El gobernador electo de Santa Fe tendrá que reconsiderar a quienes les presta el oído, antes de tomar decisiones de gobierno. A sòlo dos semanas de asumir el gobierno, todas los intentos por marcar la cancha y forzar acontecimientos, se cayeron en el intento. Una lista de fracasos y derrotas, que desgastò su imagen, de manera innecesaria.
PRIMERA DERROTA
Primero fue el intento de Reforma Constitucional. Los aires de vencedores convencieron a un grupo de peronistas santafesinos de que «Omar tenía que entrar con la reelección garantizada». Durante tres semanas convencieron a los medios de tener los números suficientes para votar lo que apenas ocho meses atrás no habían querido votar. El número mágico fue tapa de diarios. «Tenemos los 34» decían con convicciòn, mientras todos los presuntos implicados lo negaban.
La Reforma naufragó con el inesperado resultado electoral de Alberto Fernandez en Santa Fe, aunque los porotos no estaban contados. La idea fracasó, y forzó una unidad en el FPCYS, que nadie imaginaba.
Los responsables técnicos del intento, se guardaron. El impacto interno fue bajo, pero despertó a los Frentistas sobre otras movidas subterráneas, que ni siquiera llegaron a poner sobre la mesa pública.
SEGUNDA DERROTA
La «Reforma » venía de la mano de otro intento: sacarle la Presidencia de la Càmara a Miguel Lifschitz. Los mismos operadores de la maniobra constitucional intentaron seducir a un grupo de radicales para que el actual gobernador no se quede con la tercera linea sucesoria.
Salieron a «tentar» a diputados radicales para que encabecen la asonada. Otra vez chocaron contra la unidad frentista, pero especialmente con la negativa de los legisladores a discutir el tema.
La grosería de la maniobra ( que no se descarta que vuelva de acá al jueves, día de la elección de autoridades) dejó en evidencia que se trataba sólo de un manotazo a la caja. Otra vez los protagonistas fueron los mismos. Perotti los dejó jugar, ellos jugaron en su nombre. Segunda derrota
TERCERA DERROTA
«Alguien» convenció a Perotti de que debía endurecer su perfil. Lejos del hombre de definiciones tibias y de resoluciones calculadas, el gobernador electo eligió el camino del enfrentamiento con el gobierno saliente. La posiciòn de sus hombres y mujeres en la «Comisiòn de Transiciòn» fue casi caricaturesca: no recibieron información porque nunca la pidieron.
Armaron una página web que pretendía ser el seguimiento en vivo y en directo de los datos que iban recibiendo. Pero un día desistieron de cualquier encuentro con los funcionarios salientes, y se quedaron sin información.
La falta de información expuso a Perotti a declaraciones agresivas, falaces y rupturistas. El gobierno de Lifschitz siguió gobernando y tomando decisiones. Perotti sólo se quejaba de esas acciones, y no hizo el mínimo esfuerzo por negociar políticas.
El objetivo de desgastar a Lifschitz provocó el efecto contrario: se fue desgastando él.
CUARTA DERROTA
En la sintonía de la ruptura, el equipo de Perotti no participó de la confección del Presupuesto 2020.Un hecho que pudo haberse postergado, claro, pero que el gobernador Lifschitz propuso en compañía de seis senadores del PJ.
Los senadores promovieron la sanción antes del cierre de las sesiones ordinarias, primero porque negociaron recursos que Perotti no les garantizaba en las conversaciones. Y en segundo lugar, porque la cerrazón del gobernador electo para negociar espacios en el futuro gabinete, puso a los senadores – al menos a seis- en pie de guerra.
El presupuesto fue al Senado. Perotti se anticipò a los hechos y convocó a una reunión de todo el peronismo en los salones del Puerto. En la cara de los senadores reclamó unidad y compromiso «hasta que duela». Le faltó un detalle: hacer explícito el pedido de que a la tarde no le den media sanción al presupuesto. Y los senadores aplaudieron los discursos, se mostraron en el cónclave, pero a la tarde votaron contra el mandatario electo.
Nadie habló con los senadores. Y cuando lo intentaron ya era tarde. La decisión estaba tomada. Los aprietes previos no alcanzaron, los mensajes descalificatorios e injuriosos, propagados después, agravaron la situaciòn: los senadores no sólo no le respondian, sino que la dureza de los ataques generaron un escenario impensado para Perotti en el futuro: las heridas pueden dejarlo sin mayoría propia en el próximo senado. Hasta ese día, el peronismo santafesino estaba a un voto de los dos tercios en el Senado. La idea de «limpiar» por la fuerza a algunos de los senadores que toman decisiones, lo dejan a Perotti al borde de no tener ni siquiera la mayoría simple desde el 1 de marzo de 2020. Inexplicable.
QUINTA DERROTA
«Si no van a hacer lo que nosotros digamos, van a tener que soportar nuestras decisiones», se jactaba un diputado provincial ante la apariciòn pùblica de las tarjetas de invitación a la ceremonia de traspaso inconsulta.
Perotti se proponía a celebrar el traspaso y la jura de ministros en Plaza 25 de mayo. A las 19 horas, frente a la movilizada militancia del peronismo. «Si Lifschitz quiere que vaya, sino no importa, que deje los atributos en su despacho y se vaya», bramaban.
El debate público duró pocos dias. El gobernador se llamó a silencio y dejó trascender que iría igual, a pesar de que lo programado era que el traspaso se hiciera o bien en la legislatura ese mismo dia a las 11 de la mañana, o bien en Casa Gris antes de ese acto. Ni una cosa ni la otra. Perotti llegó a decirle a algunos colegas que «ni foto de traspaso habrá», dando por sentado que harian lo posible para que la retirada de Lifschitz, se asemeje a un «abandono», y que la plaza lo insultara, ausente.
El pánico se instaló cuando los días pasaron y Lifschitz se disponía a concurrir igual. Todos los costos , iban a correr a cargo del nuevo gobernador: una agresión, un incidente o una sola acción de la multitud contra el gobernador saliente, podía provocarles un daño grave: Lifschitz tiene un 65 % de imagen positiva. Exponerlo a esa situación, era un riesgo innecesario.
SEXTA Y ¿ ULTIMA? DERROTA
Los gremios estatales- socios electorales de Perotti- trasladaron a Lifschitz la responsabilidad de no haber pasado a los trabajadores contratados en condiciones de pasar a planta.
Los intentos por cerrar un acta paritaria que garantizara los derechos a los trabajadores fue entrando en una demora inexplicable.
Por un lado el reclamo de los trabajadores, por el otro la presión del gobernador entrante que no quería ninguna designación antes de su asunción.
En el marco de la beligerancia el gobernador Lifschitz se cansò y envió a ATE y UPCN las listas de los contratados a los efectos de que aprueben los nombres y se proceda al pase a planta.
UPCN ya había anticipado que «no había tiempo para hacer nada y que Lifschitz habia fracasado». Los empleados atónitos. ATE fue más suave y comunicó que «aunque no es suficiente, es un avance», y finalmente los nombres pasarán a planta. No son todos, claro, pero son la gran mayoría. Y pasan en una circunstancia de innecesaria desprolijidad: pudo haberse conversado. Eligieron no hacerlo, por no compartir decisiones.
LOS RESULTADOS
Al final los combatientes pidieron tregua, y reclamaron cambios en el presupuesto que tenía media sanciòn del Senado. De la soberbia del reclamo pasaron a reclamar reuniones entre cuatro paredes para que el «presupuesto tenga algunos cambios» en Diputados y sea devuelto al Senado.
Los cambios son insignificantes: Autorizan a modificar partidas, sacaron del presupuesto la previsión de los ingresos de las deudas que nación mantiene con la provincia, y autorizan a Perotti a endeudarse hasta en 15 mil millones, con organismos nacionales. Nada sustancial, nada que no pudiera obtener con la gestión en marcha, y nada que implique cambios importantes en la distribución de los recursos que habia sancionado el Senado.
Además, el compromiso de modificar el acto de traspaso de poder. Habrá foto, y será en el Salón Blanco o en la propia legislatura, eso se verá. La fiesta de la Plaza no incluirá a nadie que no sea peronista.
Perotti tendrá que recomponer relaciones con sus propios senadores, y recuperar la comunicación con su antecesor que conducirà- con mayorìa propia- la Cámara de Diputados.
Los asesores de Perotti empiezan a recibir los primeros reproches entre cuatro paredes: todo lo que intentaron, les salió mal. Y encima el gabinete no conforma a nadie. A tal punto, que algunos cargos siguen en duda a pocos dias de asumir. Encima la lista incluye ex funcionarios de los 90, cuya sola mención genera espanto.
Seis derrotas políticas para Perotti, antes de asumir. ¿ Tenian sentido? A juzgar por los resultados, no. El comienzo del gobierno será mucho más incómodo de lo que pudo ser. Y las responsabilidades, son exclusivas del próximo gobernador, o de quienes lo asesoran. Evidentemente mal.
Todo eso ayudado por el periodista devenido vocero del gobierno, que se cansó de criticar a Lifchitz en particular y al socialismo en general, con razón o sin ella. Para eso era!,. como diría Ósmar Amarilla.