Agustín Rossi es, nadie tiene la menor duda de esto, el único dirigente del peronismo con estructura en la provincia de Santa Fe. Pero tiene el límite del votante K. Su imagen está directamente vinculada a la figura de CFK, y aunque eso lo favorezca en el núcleo duro, es muy «piantavotos» fuera del circulo leal. Las futuras pujas, la campaña y las garantías.
El acuerdo con Omar Perotti le cayó como anillo al dedo: por primera vez, desde que empezó a pelearla en 2007, tiene serias posibilidades de acceder a un pedazo de poder concreto en la Casa Gris.
Nadie sabe si la decisión de CFK de bajar cualquier candidatura del riñón- Leandro Bussatto, por ejemplo- surgió sólo a partir de la necesidad de ir cerrando acuerdos de «unidad» del PJ, o si fue el propio Agustín Rossi, el que le sugirió la estrategia en el territorio santafesino.
Sea cual fuere el origen del acuerdo, dos hombres que históricamente tuvieron distancias «ideológicas», avanzan en una estrategia común para desembarcar el 10 de diciembre, en el sillón del Brigadier.
Todos saben, incluida Maria Eugenia Bielsa, que sin el respaldo del «Chivo» y de su no menos influyente hermano, Alejandro, las posibilidades reales del PJ en la provincia merman sensiblemente. Y entonces avanzan sobre un acuerdo que le garantice al «Rossismo» las cuotas necesarias de poder para una hipotética gestión en la Provincia.
Las reuniones que se vienen realizando entre las partes, abundan en las necesidades financieras para correr los últimos treinta días de campaña, pero también, en la necesidad de que Perotti- hombre de reconocida mala fama a la hora de la devolución de gentilezas- le garantice espacios de gobierno centrales en la gobernación. Y esos son,en principio, los Ministerios de Gobierno, Seguridad y Obras Públicas. Lo que no genera, en principio, ninguna comodidad al Rafaelino.
Perotti pretende cumplir con un viejo anhelo en el área de seguridad: importar al por ahora desocupado ex seguridad de la nación, Sergio Berni, para que encabece la tarea. La enemistad entre Berni y Rossi es casi pública, y constituye una diferencia que no será saldada con facilidad. Allí Agustín aspira a colocar a su hermano, que ya trabajó en el área durante la gestión de Jorge Obeid.
Rossi quiere asegurarse que el esfuerzo no sea en vano, y se ha convertido en una especie de jefe de campaña en las sombras, que compartirá las decisiones que se tomarán durante los próximos dias.
Más allá de las diferencias, ambos saben que las PASO, les abrieron una chance importante para que el peronismo pueda volver a gobernar Santa Fe después de 12 años y como dice la militancia: «están todos ordenados».
Agustín Rossi camina a la par de Omar Perotti en la misma dirección. A falta de un mes para las generales, ambos transitan el mismo sueño. Después, si lo consiguen, habrá que ver como distribuyen las cuotas de poder. Y ambos saben, también, que un triunfo los pondría en la grilla de los preferidos, si Cristina consigue retornar a la Rosada, en la misma fecha.
Renace la cooperativa, y en este caso, con el «Chivo» en la conducción.