La realidad es esta: tres personas entran a una galería céntrica de la ciudad capital de Santa Fe y balean a un empresario de turismo. Las cámaras muestran la huída de los ejecutores . Se identifica el auto que permanece parado en la calle a la espera de los criminales, y los tres huyen. Las mismas cámaras muestran el horror que se dispersa entre los testigos casuales: un padre que va de la mano con su hijo, la parálisis de una pareja de mayores que ven como cruzan delante de ellos los fugitivos. La imagen se completa con los dolorosos datos que llegan del hospital Cullen: el empresario muere. Los asesinos permanecen prófugos.
En lo que va de 2020, el número de asesinatos en la Capital Provincial, duplican a los del año 2019. En Rosario, está por encima del 80% respecto a la misma fecha. El gobierno es el que juró como promesa excluyente poner «Paz y orden» a una provincia, que en todos los otros aspectos, tenía políticas superiores al resto de las provincias argentinas. La «Inseguridad» fue el caballo de batalla de la oposición, y nadie duda, que esa fue la razón principal del fin del ciclo de Frente Progresista.
La cantidad de crímenes que asolan a la Provincia no son «sólo» la consecuencia del narcotráfico. Ni tampoco es «sólo» la complicidad policial con esas bandas. Ni tampoco es «sólo» el aumento en el consumo de alcohol y drogas como sugirió la Ministra de la Nación Sabina Frederic. Negar que la «Inseguridad» es un problema mucho más laberíntico y que las soluciones demandan mucho más que promesas y afiches impactantes, es temerario.
El actual gobierno, ahora responsable de los asuntos de la seguridad, usó sin ningún límite este asunto, y prometió soluciones que a la vista no tiene. Es público que Omar Perotti resolvió convocar a Marcelo Saín apenas veinte días antes de comenzar su gestión. Se sabe, también, que Saín eligió como camino inicial una acusación generalizada a sus antecesores, una agresividad sin antecedentes contra la propia policía, y lo peor: eligió agregarle conflicto al conflicto, peleándose con la oposición y haciendo acusaciones que hasta hoy no probó.
En el medio, El «Guille» Cantero, Jefe de Los Monos condenado y detenido en una cárcel federal, ordenó matar a alguien ( porque el asesinato pareció azaroso) que fumaba en el balcón del Casino de Rosario. Mientras tanto, los soldaditos recrudecieron sus enfrentamientos en los barrios más calientes de Rosario por el «retiro» de las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, en Rafaela se muere un pibe persiguiendo a dos motochorros. Mientras tanto, la policia parece paralizada, con niveles altos de incertidumbre hacia adentro y hacia afuera y el delito recrudeció y la «sensación» que hay en las calles, es acompasado por los números crueles: Si. En Santa Fe hubo en lo que va del año el doble de homicidios. Hay más muertes. En una sociedad que observaba, aún en el reproche y el reclamo, que las estadísticas bajaban.
Solucionar un problema como el de la seguridad pública, en un contexto de cada vez mayor marginalidad, de menor inversión pública en contención social, con un estado que anuncia retrocesos de inversión en Educación, en Obra Pública, con un gobierno que parece obstinado en quebrarle el brazo a los opositores , más que en generar políticas, no es dificil: es imposible.
El gobierno de Perotti comienza a pagar el precio de sus promesas imposibles. Esta semana se los vió «tomando clases» en CABA, aprendiendo de la Policía que hasta hace dos meses era «la policía de la derecha», y que ahora es «el modelo a seguir» según Saín, desconociendo que las realidades geográficas y económicas de CABA y la Provincia de Santa Fe son imposibles de comparar.
No era broma la seguridad. No era un asunto de cartelitos y promesas. Nadie ha demostrado tener soluciones efectivas al problema. Nadie niega los componentes de este mega-asunto. Pero los funcionarios que asumieron ese compromiso tienen ahora la obligación de dar respuestas. Y las respuestas no pueden estar supeditadas a la sanción de una ley. O en todo caso, no puede estar falsamente sujetada a una ley que incluye muchas cosas diferentes a la de seguridad, y bien pudo haberse consensuado, para que se aprobara separadamente en el tema de seguridad.
El gobierno ahora tiene un doble problema: primero porque se sabe incapaz de darle las respuestas que les prometió a los santafesinos que lo eligieron especialmente «para eso». Y el segundo problema es aún mayor: tiene que sincerarse, asumir que no cuenta con un plan, y que lo que vendrá de acá en adelante, dependerá exclusivamente de la inteligencia, la capacidad y la responsabilidad de sus funcionarios.
Perotti dijo en campaña que iba a ser «el jefe de la policía». Parece no haber asumido todavía. Su jefe provisional, Victor Sarnaglia, mientras tanto se dedica a prestarle la Banda de Policía a los actos organizados por los representantes locales de Cecilia Pando. Y su Ministro, a bloquear periodistas en Twitter, a pelearse por el mismo medio con Patricia Bullrich, y burlarse de sus críticos poniendo su foto con traje de Capitán América en su perfil.
De soluciones, nada. Ni Paz, ni Orden: la sensación es » Violencia y Caos»