararse. Y no caer en la tentación de la violencia o la reacción rabiosa. La historia ya demostró que en la fuerza, habita la peor debilidad para los intereses populares. Sin excepciones.

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: