El gobierno nacional toma una decisión que puede estar fundada en objetivos plausibles, pero otra vez, como en 2008, lo hace a destiempo y de manera inconsulta. Una nueva 125 se asoma, justo cuando el país necesitaba un poco de calma para salir del agobio.

Es cierto: La situación de Vicentín podía terminar en una quiebra ( posiblemente fraudulenta) y con ella, un desguace del que se podian aprovechar los grupos concentrados de la agroexportación argentina.

Es cierto. Vicentín se «aprovechó» del desmanejo de la anterior gestión del Banco Nación, y se quedó- hasta ahora- con 18000 millones de pesos «nuestros» o que vamos a pagar nosotros.

Es cierto también: Argentina necesita-cómo todos los estados del mundo- regular y establecer las reglas más saludables para su principal herramienta de ingreso de divisas.

Y finalmente, es cierto que lo que hay que proteger por encima de todo, las fuentes laborales de miles de santafesinos que dependen de manera directa o indirecta de la empresa y que hoy, no tienen garantias de hacerlo.

Pero también es cierto que: el Poder Ejecutivo no tíene derecho a intervenir una empresa privada y menos, si la empresa está bajo el control del Poder Judicial.

Y es cierto, también, que la decisión ( otra vez) se toma de manera sorpresiva y unilateral, sin consultar a nadie. Ni al juez, ni a los dueños, ni al gobernador ni a los legisladores de la provinicia, ni a los sectores que se especializan en la materia.

Y es cierto que no es el momento de hacerlo. Porque la manera impacta sobre un gran sector de la sociedad que o no está de acuerdo, o simplemente desconfía de la decisión por el presunto  origen «Cristinista» de la medida. Y que si algo no necesitábamos hoy era ún debat que nos vuelva a desangrar como nos desangró la 125.

Que no hay argumento sólido en la presunta «Soberanía Alimentaria», ni tampoco en la presunta invocación del derecho de propiedad, como si no tuviera límites ni artículos constitucionales que los determinen.

Que una vez más, nos vamos a embarrar en una discusión bizantina, con empujones desde la tribuna, los prejuicios y las descalificaciones. Y vamos a terminar resolviendo todo por la fuerza, presionando a los legisladores, con escraches y enfrentamientos públicos entre militantes que seguramente no tienen intereses creados en el asunto, más que sus propias y relativas convicciones.

El gobierno puede tener razón,claro. Pero otra vez se equivoca con las formas.

Como en el 2008, no habrá ganadores. Vamos a perder todos. Es notable nuestra incapacidad, o para ser más justos, la incapacidad de nuestra dirigencia política,para entender que hay asuntos que demandan madurez y equilibrio.

No parece que hayamos aprendido nada. Ya suenan las bocinas, ya volvieron los bombos. Ya susurran los cánticos del odio, ya todos se embanderan y prometen ir por todo. Otra vez

Un comentario en «Vicentín: Otra vez,del mismo modo.»

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