
Las diferencias argumentales fueron a favor de Antonio Bonfatti , la solvencia postural la ganó Perotti, y Corral quedó muy lejos de ambos. En seguridad,los opositores no pudieron sostener lo que declaran en los slogans de campaña. En políticas económicas y sociales, no pudieron diferenciarse de lo que desarrolla el oficialismo. Omar Perotti no consiguió concretar ninguna propuesta, Corral padeció la ausencia de ideas, y a Bonfatti le faltó calma.
El esperado debate entre los tres candidatos a gobernador por la Provincia de Santa Fe dejó una sensación clara: no se trata sólo de contratar «coaching» y salir bien al aire, en las posturas opositoras faltó claramente contenido. El candidato del oficialismo llevó la iniciativa en contenidos, defendió lo realizado por las tres gestiones del Frente Progresista, y sus adversarios no pudieron o no quisieron confrontarlo.
En el tema más caliente y que generaba mayores expectativas , la seguridad, Corral fue agresivo, inconsistente y fracasó en las puestas en escena. Mostró estadísticas criminales falsas, que Bonfatti refutó con las oficiales y nacionales. Y utilizó con poca fortuna unas esposas policiales para el show. No causó impacto, ni gracia. Perotti se limitó a decir que será el jefe de la policía, a reclamarle mejores modales a los efectivos, y a proponer soluciones desde generalidades : dijo que su plan de seguridad se basará en una fuerte inversión en educación, salud y justicia. Bonfatti recordó que en la provincia la policía está equipada, enumeró las bandas mafiosas que fueron perseguidas y encarceladas durante los últimos años y remarcó la estigmatización de la provincia, respecto a las otras, donde las estadísticas son parecidas. Ninguno de los dos opositores discutió públicamente las chicanas que usan en campaña. paradójicamente fue Antonio Bonfatti quien terminó exigiendo explicaciones a Perotti, por el vinculo de un candidato suyo con el delito. Perotti hizo silencio, y probablemente otorgó.
Corral inexplicablemente insistió con proponer que el Estado Nacional salde la deuda con la provincia, con servicios de gendarmería. Un costo que la provincia paga con sus impuestos, como todas las provincias. En esa expresión quedó resumida su postura: el candidato de Cambiemos parece no advertir la suerte magra de su fuerza política, no ya en Santa Fe, sino en las elecciones nacionales. Es raro seguir prometiendo lo que casi con seguridad no ocurrirá: ni Corral será gobernador, y probablemente las riendas de la nación cambien de color en octubre.
El resto del debate bordeó el tedio. Los dos opositores, paradójicamente fundados en fuerzas nacionales, no hablaron ni de sus referentes, ni de su alineamientos: Ni Perotti nombró a Alberto Fernandez, ni Corral a Macri.
Sin duda alguna, el que mostró mayor frialdad al momento de hacer uso de la palabra, fue Perotti. Pero de ninguna de sus alocuciones se pudo extraer propuesta concreta alguna. Cada intervención se pareció mucho al discurso de un pastor que prometía un futuro mejor, sin explicar, nunca, cómo piensa hacerlo.
Bonfatti se mostró nervioso al comienzo , y pecó de excesos en el apoyo de la lectura. Un detalle que le restó en la «puesta», pero que supo equilibrar con contenidos. Esos que carecieron en las propuestas opositoras.
Lejos, muy lejos, José Corral se mostró carente de ambas cosas. Ni contenidos, ni formas. Dejando en reiteradas oportunidades mucho tiempo de sobra, que en sus primeas intervenciones lo dejaron en la incomodidad del silencio frente a las cámaras. Al final, los directores de cámara lo salvaron, utilizando el tiempo que le faltaba utilizar, con la cara de los conductores del debate.
No hubo técnicamente debate, porque no se enfrentaron posiciones. No hubo réplicas que sonaran a desafíos, ni denuncias concretas- salvo la expresada por Bonfatti contra Perotti- que hayan puesto calor a la discusión. En realidad no hubo discusión. Sino tres monólogos. Uno solo con políticas concretas, el de Bonfatti; otro con muy buen entrenamiento de cámaras, pero sin ninguna propuesta; y otro, definitivamente carente de estatura para la instancia.
El debate no dejó mucho más que eso, y no será recordado por nada especial. Sólo como una buena descripción del estado de la campaña: Hay quienes proponen, hay quienes procuran sostenerse desde el marketing y finalmente, hay quienes saben que el domingo no jugarán absolutamente nada, aunque sus votos podrian tener impacto en el resultado definitivo.
En política, a pesar de las redes sociales, de los modernos cruces de datos, y de las especulaciones estéticas, lo importante siguen siendo las definiciones, los poryectos y las propuestas a la sociedad. Eso anoche, estuvo ausente. Especialmente en quienes pretenden un cambio en el color del gobierno.
Crei que sería un debate y fué simplemente una exposición más de campaña, parecía una clase oral de secundario donde cada uno dice la parte aprendida y solo ponen énfasis en decir que van a hacer cosas ( la mayoría están hechas o empezadas) de las cuales no tienen idea si no se hacen desde cero aunque no se vean los cimientos, creo que para convencer o ser aceptado primero hay que ser PERSONA, reconocer en el otro lo que hizo y no solo lo que hubiera hecho en su lugar y además que cada uno es el SALVADOR , si cada uno que llega va a dejar sin efecto lo hecho anteriormente no avanzamos mas.