El hombre no se ubica. Eso parece. Esa es la impresión que da. Al hombre le encanta que hablen de él. No importa si lo insultan o lo critican. Disfruta mucho de su nombre en los medios, y se le nota la euforia cuando percibe que sus declaraciones provocaron algún escándalo. ¿ Eso es todo? No.

Sain parece ser un personaje superficial. Un protagonista de series B de Netflix. Ese policia desagradable que maltrata a sus subalternos y que a la noche se queda solo en su departamento oscuro y húmedo, pensando las estrategias para develar la trama del crimen central. Algo de eso hay en la figura de Marcelo Saín, si, pero esconde algunas razones.

¿ Es eso Saín? ¿ O es un funcionario traicionado por su jefe?

¿ Es eso, Sain? ¿ O es un hombre casi despechado, al que le prometieron ir por una linea de trabajo, que después los pactos del gobernador hicieron desaparecer?

Marcelo Saín ya no sabe cómo expresar su bronca. Se despeina a cada rato mandando audios que sabe que se filtrarán y que dejan en evidencia su indignación y su malestar. Habla contra la gente de la provincia, manifiesta desprecio por el lugar en donde le toca jugar. Sabe que cada cosa que dice irrita a muchos, y sabe, también, que el gobernador Perotti no lo puede echar. Saín no para de mandarle mensajes a Perotti.

Un dirigente político me hace escuchar un audio inédito de Saín, sin dudas el más fuerte: «Nos gobierna un intendente. No tiene vuelo. Y no esperes que tenga vuelo, porque no tiene formación. Es un intendente, con formación de concejal» dice Saín con su tono socarrón.

«No es que no tenga estrategia política, no puede tenerla. Porque no tiene capacidad» dice el Ministro, en respuesta a una crítica que recibe por el discurso del gobernador el 1 de mayo.

Eso graba en un mensaje de Whatshapp. El destinatario del mensaje ruega que no lo publique. «No lo pongas al audio» y acepto. El audio queda guardado, le digo. Ante la primera desmentida lo hago público.

-No lo va hacer. Está demasiado enojado.

-¿ Por qué no lo echa, Perotti?

-No lo puede echar. Las razones son las mismas por las que lo nombró. Nada más que ahora se dió vuelta Perotti. Y lo dejó en banda.

Saín está enojado con el gobernador, al que no duda en reducirlo a «concejal». Su enojo radica en una traición: Llegó al Ministerio para desarmar una estructura de poder endógena. El enemigo de Perotti estaba adentro. Y sólo alcanza con leer los diarios y seguir de cerca las acciones del gobernador en los primeros días de gobierno para entenderlo: El objetivo era el senado.

Antes de aceptar el Ministerio, Marcelo Saín tenía muy claro quienes eran quienes en el Narcotrafico santafesino. Antes de que Perotti ganara, Saín sabía muy bien que escondía Alvarado, cuales eran sus relaciones institucionales y amistosas. Saín fue parte de la investigación que terminó con la detención del Narco, y fue parte del equipo que recuperó el teléfono que finalmente ventiló el audio en el que mencionaba a Rodenas.

Antes de que Perotti le ofreciera ser el «Hombre duro» que venía a terminar con el «negocio de la política y el narcotráfico», Saín tenía muy claro que los hormigueros que había que patear, tenían más jugadores propios que ajenos. Y por eso asumió.

Con el paso de los meses, esos horizontes se fueron desvanenciendo. Perotti arregló con los que iba a pelearse, y Saín quedó afuera de la pelea. La Reforma policial – esa medalla de consuelo que Sain quiere llevarse de recuerdo- ni siquiera irá a la legislatura. El gobernador decidió que fuera por el largo e interminable camino de las «consultas en los foros». La discusión llevaré materialmente muchos meses, y los resultados pueden terminar siendo otros. Ya lo decía el General: «Si usted quiere que algo no salga, arme una comisión». Perotti le armó varias.

Entonces los mensajes de Saín cobran un poco de sentido. Sus desopilancias públicas parecen adquirir algún sentido. Aunque sería mejor que se sincere, y lo confiese.

No. Marcelo Saín no es un loquito. Es una persona- con una altísima autoestima – que dejó un cómodo cargo en la justicia, para asumir un rol protagónico que hoy no tiene, ni tendrá.

Perotti habla más con el veterano, de confuso pasado, Comisario General Victor Sarnaglia, que con el Ministro. Y entonces Saín se sale de sus quicios y descarga toda su ira en mensajes que terminan siendo «crípticos» pero que ya no guardan demasiados secretos.

¿ Por qué no lo echa Perotti?

Porque si lo echa, corre el riesgo de que Sain haga público el acuerdo de Noviembre. Porque Sain sabe demasiado de muchos de los integrantes del gobierno. Esos que para Perotti eran enemigos en diciembre, y hoy son parte de su circulo íntimo.

Sain se ha cansado de descalificar a intendentes, de insultar a la ciudadanía diciendoles chusmas. No para de cometer errores propios de quien no vive en la Provincia y la cree lejana y ajena a sus propias responsabilidades. Sólo así se explican sus posteos en Twitter. El último, dandole las condolencias a la familia del Trinche Carlovich, omitiendo que había muerto a causa de un hecho que – indirectamente- es parte de su responsabilidad.

Saín no sabe más que decir para provocar su despido. Pero sabe también, que el gobernador no se anima a echarlo. Y lo pone en un apriete del que Perotti no sabe cómo salir. Algunos dicen que en los últimos dias llegó a proponerle al ex Ministro Reutemanista «Yayo» Baltuzzi, que volviera a ocupar el lugar de Saín.

Si como todos suponemos, la salida del Ministro ocurre en ocasión de un «ascenso»- así es como se saca a los jueces que molestan- y termina yendose a algún cargo en la administración nacional, en su legajo quedará escrito que fue Ministro de Seguridad de una provincia que no conoce. Que las estadísticas empeoraron durante su gestión. Que ni con la cuarentena consiguió bajar proporcionalmente el número de crimenes en la provincia, y que con la excepción de las redadas contra los «violadores de las leyes sanitarias», sus políticas no desarmaron ninguna de las ramificaciones y residuos de los grupos narcos que dominaban Rosario, y que tras el desbande de la policia, volvieron a tomar los barrios libremente, ejecutando soldados como hacía mucho tiempo que no ocurría.

¿ Por que Sain termina descalificando a Berni- al que llama «la derecha»- y le imputa ser «El Orden»? El Orden. Justo la palabra que eligió Perotti para prometernos un futuro mejor a los santafesinos.

Para Sain queda claro: el Orden es la derecha. La derecha es Perotti. El mismo que tras su pálido discurso del 1 de mayo, calificó como «un concejal sin vuelo, ni plan».

En el fondo, el mar de frustaciones que incluyen la obstrucción al principal objetivo para el que habia sido convocado, y algunas tiritas sueltas que llegaron con la gestión: cada vez que alguien le menciona el crimen del empresario Oldani en pleno centro de Santa Fe, Saín vuelve a masticar bronca. Hay cosas que tiene impedido investigar. Y ese no era el acuerdo.

Los dias que vendrán, serán los encargados de develar cómo sale Perotti de este entuerto. En las calles cada vez hay más bronca por la falta de un plan de seguridad, que se agrava día a día con la ausencia de acciones de asistencia económica para las empresas y los productores santafesinos.

Perotti prometió en campaña lo que no puede cumplir, y cada dia se volverá un asunto más grande de incomodidad con sus votantes. Y lo sabe.

Saín también lo sabe. Pero a diferencia del gobernador, él parece ser un votante más, enojado. Con razones suficientes como para complicarle el futuro político a Perotti. Un asunto que Perotti «el concejal», se encarga de complicar cada día que pasa en su sillón en Casa Gris, en el pobre ejercicio de sus funciones.

Las promesas de solciones a la seguridad de los santafesinos, sólo trajeron internas, desorden en el accionar policial y un inocultable recrudecimiento del delito.

Estamos peor que hace seis meses, claro. Mucho peor, y Saín no quiere ser el responsable de este desastre.

Un comentario en «Sain y su bronca real:»Nos gobierna un concejal»»

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