El título formalmente es reprochable, pero en los hechos nadie lo discute. El viejo apotegma peronista de «Cámpora al Gobierno, Perón a Poder» en Santa Fe ni siquiera tiene la mística misteriosa del jefe exiliado: Saín ha demostrado a lo largo de estos nueve meses ser mucho más poderoso que el propio gobernador, y en estas horas, se encargó de sellarlo. Saín gobierna, claro. Y tiene el poder.

La todavía inconclusa salida del Comisario Victor Sarnaglia de la Jefatura de la Provincia es un ejemplo lapidario: El Ministro Gobernador lo «limpió» sin decreto ni renuncia de por medio. Es más, sin que se escuche la palabra del Gobernador Perotti que antes de ayer le aseguró a Sarnaglia que «se quedara tranquilo, que cuando terminara la licencia volvía». Y no. Sarnaglia por estas horas no recibió una sola comunicación ni del gobernador formal, ni de su superior ( del gobernador formal), Marcelo Saín. Pero Saín lo asegura. Y es ley.

Sarnaglia había pedido licencia para declarar como testigo en una causa donde apareció un papel que presuntamente lo involucraba con una coima a un empresario del juego ilegal. En el papel, aparece la palabra «Sarna». El propio Comisario dice que nadie le dice así. Y además, como lo escuchamos todos, aunque la mayoría de los medios prefirieron evitarlo, el mismo comisario asegura que se trata de una cama del Ministro para volteralo. Y acá no pasa nada más.

El asunto calentó los ánimos en la Cámara de Diputados de la Provincia.El ex Ministro de Seguridad de Miguel Lifschitz, Maximiliano Pullaro relató el estado de situación: Acá no hay control sobre las fuerzas, ni plan de seguridad, ni nada que detenga el aumento impresionante de delitos y homicidios en la Provincia. El 2020 tiene los peores números proporcionales de la última década. Y es demasiado decir, en una provincia que cambió de color político precisamente por las estadísticas de seguridad.

De la Bolsonarezca promesa de «Paz y Orden», no sólo no se cumplió con nada, sino que todo se agravó.

Pero eso podría hasta asumirse como una circunstancia de violencia social. O la consecuencia de una agravamiento de las condiciones sociales y económicas.

Lo que nadie esperaba era que llegara el peor caos institucional que recuerde la Provincia de Santa Fe: Un gobernador extraviado, con pasos delarruistas, superado por todas las circunstancias, todas: empeoró cada una de las estadísticas y los números. Recibió una fortuna de asistencia del Estado Nacional, y tiene guardados al menos 40 mil millones de pesos en Plazos Fijos. Lo asegura el propio ministro de Economía, ni siquiera es una chicana de la oposición.

Y todo retrocedió: la Pandemia se convirtió en una excusa constante, y se ajustaron como nunca los salarios de los empleados públicos. Volvieron los negociados en las compras del Estado. Los Ministros balbucean y se sacan fotos en las redes sociales armando reuniones en las que anuncian que pronto, en algún momento, cuando sea posible, si es que es posible, van a hacer algo.

El único que no hace, pero se lleva puestos a todos es el gobernador Saín. Se dió el lujo de insultarlo a Perotti en decenas de mensajes que se viralizaron. No sólo no desmintió haber dicho las cosas que dijo del gobernador formal, sino que siguió: En uno de esos mensajes dijo que no le temía a Perotti, sencillamente porque para él, Perotti «es un pelo cagado del culo». Y Perotti dijo que «Son cosas que dice»

Saín termina gobernando una provincia en la que nadie lo eligió, y a la que desconoce. Ni geográfica, ni culturalmente. Tiene sometidos a la Vicegobernadora y a los senadores bajo la amenaza de «mover algunas causas». Es vox populi, pero todos sonríen mientras eso sucede. Y todos lo sabemos, pero los medios no dicen nada.

Un alto oficial de la fuerza, el mismo que me envió los audios de Sarnaglia me manda un mensaje: «Nunca, en 25 años de funciones, ví lo que estoy viendo. Nunca pensé que se podía llegar a semejante nivel de caos en la institución. Es un desgobierno»

Eso me lo dice mientras me afirma que Sarnaglia no renunció nunca. Que continúa de licencia, mientras Saín lo anuncia y se saca fotos sonriendo en el despacho del jefe de la Policia con la nueva jefa, y lo publica en redes cómo si estuviera celebrando un triunfo. Y si, celebra su asunción. Está a cargo del gobierno de la provincia. Ganó una batalla interna y sólo le falta salir a Plaza de Mayo con la cabeza del jefe depuesto en la mano.

Y Perotti, en lugar de ponerlo en caja al supuesto Ministro, le dió más caja. Y no sólo duplicó la pauta publicitaria en 400 millones de manera inexplicable, sino que le tiró a Saín más de 1000 millones para que use de manera discrecional. Nadie sabe en qué usa esos mil millones el SuperMinistro. Lo que se sí sabemos es que de golpe, todos aquellos medios que lo cuestionaban por sus escándalos, dejaron de cuestionarlo. Ya nadie se anima a hablar de Saín en Santa Fe. Es el nuevo gobernador, está claro.

El gobernador elegido por la gente, se dedica a hacer anuncios, toma medidas de prolongación de encierros, y asume que la provincia , esa que tiene una infraestructura envidiable de Salud, tiene que volver a cerrar todo en Rosario, y que se perdieron tres meses de actividad productiva en balde. Las redes lo convierten en TT, y lo único que se lee son insultos. Los mismos insultos que lo esperan en cada visita que hace a los pueblos del interior santafesino. Por docentes, por médicos, por enfermos que el IAPOS no está atendiendo.

No se inmuta con nada. El gobierno está a salvo, y en manos de Marcelo Saín.

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