Otra vez sopa. Esta vez sopa con una interpretación parcial y recortada de una Auditoria de la AGN que todavía no fue publicada, y que como dato fundamental le cierra una duda grande a los santafesinos: No hay un sólo dato que sugiera corrupción en los números públicos de las gestiones del Frente Progresista, sólo un «Déficit». Una obsesión de neoliberales, que piensan en la «Caja» antes que en las necesidades públicas.
La ensayista y enfermera de la salud pública española Clara Valverde es contundente: “Las palabras no son neutras: sirven para hacer algo al que las escucha. Las palabras y las frases que utilizan las élites políticas y económicas neoliberales intentan que la ciudadanía se comporte de ciertas maneras, sobre todo para que adopte opiniones y comportamientos sin que los poderosos tengan que ejercer la fuerza de manera obvia. El lenguaje es la primera y más necesaria arma del capitalismo neoliberal”.
La palabra «Déficit», en el lenguaje de un gobernante puede implicar muchas cosas, dependiendo siempre del lugar en que la use, y de la centralidad que le ponga al término en sus planes. Perotti , como lo hiciera Mercier durante 20 años, como lo usara Cavallo durante la convertibilidad y las privatizaciones, y como fundara Alfredo Martinez de Hoz en el estreno de la sanguinaria dictadura, pone en el «déficit»las razones para justificar los ajustes. El déficit es el gasto público que se necesita para sostener a los sectores menos beneficiados, el que permite hacer obra pública, el que permite actualizar los salarios, que otorga presupuesto para el desarrollo social y que permite el funcionamiento de las estructuras del Estado en todas sus áreas.
El déficit es una «herramienta» de la economía y se utiliza dependiendo los tiempos, el nivel de recaudación de los estados, las coyunturas nacionales e internacionales: contrariamente a lo que expresa el pensamiento del gobernador, asociado claramente en la linea neoliberal, el estado debe gastar más cuando más se necesita. El gasto público equilibra – en la medida de sus posibilidades- las desigualdades que generan las crisis. Y pensar en «cerrar los números»cuando lo que está en juego es el empleo, por ejemplo, implica poner la mirada sobre la caja y no sobre las necesidades del hombre.
Lo único grave, lo único que no se podría discutir ni perdonar, es que ese desequilibrio se produjera a causa de acciones de corrupción. Es decir; que los recursos faltantes hayan ido a los bolsillos de los dirigentes políticos. Y en ningún fragmento de lo que dicen que dice la AUDITORIA DE LA AGN, aparece una mínima sospecha de corrupción o irregularidad de las gestiones anteriores. Ni en la caja general, ni en ninguna de las empresas públicas.
Pero lo que no dice el gobernador es lo que le cabe como responsable: desde que asumió no invirtió un sólo peso público para reactivar la economía. Los resultados de su gobierno han sido hasta ahora, sumamente negativos para la actividad privada y Pública. Los salarios de los empleados públicos cayeron casi en un 40% real de poder adquisitivo como consecuencia de la inflación y de la decisión de Perotti de no ajustarlos. Los beneficios que dicen haber dado a los sectores más urgidos, salen de un servicio que el gobierno no paga porque no quiso pagar: la EPE no sólo no tenía déficit, sino que le había dejado el saldo a pagar en diciembre con la mayorista de electricidad del país. Perotti endeudó a la EPE, no le pagó a Cammesa, y ahora dice que hizo un esfuerzo para dilatar los plazos de vencimiento en un servicio que hasta hoy, no le costó un centavo a los recursos del estado.
Todos los esfuerzos que se hicieron para la Pandemia, pasaron por un aporte enorme del Estado Nacional. Tan importante, que en la última rendición de aportes del tesoro, se decidió postergar a la provincia al último lugar de las beneficiadas, porque detectaron que Santa Fe no invertía sus propios recursos.
No se concretaron inversiones elementales en materia de educación, no se cumplieron las licitaciones empezadas, como la de los radares para las rutas de la provincia: desde el 1 de junio no hay más controles de velocidad en las arterias provinciales, porque el gobernador decidió que era «un gasto muy alto». No hay radares, ni controles. Pero las vidas se perderán en velocidades no controladas, a cambio de tener «la caja en orden».
El estado provincial cuenta con un fondo de 1.000 millones para asistir a comunas y Municipios sólo en el tema COVID-19. Hasta el viernes, sólo habian distribuido 360 millones, sin que se conozcan las razones del «ahorro».
¿ De qué sirve tener dinero en caja, cuidar celosamente los recursos y las planillas, si a cambio perdemos vidas, no le damos recursos a los gobiernos locales, o empobrecemos a los trabajadores?
¿ Cual es la defensa «ideológica» de esta centralidad del «Déficit», sino la convicción de que la vida y la estabilidad de los habitantes del territorio de la provincia, valen menos que los datos de una planilla de excel?
La reinstalación del tema «Déficit» en la agenda pública no es casual: el gobierno se encuentra, en la salida de pandemia y con obligaciones que tendrá que afrontar sin muchas más dilaciones: el argumento del déficit, le servirá a los dirigentes sindicales para «calmar un rato» a sus afiliados, pero para evitar los reclamos de recomposición y pago del agunaldo. El acuerdo casi extorsivo con las empresas constructoras lo pondrá ahora si, en la obligación de continuar las obras o no, quizás deje al desnudo la decisión de no continuarlas y en ese caso, revelará el valor que tienen en la visión estratégica del gobierno, las decenas de miles de fuentes laborales que se perdieron con su paralización.
La recaudación bajó en todas las provincias, y Santa Fe tiene al menos dos ventajas que nadie del oficialismo hace flamear: es la provincia con menos deuda en dólares del país y además sus vencimientos son a largo plazo. La otra es una sentencia de la Corte Suprema que ordena restituir los fondos ilegítimanente retenidos en materia de jubilaciones. Perotti ni siquiera menciona estos asuntos, como si no existieran.
El informe, al que nadie tuvo acceso todavía salvo ( presuntamente) el Ministro Walter Agosto, es un corte del estado de situación al 10/12/19. Lo que vino después, los agravantes de la crisis, son de entera responsabilidad del gobernador Perotti y su gabinete. Ellos prefieren pensar al Estado como una empresa, y sin embargo, parecen pésimos administradores.
No importa cual sea el «déficit» si la consecuencias del mismo significan una mejor vida para muchos. Si por el contrario, como suele pasar con los discuros neoliberales, el déficit termina siendo la excusa para recortar derechos y achicar las capacidades del Estado, estaremos asistiendo a una nueva etapa confesa del Peronismo de los 90. En el caso de Perotti, en su segundo protagonico. El primero, y en el nombre del déficit, se llevó puesta a la banca provincial. Y habrá que estar alertas para saber que se quieren llevar puestos ahora.