
Lei recièn que el Concejo Municipal le habìa hecho un reconocimiento. Y me alegré mucho.
Cuando alguien me pregunta por los maestros en la radio y en el periodismo, siempre aparece Tepper, aunque no quiera. Aunque me lo ponga a pensar y trate de eludirlo, siempre aparece él. Guillermo es de los pocos periodistas de los que uno puede decir que aprendió el oficio. Enseñó a muchos sin andar diciendo que enseñaba. Sólo trabajando y mostrando cómo se trabaja.
Con Willy, todos aprendimos que el contenido era muy importante, claro, màs que nunca. Pero que era hora de ir cambiando los envases. Le puso mejor sonido a la radio. Mejores luces a la Tele. Y algo más de atrevimiento en los desafìos periodísticos. Fue una bisagra en la historia de los medios de la ciudad.
Fue el inventor del paraguas para una generación. Entendió mejor que nadie que los tiempos habían cambiado, y nos ofreció la posibilidad de escuchar una radio distinta a la que había. Si, Willy quebró el monopolio de ese otro gigante que se llama Carlos Larriera, y fue el iniciador de un proceso de cambios que nos arrastró a los que veniamos, muy lejos, atràs.
Siempre fue un gran provocador de declaraciones. Con ese «hm» con el que suele interrumpir levemente a los entrevistados, fue el encargado de convertir a las entrevistas radiales matutinas, en oportunidades únicas para que el protagonista diga cosas que no había dicho nunca antes.
Y fue el primero, tambièn, en declarar la libertad de la agenda pública santafesina, esa que por imperio de las fuerza y las costumbres ,era exclusividad de algunos pocos que decidian sobre que sí y sobre que no, podíamos hablar en la ciudad. Eso se acabó con El Cuarto Poder y con Entrelineas, los dos envases madres del periodismo que vino después.
Tuvo la inmensa fortuna de dar con la mujer indicada, Inès, que lo salvó del naufragio tantas veces. Porque Willy es, claro, como debe ser un periodista siempre, apasionado del oficio, y amante de las largas noches de buenas conversaciones.
Está muy bien que la ciudad lo reconozca. Guillermo es de los tipos que no se jactan nunca de lo que saben, y más, es de los que siempre andan aprendiendo. Còmo le gusta decir a él, y me lo dijo tantas veces: solo sabemos lo ilimitada de nuestra ignorancia. Y este reconocimiento del Concejo es justicia. Y es compartido por muchos santafesinos. Especialmente por los colegas. Còmo decìa Cicerón, Willy. El único que importa de verdad.
Lo iba a llamar, claro, para decirle que siempre lo admirè mucho. Pero ya lo sabe. Hace un tiempo que no hablamos, y la última vez que me llamó, yo estaba demasiado enojado conmigo y con el mundo, y sufrió un maltrato de textos innecesario y gratuito. Y entonces, como buen cabrón que soy, aprovecho este día especial para decirle algunas cosas que no se borran nunca, por más distancia que pueda haber, por más enojos menores, y por más diferencias que se puedan tener.
Me alegro mucho, Willy.