El gobernador electo está enojado. Sus lanceros apuntan a la herencia que van a recibir, pero el problema real lo tiene adentro. Los números de la provincia son mejores de los que van a recibir otros gobernadores en el mismo contexto. La ventaja es el respaldo de Alberto Fernandez. El problema, su principal problema, es el peronismo, la falta de cuadros y un plan de gobierno.

El problema de Omar Perotti es mucho más interno que externo. Los reproches a los de afuera los hace públicos, pero (todavía) silencia sus mayores broncas, que son las internas. Y algo más serio aún: ¿ con quienes cuenta para la gestión que empieza en apenas un mes?

El PJ ganó las elecciones amontonándose. El objetivo era recuperar el poder. Pero se supone que ese poder tiene un objetivo noble y trascendente, y no solamente la recuperación del estado como espacio de ocupación laboral. El poder político implica la obligación de gobernar. Y para gobernar, se necesitan planes y cuadros políticos que estén dispuestos a llevarlos a cabo.

La Unidad del peronismo fue claramente un éxito táctico, pero generó desde el comienzo una pregunta que nadie se anima a responder hoy, ni desde adentro ni desde afuera: ¿ que piensa hacer Perotti desde el gobierno? ¿ cuales son sus planes de gestión? ¿ Cuales son los lineamientos económicos, de educación, de salud, de seguridad, que piensa implementar?

Nadie lo sabe, nadie. Y lo único que parece ocuparlos a los principales referentes de cada sector, es la distribución de los cargos públicos. La devolución proporcional en cargos, de los aportes en votos que cada uno hizo durante la campaña. Entonces tienen un serio problema: tienen más demanda laboral que ofertas de cuadros para conducir las áreas, y desnuda el principal problema que afronta el próximo gobernador: no sabe qué van a hacer, ni con quienes.

La herencia: esa excusa corta

Las quejas se exageran: ayer el diputado Roberto Mirabella- que será senador nacional apenas Perotti renuncie a la banca- llegó a plantear que Lifschitz debería dejarle los fondos para pagar los sueldos de diciembre y hasta marzo. Todo el peronismo sabe, porque lo experimentan a nivel nacional y en cada una de las provincias que gobiernan, que en los últimos seis meses el Macrismo vació las arcas provinciales.

En Santa Fe, particularmente, saben que las decisiones de Macri de eliminar el IVA y subir el piso de ganancias en la campaña electoral, le dejó a la administración provincial un agujero de más de 10 mil millones de pesos que está reclamado frente a la justicia, pero que no se devolvió.

El peronismo también sabe que Nación nunca canceló la deuda que ordenó la CSJN por los fondos retenidos de coparticipación. Y sabe, también, porque es una obviedad, que la recaudación provincial cayó como cayeron todas las recaudaciones en el país, a causa de la crisis económica.

No hay un sólo elemento endógeno de la administración Lifschitz que pueda imputarse como un agravante de la situación. El gobernador hizo lo que había anunciado que iba a hacer: intentó- en la medida de las posibilidades – continuar con el plan de obras iniciado, cumplió con el compromiso de las paritarias de seguir pagando la cláusula gatillo, y deja las cuentas públicas, con las mejores calificaciones internacionales frente a los organismos de crédito.

El gobernador saliente no incorporó a un sólo agente a la planta permanente del Estado provincial en los últimos cuatro años, y si lo hace antes de irse- una cosa prácticamente imposible por los tiempos que queda- será con acuerdo y por demanda de los gremios estatales, que fueron y son, socios de Perotti en la unidad peronista.

La acusación más grave de Perotti ahora se apoya en la decisión de Lifschitz de enviar el presupuesto 2020 a la legislatura antes del final de su mandato. Un asunto que tiene, paradójicamente, basamento en el pedido de otros socios de Perotti, los senadores provinciales del PJ, que dicen en voz baja «que no quieren correr el riesgo de las decisiones de Omar, en los próximos meses»

La excusa de la herencia es corta: los reclamos que hace Perotti están enfocados en decisiones que Lifschitz comparte con el propio peronismo. Y las dificultades del gobernador electo, son sus socios. A ellos debería exigirles un cambio de actitud, y un mayor compromiso con las condiciones en las que recibirá las cuentas.

El Armado, la falta de cuadros y la indefinición de planes

Tras cartón, la derrota del peronismo en las elecciones del domingo. Un tema menor si se lo contextualiza, pero que sacudió la interna y la externa.

La derrota dejó heridos. Las bancas fueron menos de las esperadas y las facturas empezaron a correr con mayor fuerza: las acusaciones mutuas entre los sectores calentó el clima, y aumentó la demanda en la distribución del Estado provincial.

En la legislatura la cosa esta aún peor: hace una semana todos daban por descontada la sanción de la necesidad de la Reforma Constitucional. Los votos que faltaban los sumaban los radicales del MAR, el diputado Universitario puro Alejandro Boscarol- acompañado por Mario Barletta- los cuatro diputados del «Frente de Izquierda», que encabezan Giustiniani y Del Frade, la diputada Benas y daban por descontado el apoyo de los legisladores del PRO. Aún así no llegaban. Pero los resultados del domingo terminaron con las chances, aunque algunos medios insistan.

El ganador de las elecciones del domingo, Federico Angelini, es claro: «Nosotros vamos a votar una necesidad de la Reforma si es unánime, y para eso queremos escuchar claramente la voz del propio gobernador electo, de los intendentes de Rosario y de Santa Fe, y especialmente la de los senadores del Peronismo. Nosotros no vamos a aportar un sólo voto, si no se dan esas condiciones previas«. Las condiciones son prácticamente incumplibles. Nadie imagina a los mencionados, haciéndose cargo de semejante demanda, en medio de tantas prioridades y urgencias por asumir. Asunto terminado.

Entonces, Perotti sufre otro golpe: no tendrá la expectativa de la reforma y deberá intentarlo con otra composición en la cámara baja. Y la caída se lleva puesto un plan de recursos técnicos: los votos de los radicales era a cambio de acuerdos con las universidades para que le armen equipos técnicos en las áreas donde carece de cuadros especializados. Y no son pocas.

El gabinete todavía está en ascuas. Circulan decenas de nombres, y pocas confirmaciones. Se sabe que está definido el Secretario de Comunicación, Miguel «Mono» Altamirano, se descuenta que en salud desembarcarán hombres ligados a Ginés Gonzalez Garcia, que en gobierno tratan de convencer a Rubén Michling para que ocupe la función, y que a Educación, irá una mujer. Lo demás, incluyendo la sensible área de seguridad- sobre la que se hizo mayor hincapié durante la campaña- no tiene resueltos los nombres, y que en ellas hay tirones internos.

La única certeza que tiene Perotti, por acuerdo con el presidente electo, es que intentará obtener un nuevo crédito internacional en Medio Oriente – para eso fue su viaje silencioso- y que el mismo sería saldado por nación, en devolución por las restricciones implementadas por Macri, y en pago proporcional de la deuda impaga.

Ni planes claros, ni gabinete de expertos, ni unidad en las decisiones. Encima, la luna de miel se interrumpió con 11 puntos de ventaja que perdió en apenas dos meses, y que le cuesta un dolor de cabeza: tener que explicarlo en Buenos Aires.

Asi las cosas, Omar Perotti podrá excusarse en la herencia recibida desde diciembre, pero no demorará mucho en desnudar que el principal problema lo tiene dentro. Necesita socios que lo ayuden a gobernar, no que le pongan trabas. Necesita acuerdos que le alivien el paso, no tensiones.

El horizonte no es el mejor para la gestión entrante, y no alcanzarán las culpas a los antecesores: tendrá que gobernar y bien, en una provincia que – con la excepción del área de seguridad pública- tiene los mejores indicadores nacionales. Las cuentas públicas transparentes, y un plan de gobierno que se cumplió casi en su totalidad.

Eso será lo más dificil. y Perotti lo sabe. Lo sabe y lo preocupa mucho más que lo que expresa en público sobre la transición.

Es el peronismo, Perotti. Debió preverlo.

6 comentarios en «Es el peronismo, Perotti»
  1. Ese viejo no sirve no para jugar con tierra ganó con los votos de granata 280 mil ,porque los socialistas son tan pelotudo que dijeron que estaban a favor de la despenalización del aborto ,ahora este viejo está en bola bueno que le pida a Fernández a santa fe le deben una bocha de la época de Cristina cuando sufría de vaginismo partidario

  2. Esperemos que este esperpento dure sólo un período de gobierno. Me gustaría que el frente progresista vuelva a gobernar la provincia lo antes posible. Ya se sabe que el peronismo sólo aporta malas políticas y corrupcion endémicas

  3. Para los muchachos perottistas/peronistas, les puedo dar una sugerencias para no dañar las cuentas de la provincia, en caso que la militancia (con seguridad) les van a pedir empleo publico. A continuación algo que lo pueden aplicar
    NEPOTISMO. CUANDO LOS MILITARES ESTABAN EN EL PODER
    Como todos sabemos los militares desde 1943 hasta el advenimiento de la democracia en 1983 siempre tuvieron poder en la Argentina siendo gobierno y aun cuando no lo eran.
    Por eso me voy a referir de cómo funcionaba el nepotismo durante los años 1965 al 83 (por haberlo vivido) de esta corporación militar que lamentablemente en esta materia no difiere mucho de lo que hoy es nuestra corporación política, aunque las prácticas son diferentes pero su esencia es la misma.
    Todas las grandes empresas, incluidas las internacionales que operaban en el país, tenían un militar de alto rango como asesor / “staff” del directorio de las empresas en cuestión donde los favores eran recíprocos.
    ¿Cómo funcionaba el amiguismo y nepotismo?.
    Estos militares colocaban dentro de esas mismas empresas a amigos y familiares con suculentos sueldos independientemente de su capacidad salvo raras excepciones.
    Como se darán cuenta la carga iba para las empresas privadas y no para el Estado en caso de ubicarlos en este.
    Aprovecho para contarles una anécdota. Trabajé muchos años en una empresa internacional de aguas gaseosas. En el sector Expedición había entrado a trabajar un muchacho que era el “che pibe” del sector y muy apreciado por los compañeros.
    Un día por error le pudieron ver lo que cobraba de sueldo. No lo podían creer puesto que su sueldo era equivalente a lo que ganaba un jefe. Después se enteraron que era familiar de un militar.
    Creo que en esa época habrá habido infinidad de anécdotas como estas.
    Ahora surge la pregunta del millón.
    ¿Por qué nuestra corporación política con los contactos que tienen con las empresas privadas no colocan a sus familiares y amigos en estas empresas, en vez de hacerlo como ñoquis del Estado?.
    Obvio que ambas cosas están mal y son anti-democráticas, pero por algo hay que empezar.

    Saludos
    Mario Di Bona
    PS Cdad. de Bs. As.

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