
Un temblor.Sin daños materiales ni pérdidas importantes. Pero un sismo al fin, que puso en alerta a todos los partidos políticos que protagonizan el mapa santafesino. Pase de facturas en el PJ, dudas en la UCR, preocupación en el PS, y euforia en el PRO.
¿Quién les iba a decir el martes pasado a los legisladores provinciales que se pavoneaban de estar armando la «estrategia» de la reforma constitucional exprés, que el lunes todos iban a estar tan sacudidos por los resultados de las urnas en Santa Fe?
Nadie, ni el más pesimista del peronismo imaginaba una derrota, ni el más optimista del PRO pensaba en una victoria. En el socialismo, a pesar de la obtención de la banca de Enrique Estévez, los números le complicaron ( aún más) las relaciones con la UCR, que con los números en la mano, demandará mayor participación en el armado opositor, y profundizará las dudas sobre su pertenencia, ya dividida.
Una eternidad pasó desde las elecciones provinciales. Entonces el PJ unido ganó por 5 puntos de diferencia al FPCYS. Y Cambiemos, no alcanzó a tocar los 20.
En agosto, la fórmula FF volvió a ganar en Santa Fe, pero esta vez por goleada, y el gobernador electo Omar Perotti, se llevaba los laureles de la unidad. 10 puntos separaban al PJ de JxC, y daban por descontado que esos números se iban a repetir o agrandar en octubre. «Nosotros vamos por el sexto», decía un dirigente gremial del peronismo hace una semana, en referencia a la distribución de bancas de diputados, sin imaginarse que ni siquiera obtendrían cinco. Lo cierto es que el domingo los resultados asombraron a todos: los 10 puntos se redujeron precipitadamente y todo concluyó con una derrota por poco menos de un punto. O sea: en dos meses, el electorado cambió.
Antes del viernes, Federico Angelini- desde el domingo el referente indiscutido del PRO y de Cambiemos en la provincia- se conformaba con garantizar los cuatro que proyectaban las PASO, y admitía que podian discutir la última banca con la radical Piedrabuena, que acompañaba a Estévez en segundo lugar. Nada de eso. Las bancas fueron cinco, y la euforia se justifica.
En el Socialismo imaginaron una fuga, pero por izquierda. Sin embargo en la porcentual Lavagna obtuvo algunos votos más que en Agosto, y el aporte de quienes habían manifestado su apoyo a la fórmula FF, no impactó en los números. Se confirmó el diputado, pero los radicales que componen el FPCyS, se quedaron sin representación. Justo cuando se discuten los espacios de poder para la próxima legislatura, justo cuando los lugares que ocuparán desde diciembre en la oposición, los ubica en un punto de tensión.
Nadie imaginaba que las cosas ocurrieran así, y todos- sin ninguna excepción- se vieron desnudos en el momento más inesperado: Perotti, mientras discute las cuotas del poder dentro del gobierno, Cambiemos cuando negociaba condiciones al mejor postor, y el actual oficialismo, porque tendrá que manejar con mucha delicadeza las relaciones entre los socios, si pretenden la continuidad de la coalición.
En el PJ, empezaron las facturas. Desde los sectores más duros del Kirchnerismo le reprochan a Perotti una «desaparición en la campaña». Desde el Perottismo lo niegan e imputan la caída a una relajación de la militancia de todos los sectores, durante la campaña. En cualquier caso, el objetivo que tienen por delante es gobernar la provincia y habrá que seguir de cerca si lo ocurrido el domingo se agrieta más con las designaciones.
El «matrimonio por interés» de todo el peronismo santafesino , empezó a despedirse de la luna de miel con la discusión de cargos en el futuro gabinete y ahora se profundiza con el reproche entre los dientes por el resultado del domingo. Pero tienen que convivir. Las decisiones de Alberto Fernandez serán las únicas que puedan despejar las dudas sobre la solidez del acuerdo. Perotti era, eso quedó claro, el hombre de consulta del nuevo presidente. Pero Maria Eugenia Bielsa parece ser ministra puesta, y Agustín Rossi será, dicen, «sólo» el jefe de la bancada de diputados nacionales.
Las circunstancias del gobernador electo cambiaron. La derrota tumba las expectativas de entrar a la gestión con una necesidad de reforma constitucional votada. Primero porque el Frente no le dará los números, segundo porque Cambiemos – especialmente el PRO- cotiza sus acciones con el triunfo y no irán de narices a ese acuerdo, y finalmente porque dentro del propio PJ, algunos ya no lo consideran tan urgente ni indispensable.
En el Frente Progresista pesarán más que antes las decisiones internas del radicalismo: un partido que una vez más, se debate entre consolidar el polo conservador de JxC o recuperar el protagonismo en una construcción nacional diferente. Ese es un tema aparte, pero central para la política santafesina.
A las diferencias existentes hasta el domingo, se agregan las nuevas. Los radicales se sienten en parte dueños del voto anti-K, y tanto los integrantes de Cambiemos, como los del Frente Progresista, cavilan ahora sobre los pasos a dar. Los que estaban en el gobierno de Mauricio Macri, pasarán horas de euforia hasta descubrir que ya no habrá paraguas nacional, ni administraciones municipales para gobernar.
Los otros, entre los que hay que incluir por cercanía al intendente electo de Rosario, Pablo Javkin, piensan en fortalecerse dentro o fuera del Frente Progresista. Será dentro, si les garantizan poder de decisión. Será por fuera, si consiguen entramar una coalición nacional, a la que invitarán al socialismo. En condiciones de igualdad.
El socialismo todavía se debe un debate con los radicales, si, pero antes uno interno. El devenir del año electoral no dio respiros. A la derrota en la provincia, a la salida del partido como gobernante de la ciudad de Rosario, todavía le falta una autocrítica por los errores cometidos. Y un proceso de acercamiento real entre los principales referentes.
La adhesión a la alternativa Lavagna- que los dejó inconsultamente afuera de la fórmula- empeoró los ánimos internos: a las manifestaciones de sectores internos que adhirieron al Frente Para Todos en la categoría a Presidente, se debe agregar- tanto en agosto como en octubre- la migración de votos hacia ambas fórmulas de la polarización, un dato que no requiere mucho análisis si se compara con los números de junio, donde superaron el 36 %.
El domingo sorprendió a todos. El triunfo de Fernandez supo a poco en el peronismo unido de Santa Fe, y cambió el ánimo interno. Los integrantes de Cambiemos ya no están dispuestos sólo a discurrir el tiempo viendo como sobreviven, sino que la figura de Federico Angelini, les devolvió expectativas. El Socialismo deberá defender la mayoría en diputados, evitando la fuga de radicales. Esos que se encontraron el domingo con sensaciones encontradas.
No hay cartas blancas en Santa Fe, no hay seguridades. La sociedad avisó que los votos propios son pocos. Y que a la mayoría hay que discutirlos en cada oportunidad electoral. Un aviso para Omar Perotti, si. Pero para todos los demás también. Los triunfos y la derrotas son fotos, la película prepara escenas diferentes a cada rato.