Saín ya no necesita presentación. Es el Ministro de Seguridad con peores estadísticas criminales de los últimos 20 años y su verborragia lo precipitó a un nivel de «popularidad», que su propio ego celebra, aunque las alas del poder se le vayan derritiendo, como a Ícaro.
Saín tiene una incomprensible costumbre: en el afán de hacerse el guapo con los periodistas, manda mensajes de whatshapp, sin medir las consecuencias. O peor: los hace trascender él mismo, para luego culpar a los periodistas de «chusmas» o de «violar su privacidad».
Esta semana el Ministro de Seguridad cruzó todos los límites posibles y sin embargo, el gobernador lo sostiene. Y no sólo lo mantiene en el cargo, sino que el martes a la tarde, luego de escuchar que su ministro lo considera «Un pelo cagado del culo»(sic), ordenó al Secretario de Comunicación de la Provincia que el Ministro saliera por todos los medios importantes (incluso aquellos con los que mantenía un fuerte enfrentamiento) de Rosario y Santa Fe, para explicar «cómo fueron las cosas»
El ministro nunca explicó nada, y salvo algunas excepciones, nadie le repreguntó nada. Nadie lo incomodó a fondo, nadie le cuestionó y nadie, claro, le recordó a Saín que en el propio audio que dió comienzo al escándalo,él mismo le decía a Darío Schueri- receptor del mensaje original- «que le mandara el audio al colega».
No. Todos ( o casi todos) eligieron reacomodarlo a Saín, «naturalizando» los audios. Un colega de Rosario, en Radio 2, llegó al extremo de calificar a Schueri como «desleal», sin conocer la historia de la circulación del audio. Y Saín, eligió el indecoroso camino de aceptar que «dice cosas en privado» y desmentirse a si mismo.Y cuando no le quedaban margenes para lo inexplicable, eligió compararse con CFK y su antecesor Maximiliano Pullaro, que fueron «escuchados». La diferencia con los dos es mucha: A Saín nadie le hizo escuchas, él mismo ventiló sus opiniones; y además: en las difusiones de aquellas escuchas, tanto CFK cómo Pullaro, le decían «Pelotudos» a sus adversarios, no a sus propios dirigentes.
Ni siquiera la «primicia» de que piensa (si, Saín piensa mucho y hace poco) denunciar a un juez Federal por razones que no hizo públicas, lo sacaron del vergonzoso derrotero de tener que explicar sus apreciaciones en privado sobre Perotti.
Lo que nadie se explica y pasa casi al terreno del misterio, es la posición adoptada por el gobernador: ¿ Qué le pasa a Perotti con Saín?
LAS REGLAS DE ORO DE LA AUTORIDAD
En un café céntrico santafesino,un funcionario del Ministerio de Gobierno bromea con un dirigente del PJ: «No hace falta preguntarse que hubieran hecho los gobernadores anteriores con Saín y sus audios…¡ De la Rúa lo echaba a los cinco minutos!» dicen y carcajean, mientras se rascan la cabeza tratando de entender al «Gringo» y sus niveles de tolerancia y amor propio. Cuanta más tolerancia le tiene a Saín, menos respeto le tienen los demás. Y claramente, a si mismo.
Nadie puede mandar, si antes no cumplió con las órdenes. Dice una regla de oro de la disciplina militar y policial. Y nadie, en esos ámbitos, puede recibir el respeto de sus subordinados, si cualquiera de ellos lo desautoriza.
Entonces: ¿Cuáles son las causas que le impiden a Perotti echarlo a Saín?
En circunstancias normales, la respuesta lógica sería: «Tiene un buen ministro y se come el sapo». Pero todos sabemos, se trata sólo de echar una mirada ligera sobre la situación de la seguridad en la Provincia, que la gestión del Capítán América es mala. Por no decir muy mala, si nos ajustamos a los resultados estadísticos desde que asumió.
Fuera de esa excusa, muchos se animan a decir que «Saín es hombre de Alberto» y que por eso Perotti elige no tocarlo. Para no molestar al Presidente. Nadie sostiene esa tesis después de dos minutos: Un dirigente político no puede pedirle a otro que le tolere a su subordinado, frases del estilo: «Perotti es un intendente con formación de Concejal» ó «Le pone un chorro de dinero a los medios para que hablen bien de él y de todos los ministros, menos de mí» ó «Si yo fuera gobernador, el Ministro me dura diez minutos» o finalmente la escatológica definición : «¿ Sabés qué es Perotti para mí? Un pelo cagado del culo».Alberto podrá tener intereses en manejar la seguridad de la provincia y puede sugerir nombres. Pero a nadie le cabe una sóla duda de que no sostiene este tipo de comportamientos del Ministro y no los toleraría de sus propios funcionarios.
La Tercera tesis es la «Ausencia de un Plan B». Una hipótesis rara. El gobernador ya olvidó sus promesas de campaña, gracias a los efectos de la Pandemia. Pero resultaría imperdonable para un hombre que aseguró que «iba a ser el Jefe de la Policia», que un sólo hombre le impida ejercer la autoridad: Saín ni siquiera es de Santa Fe, y cada día que se mantiene en su cargo, va destrozando las lineas de mando de la Policia provincial. Ya no quedan uniformados que lo respeten al Ministro, y eso termina subiendo hacia la figura del gobernador. Se trata de pararse a hablar un segundo con cualquier uniformado y preguntarle sobre las autoridades: ahí estarán todas las respuestas. Saín no sólo no goza del respeto de los policias, sino que el sentimiento parece ser claramente negativo.
Sin respeto, está claro, no hay forma de conducir a nadie. Y el gobernador no puede obviar semejante estado de situación, si pretende poner «Paz y Orden» a una provincia que cada día profundiza más sus niveles de violencia y caos.
¿ Entonces?
La única tesis que queda en pie es la del temor. Si. Muchos aseguran que el gobernador «le teme» a Saín, porque el Ministro tiene un cargo en el Ministerio Público de la Acusación y su retorno a ese lugar lo puede poner en condiciones de ejecutar acciones contra funcionarios del gobierno o aliados políticos: ¿ Quienes? el rumor siempre merodea el nombre de la vicegobernadora Alejandra Rodenas, la del senador Traferri y la de algunos funcionarios del gabinete Provincial. Algunos otros, se animan a decir que Saín «guarda» información del propio mandatario sobre alguna presunta transacción agropecuaria, que podría incomodarlo.
Todas son hipótesis, versiones y apuestas. Todas irán creciendo con el tiempo mientras Saín permanezca en el cargo y el gobernador lo blinde mediaticamente.
Todos sabemos que piensa Saín de Perotti. Ya lo escuchamos. Lo que no sabemos es qué piensa Perotti de Saín, y a esta altura, podemos sospecharlo.
Mientras tanto, la policia parece autogobernada, sólo se detiene a violadores de la cuarentena y desparecieron la mitad de los patrulleros. En Rosario funcionan 40, en diciembre eran más de 100. No hay recursos para arreglarlos,dicen.
La situación podría resultar graciosa si no se tratara del gobernador y un Ministro de Seguridad. Y si en el medio no hubiera decenas y decenas de muertes que se agudizan por la falta de políticas.