Me desperté muy temprano para escribir. Es una costumbre muy vieja que empezó cuando hice radio los sábados a la mañana. El silencio del amanecer es una de las mejores compañías para escribir. Pero esta vez, me molestaron los ruidos de los mensajes de WhatSapp.

Nadie llamó para cuestionarme nada, pero si para dejarme mensajes: Un video de REC se viralizó de manera desproporcionada: 90 mil reproducciones en Facebook en menos de un día, con 2.900 compartidos. El video cuenta la dolorosa experiencia del dirigente sindical que llevó a su hijo a una guardia médica, y se topó con una doble experiencia: los profesionales de la salud atendieron rápidamente y bien a su hijo. Y luego, le reprocharon sus acuerdos con el gobierno provincial, que les dejó un aumento del 0% en sus salarios para 2020, con bonos mensuales no remunerativos de 5000 pesos de máxima.

En dos mensajes recibí el mismo reproche: «Te estas metiendo en la vida privada de Jorge, estás pasando los límites». Otros mensajes me alertaban sobre el enojo del dirigente por mis expresiones en el video que adjunto.

De ninguna manera la información es de índole privada. No avancé sobre ninguna identidad que no sea de interés público. Sólo conté lo que ocurrió en un lugar público, en la que se encontraba un personaje público. Y conté, además, lo que dijo una enfermera pública.

En ningún momento pasé por encima la privacidad de nadie. No hubo en el relato ninguna falsedad sobre los hechos y además, hice referencia a un asunto público: No he publicado nada que implique ventilar asuntos que están protegidos por la ley.

Alguien me dijo : «Estás actuando con odio personal, te metiste en asuntos de su vida, te metiste con su hermana, con sus padres y ahora con esto»…

Falso. Nunca me metí con la vida privada de nadie. Solamente mencioné a su hermana porque es la máxima autoridad administrativa de Catastro. Y en esa Dirección, persiguió a quienes presuntamente ma habían dado la información sobre el patrimonio en propiedades que tiene el Secretario General de UPCN sólo en Santa Fe. Casualmente era su hermana. Y a su padre lo mencioné porque a su nombre figuran dos propiedades importantes , y sus ingresos no pueden justificar semejante inmueble.

Ninguna de esas dos informaciones son violatorias de ninguna intimidad. Molina es dirigente de un Gremio que administra dinero de los trabajadores públicos. Y también fondos públicos, como en el caso de la Empresa de Ropa de Trabajo que abastece al Estado.

Las ventilaciones de estos temas molestan mucho a Jorge Molina y lo entiendo: a mi también me molestarian. Pero no se trata de lo que nos ocasiona emocionalmente, sino de la veracidad o no de esos asuntos. Estoy hablando de uno de los dirigentes sindicales más importantes de Santa Fe.

Yo, en tanto periodista, publico cosas que son de interés público. Y que son ciertas. Otra cosa sería si miento. Allí habría mala fe, y en ese caso cometería un delito.

Si Molina cree que cometí un delito, no tiene más que iniciarme acciones judiciales, y en ese ámbito se resuelven las cosas. Hasta hoy, no he recibido ni una intimación de su parte, con lo que deduzco que no está negando nada de lo que publiqué.

Por el contrario, en dos ocasiones en las que me sentí intimidado – el robo inexplicable de una notebook en REC unos días antes de que empezaramos a transmitir y la divulgación de un mensaje de Molina a todos los empleados del gremio acusándome de «mentir, financiado por el Socialismo» me presenté ante la Fiscalía y expuse mis sospechas. Las dos denuncias quedaron por ahí guardadas e ignoro si tuvieron o no resultados. Pero cumplí con mi obligación de denunciar.

Esa es la única manera en la que se resuelven los conflictos generados por el licito ejercicio del periodismo. No conozco otro. O al menos nunca probé hacerlo de otra manera.

Lo que si quiero dejar claro es que no voy a dejar de publicar nada, bajo la daga del miedo: por tener miedo es que en Santa Fe vivió décadas sometida los estropicios de un grupo de particulares con sus negocios con y desde el Estado. Y eso, al menos para mi, se había acabado el día en que asumió Hermes Binner la gobernación de Santa Fe, y me juré poner todo lo que se pueda poner para evitar que se repita. Y entonces eso es lo que estoy haciendo hoy.

Desde un ejército de trolls probados, con nombres hindúes e indentidades falsas originadas en los Estados Unidos y Turquía, se ha intentado instalar la idea de una vida oculta mía con dos hechos reales y de los que me siento orgulloso: Me acusan de haber viajado como periodista, en 2012, a Medio Oriente. Si, era mi segundo viaje. El primero fue a Bilbao en 2006, invitado por Jorge Obeid. Y viajé, como viajaron decenas de periodistas , acompañando a delegaciones oficiales. ambas experiencias fueron muy importantes para mi. Y en ambas ocasiones, lo hice cubriendo las actividades para los medios en los que trabajaba. En 2006 lo cubrí para LT10 y para Notife.com. En 2012, para mis tareas en Cablevideo, en Canal 13 de Santa Fe, para Notife.com y para una revista que dirigí y fundé, que se llama Puerto Negocios.

La otra «descalificación» proviene del público hecho de haber sido sub secretario de Comunicación de Miguel Lifschitz. Ese dato no sólo no me molesta, sino que me honra. Haber trabajado dos años, acompañando a uno de los mejores gobernadores de la historia de Santa Fe, y haberme ido de manera pacífica y voluntaria, me enorgullece aún más. Y algo más que no todos podrán decir con tanta certeza: me fuí de la función pública más pobre de lo que entré. Cuando asumí tenía dos autos, y vendí uno. Al momento de abrir mi declaración jurada, mi patrimonio era menor al que tenía antes de ser funcionario.

De esa experiencia aprendí mucho, y no me hago ningún reproche por haberlo hecho. Eso sí, me sirvió para saber que es lo que no quiero hacer el resto de mi vida: la vida de la gestión política, es mucho más dura y desgastante que cualquier otro trabajo. Pero eso se entiende cuando se lo experimenta, desde afuera no se ve nada de lo agobiante que es la función pública.

A lo largo de estos diez meses de pesadilla política que es la gestión Perotti, me consta, que estuvieron buscando algo que me pusiera en foco de inmoralidad, y no: se cansaron de revolver los cajones, encontraron documentación que lejos de perjudicarme, me honraban. No hay en ningun lugar una cuenta oculta, ni autos lujosos, ni casas extraordinarias. Todo, absolutamente todo lo que tengo lo puedo explicar y justificar. No hay nada, absolutamente nada que no tenga respuestas honestas.

Entonces va de nuevo: y le cabe tanto a Molina, como a Hoffmann, como al Ministro Saín, como a cualquier persona que se sienta molesta por mi trabajo: Digo lo que digo, cuento lo que cuento, porque no tengo cadáveres en el ropero. Porque tengo la tranquilidad de ejercer el periodismo desde el lugar que lo hago, sin que ningún asunto de mi pasado me genere ninguna intranquilidad.

Finalmente, y es menester decir , aunque esto implique una confesión innecesaria: no tengo más adicciones que el cigarrillo. Que aunque resulte extraño, nunca en mi vida consumí Cocaína. No soy ludópata, no tengo deudas en negro de ningún tipo, y si faltara algún dato más: no existen en mi vida, problemas de ningún tipo. Ni familiar, ni extrafamiliar. No existen historias oscuras que podrían derivar en ninguna venganza.

Tampoco compro Marihuana, aunque a veces la haya consumido y defienda su legalización: no compro porque no quiero ser parte de ningún eslabón de ese negocio criminal. Y sin embargo, me he cansado de leer a gente diciendome «narco».

Y que cualquier «aparición» sorpresiva de alguna sustancia ilegal dentro de mi auto o mis pertenencias, será «plantada», como me consta que algunos sugieren hacer, para silenciarme.

También, soy muy respetuoso de las normas de tránsito, manejo a velocidades muy moderadas, y mantengo los autos de mi familia- un Fiat 1.0 modelo 2016 y un Suran 2011- en perfectas condiciones técnicas. Si algo me ocurriera a mi o a mi familia con algún auto , dejo claramente expresado, que es muy dificil que se trate de un accidente.

Por lo demás, ya lo saben: nada de lo que digo es distinto a lo que dije a lo largo de más de 25 años ejerciendo el periodismo. Nunca negué mis afinidades, nunca negué mis convicciones y soporto sin ninguna verguenza mis propios archivos.

Elegí vivir ajustado, a vivir con plata mal ganada. Eso me deja dormir bien durante las noches. Y me garantiza, que fuera de las infamias, mis hijas me recordarán como un tipo honrado, que paga sus deudas y nunca se aprovechó de los privilegios que le regaló la vida, para enriquecerse ilegalmente.

No he extorsionado nunca a nadie, ni para dejar de decir ni para cambiar de ideas. De eso mis hijas, también podrán sentirse tranquilas.

Como todos, cometí errores muchas veces, y si alguno de ellos viene a colación, nunca dudo en reconocerlos. Me arrepiento de haber colaborado desde el micrófono con algunos que terminaron usando la cosa pública para concretar sólo ambiciones individuales, como al converso ex intendente de Santa Fe, José Corral.

Y siempre me fuí de los medios por la inconveniencia de mi línea editorial, no por haberle adeudado nada a ninguna empresa.

Por una razón de pura conciencia y de profunda convicción, he defendido a los gobiernos del Frente Progresista. Y los sigo reivindicando, con sus errores, como los mejores que tuvo la provincia durante más de un siglo.

No soy socialista. Me desafilié del radicalismo en 1994. Soy claramente un militante de la socialdemocracia. Creo en el Estado como herramienta de redistribución de la riqueza, pero sólo lo admito en el marco de las instituciones y los acuerdos entre partidos. Defiendo con los dientes las libertades individuales- soy liberal en lo social, ultraliberal- y defiendo la libertad de expresión cómo regla sagrada.

No oculto nunca quien soy, ni qué pienso, ni mido miserablemente mis acciones por especulación. Por eso, cuando empezó 2020, yo no tenía medios donde trabajar. Y no me quedé lamentando esa curiosa coincidencias de rechazos. Los entendí a los dueños, venían dias duros en lo económico, y el Secretario de Comunicación de Omar Perotti, antes de asumir, se los dejó claro a todos: si estaba yo, no había pauta.

Hoy trabajo a gusto, y sin temores, en un espacio digital que construimos con un grupo precioso de personas. Todas ellas nobles, que asumieron el riesgo de trabajar con este «sarnoso» para la nueva estructura de poder.

Escribo este texto, hoy, Sábado 12 de setiembre de 2020. Con mi conciencia tranquila, y por la única razón que realmente me causa preocupación: mi familia.

No necesito guardias, no reclamo ninguna protección. Sólo advierto que mi juego es lícito, que no violo las normas de la ética periodística, y me hago cargo de cada una de mis notas, sin poner en el medio a nadie. Firmo mis trabajos, y me hago cargo de las consecuencias.

No estoy advirtiendo nada, pero algunos mensajes me hicieron pensar.

Y que aunque la situación no me resulte agradable, siento un enorme apoyo de lectores, oyentes y consumidores de la información que generamos exclusivamente desde internet, porque nunca podremos comprar una radio ni somos aceptados en las pantallas de cable.

Así que ya saben: a los que me dicen cuidate, les digo: de no ser por el cigarrillo, soy un beato. El resto ya no depende de mi, sino de los límites de quienes se sientan afectados por mis publicaciones.

A ellos, la invitación para que exijan sus derechos a réplicas. Y sino, que busquen silenciarme de la única manera posible: iniciando acciones judiciales.

Por cualquier otro camino, dejo constancia de todo lo arriba consignado. Soy lo que fuí, y seré lo que soy.

Gracias. Coni

PD: copio esta carta a personas que me conocen, a FOPEA y a un grupo de colegas que siguen siendo confiables y que no se perdieron en el lujurioso juego del sobre, ni en desesperado juego de la especulación publicitaria.

6 comentarios en «Dejo constancia»
  1. Simplemente felicitaciones. Lamentablemente estamos en Argentina, y hay conceptos tergiversados. Toda persona con desempeño de funciones de índole público tiene que entender que queda muy expuesta, y por ese motivo y sumando el hecho de una supuesta función de carácter social (como una conducción gremial) le agrega la obligación de mostrarse como un ejemplo a seguir en el buen sentido de la palabra, surgen a la luz las cosas por las que se molestan, transformándose en un ejemplo a seguir para todos aquellos que se suben a la escalera de la carrera gremial como base para una carrera política, quedando los ideales que “defienden” solo en palabras, aplastados dos metros bajo tierra cuando las transas con el gobierno bajo el cual se alínean muestran una simil “obediencia debida”…

  2. Coni. Por favor. Son muy inteligente. No te mereces ponerte en el lugar de victima. Tampoco ser tan «autoreferencial» . Sos mas que eso. Vamos!!!

  3. Desde lt10 que te escucho. Sos una mezcla rara en la Argentina de persona que teniendo un oficio de los que habiendo asegurado más que la canasta básica, respetás a todes. Porque escuchaba a compañeros tuyos que tienen sus vacaciones en… laburando muy temprano pero 2 horas al día, y haciendo un programa semanal (que siiii, debe tener una gran producción) y se queja siempre de nuestros paros docentes, cuando nuestros sueldos no llegan a cubrir las necesidades más cotidianas ¿como o compro los remedios? ¿pago el gas o internet?, y además, ponemos plata para dar clase. Siempre sentí que sos, como Susy Tómas, como Estela Córdoba, de los pocos, de los que podemos confiar. Salud señor, toda mi admiración.

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