52 días pasaron desde la asunción de Omar Perotti. Si a esos 52 días de accionar baldío, se le agregan los 180 que tuvo para organizar su gobierno, estudiar la situación y comprender el escenario en el que iba a asumir; la conclusión es bastante obvia: desperdició 8 meses de la vida política santafesina, empantanó al estado, rompió una cultura de convivencia que era distintiva en la institucionalidad de Santa Fe y desgastó crédito público, con una velocidad insólita.
Más allá el inventario de desaciertos, del cúmulo de descalificaciones y de las circunstancias que lo llevaron a este «andar cansino » y a sostener un nivel de enfrentamiento muy alto con ajenos y propios, la pregunta que nos hacemos todos es: ¿ Cuál es el plan B de Perotti?
Evidentemente no será por acá. Y no será de este modo como llegue a las soluciones que necesita. No será con presión, ni con fuerza, ni con «Capitanes América», el mecanismo que le permitirá comenzar a gobernar. Porque esa es la sensación que todos tienen:Perotti ató la suerte de su gestión a un conjunto de leyes de discutible necesidad y parece entrampado en esa condición para empezar a gobernar: no hubo hasta hoy, un sólo anuncio que suene a plan, a proyecto, a política de estado. Y todo lo que enuncian sus funcionarios, está condicionado a la sanción de esas leyes.
Entonces vale preguntarse una vez más, y dando por sentado que el daño es grande y la recomposición de las relaciones con la oposición no será sencilla : ¿ Y si prueba con el consenso? ¿ Y si vuelve al cauce de la conversación con el adversario? ¿ Y si baja la intensidad del enfrentamiento? ¿ Y si asume que tendrá que convivir con estos límites y se acomoda para gobernar? Para empezar a gobernar.
En Casa Rosada, lo advierten: «Nosotros estamos tratando de calmar los ánimos para poder afrontar la situación financiera con la menor conflictividad posible y Omar inventó un problema donde no lo teníamos» Dice un dirigente Kirchnerista santafesino, que admite con impotencia las dificultades que afronta Perotti, y el «descoloque» de su discurso, con el del gobierno nacional.
«Para la campaña estaba bien, pero ahora hay que ponerse a gobernar. Los reclamos sociales serán para él, no para la oposición. Los temas de seguridad, las demandas salariales, las dificultades para abastecer a los hospitales o para cumplir con las obligaciones con los municipios y comunas, ya son un asunto de él, no del gobierno anterior. Y si no lo entiende, la realidad lo va a pasar por arriba», confiesa en estricto off, un funcionario provincial.
La semana que entra, ya sin el amparo y la tregua que dió el asueto, el gobernador deberá encontrarse con la realidad casi full. Esa que se completará en marzo, cuando comience el ciclo lectivo.
Si no aprovecha las reuniones con el radicalismo y el Socialismo- encuentros separados- para acordar, lo que viene será muy dificil. En principio para la sociedad santafesina, que esperaba más de Perotti (para bien y para mal) y luego para el propio mandatario, que ve consumir el tiempo sin darle uso razonable.
Si por el contrario, insiste con leyes «invotables»- término que utilizó un senador del PJ esta semana, para referirse a la ley de «necesidad»- y profundiza el bloqueo emocional que expresa su ministro de seguridad, las cosas se pueden poner realmente mal.
Perotti deberá sembrar algo, si quiere cosechar. Cualquiera sea la ambición de su cosecha. Por ahora, ni una semilla. Y los días que pasaron, huelen a desperdicio. Como los balcones de aquel poema. 52 días, y ninguna flor.
Durante la campaña, me llamo la atencion las permanentes criticas, del hoy vocero provincial Ricchardino, en su programa radial , al socialismo. Nada tenia ni un dejo de buena gestion.Cuando supe de
su nombramiento en esta gestion, comprendi su actitud. Ahora me pregunto; con digiere los sapos que esta tragando, cuando hay tan pocos e inexistentes actos del govierno de Perotti?????