«Pero por favor, reservá mi nombre», » Si se enteran que te lo dije, pierdo el laburo», «Vos entendés que no pueden saber quién te lo dijo,¿no?», «Si yo no dependiera sólo de este trabajo, te juro que salgo al aire», «Lo llamo yo porque el señor X, tiene miedo que lo estén escuchando»
Todas esas frases están copiadas de manera textual. Llegan todo el tiempo al celular, a las casillas de Facebook, a los emails.
Todas son personas vinculadas al Estado santafesino, y todas, sin excepción, repiten una consigna : «Esto no puede ser, me da mucha bronca, mucha impotencia, me da miedo. Te pido reserva». Reserva, secretos, miedo. Son tres palabras que aparecen siempre en los textos o en los audios que recibimos en REC.
«-«Vos no tenés miedo?» me pregunta con desolación la SrtaP. Asi convinimos llamarla. No puede más de la bronca, no para de descargar información sobre lo que le pasa en la oficina, en el gremio, sobre las arbitrariedades que ve en su trabajo, y entonces me lo cuenta, con detalle, pero termina pidiendo reserva, secreto, y dice tener miedo. En el final del chat ella confiesa : «Yo siento que están dejando tierra arrasada, siento que de esta no salimos más. Están destruyendo todo». Yo le devuelvo una frase hecha, que procura el consuelo: «Mirá, es como agujerear un muro. O lo tumbamos, o se nos cae encima, no se sabe «. Ella copia mi respuesta y le agrega: «Maldito optimismo».
EL NOVIO DE LA HIJA DEL CHOFER
Un funcionario quiere hablar conmigo. Está angustiado por algunas cosas que ocurren en su área. Nunca hablamos cara a cara. De hecho, no hablamos ni por teléfono: Un número privado llama a mi celular. Atiendo y me preguntan si soy yo, y si puede repetir la llamada por whatshapp. Claro, llame. Y entonces llama. Se presenta como el chofer del funcionario. Me dice que tiene que darme una información, pero que no puede darmela él porque…»tiene miedo que lo escuchen y le rastreen las llamadas. Si se enteran que habla con usted». El chofer me dice que tiene un sobre con papeles que el funcionario quiere que yo vea. Le digo que me lo acerque a REC. Me dice que prefiere que sea en una esquina. OK. La escena me gusta porque justo estoy viendo «Borgen» y me siento un personaje. Nos encontramos con barbijos y el tipo me levanta la mano. El chofer me dice : «Si quiere comunicarse con este señor, mandeme un mensaje a este número» y el número está en el papel madera, sin nombre. «¿Es el tuyo?, lo tengo guardado de la llamada». «No. es el del novio de mi hija. Llame ahi y él me manda mensaje enseguida». ¿ Qué? «Si. todos estamos preocupados, porque parece que nos escuchan».
Lo dice un chofer de la Casa de Gobierno en Santa Fe. Trae un secreto, organiza un sistema de comunicación para impedir el rastreo, y claro, manifiesta miedo. «Si se enteran que le manda esto, lo echan».
EL PERIODISTA INJURIADO, EL GREMIO CALLADO
El Ministro plenipotenciario de Omar Perotti, Marcelo Saín, no sabe cómo contrarrestar dos hechos inexorables: Rosario parece fuera de control. Se acumulan muchos más muertos por asesinatos que por Covid. El Ministro se borra durante los días más calientes, y los pocos periodistas que se animan a cuestionarlo, pasan a ser enemigos. El ministro tiene bloqueados en Twitter a los «molestos», sin embargo una cuenta que sigue a los mismos periodistas se encarga de señalar los mensajes. ¿ Es él o es un empleado? pregunto a un empleado del Ministerio de Seguridad. -Es él. Se pasa el día mirando twitter. Vaya dato.
Saín avisó que se ausentaba por unos días. Justo en estos días. Y deja, una vez más, en off side al gobernador que vuelve a dar un espectáculo lamentable de oratoria. Perotti no encuentra el punto. Habla como si estuviera en campaña, pero ya no tiene esa energía publicitaria. Se le nota el agobio, pero insiste con las generalidades. Los asesinatos, como el del «Oso», ya no se los reprochan a los otros. Le toca a él responder por los crimenes, porque su escudero en la materia se esconde.
Saín sale del ropero al otro día, y no tiene mejor idea que decir que «no hay un crecimiento del delito en Rosario» y agrega que «todas son mentiras de un cabeza quemada, financiado por la oposición». Los periodistas, Tepper y Caffaro, de LT10 se ríen de la bravuconada, pero no le preguntan de quien habla. No dar el nombre del periodista los salva de la complicidad. Hasta que Saín hinchado de soberbia, asesta: «Mire lo que dice Maronna, sino. Maronna es un operador. Amigo de los abogados de los narcos». Los colegas no dicen nada.
Lo peor es que los Sindicatos de Prensa ni de Rosario ni de Santa Fe dicen nada. Es raro. Ellos son los primeros en levantar la voz cuando a algún colega «del palo» es presionado en CABA, o en Neuquén. Pero se callan ante la acusación de un Ministro, dueño temporal de la policia, la inteligencia y buena parte del Ministerio Fiscal. Y NO DICEN NADA. Como si no pasara nada. ¿Miedo o complicidad?
Antes de escribir esta nota, le mando un mensaje a un colega sindicalista preguntandole si van a sacar un comunicado o no por el tema. La respuesta me acongoja: «Le pasamos las cosas al Gremio de Rosario, la idea era ir detrás de ellos, pero… hasta ahora, te tengo que dar la razón».
El sindicato de Prensa de Rosario está conducido por un dirigente K: Edgardo Carmona. Parece que las garantias constitucionales de los periodistas importan sólo cuando gobierna «la derecha», no cuando un Ministro injuria a un colega que trabaja en el mismo diario que él.
EL PACTO, LA VOTACIÓN SOSPECHOSA Y LOS MENSAJES BORRADOS
Es viernes a la noche. Miles de santafesinos esperan con expectativas los resultados de la votación en AMSAFE. Las redes sociales arden. Se filtran audios de Delegados apretando a jubilados «Sólo pueden votar si es por aceptar», dice con impúdica transparencia el Sec. General del Dpto Las Colonias, «Tino» Erni.
El sistema de votación va cambiando con el correr de las horas. Sólo se contarán los votos de las primeras minorías de cada departamento. Nadie sabe cuales fueron los resultados en cada escuela. Lo decide el delegado. Gana la aceptación. Alesso dice que «con amplitud», pero alcanza con ver que la moción de aceptar, no supera el 40 % de los votos. Raro modo de resolver una compulsa.
Miles de docentes se enojan y eligen el muro de Facebook de AMSAFE PARA DESCARGARSE, los mensajes van siendo borrados uno a uno. Duran segundos en linea. La orden es que se borren todos los mensajes, que se bloquee a todos los que insultan. Son afiliados, la mayoría, pero el gremio decide que se quedan sin voz, sin derecho a decir lo que piensan.
Nadie se hace cargo del asunto. La Secretaria General, me cuenta un testigo directo, grita el turbio resultado de la votación, como un gol. Necesitó destrozar los resortes democráticos del gremio para ganar. «La victoria pírrica es una antesala de la derrota final», me dijo una vez Jorge Obeid en su despacho en casa gris, mientras lamentaba el enojo de sus compañeros que le reprochaban la derogación de la Ley de Lemas.
Alesso ganó una votación, apelando al terror y al miedo. Los resultados de la aceptación de una propuesta indecorosa para los docentes, son secretos. Y los delegados que me llaman para contarme avergonzados lo que pasó durante el día,me piden, claro, reserva de sus nombres.
BRONCA QUE SE PUEDE RESPIRAR
Todo lo que se cuenta en esta nota, está respaldado por mensajes. Las fuentes son sagradas, y son el principal capital de un periodista. La idea de que «son loquitos con la cabeza quemada» vale para los convencidos, no para el resto de los trabajadores y ciudadanos que respiran bronca, como decía la vieja marcha de Cantilo.
Un dirigente vecinal de Colastiné, que tuvo, tiene y tendrá siempre voz en los espacios que conduzco, me deja un mensaje ideológico: «Coni sería más creíble lo tuyo si no fueras antiperonista. La realidad es concreta no es necesario teñirla de un odio histórico». Lo dice por una nota en la que cuestiono la complicidad de Alesso, Molina y Hoffmann con el brutal ajuste salarial.
Los «progres» del gobierno, como Carmona y este dirigente vecinal, parecen atrapados en una caja de cartón ideológico. Insisten con la grieta como excusa, y llevan las discusiones a terrenos plagados de anacronísmos y malversación de los análisis.
Me niego a discutir la realidad provincial, esa que ellos eluden asumir, desde la lógica cincuentista del «Peronismo- AntiPeronismo». No sé que significan esos términos hoy.
El Peronismo nacional unido, y el santafesino más, apeló al amontonamiento de dirigentes con ideas diferentes que procuraron un sólo objetivo: «Tomar el Estado». A diferencia de otros peronismos, las cuentas del Estado no les permiten venir a apagar el incendio. Sus contradicciones internas se vuelven incontenibles. Las Cajas llenas de plata no servirán para hacer campaña electoral, si el precio es generar una bronca irrespirable en la calle.
Perotti es, el 20mo gobernador en imágen. La confianza sobre la figura del mandatario cae sin detenimiento. Es objeto de burla, sus ministros no lo defienden, y la sociedad empezó a ningunearlo cuando hace anuncios sobre COVID.
No hay lugar para discusiones de otra época: lo que hace el gobierno provincial se llama ajuste. No es admisible que los ajustes se reprochen sólo cuando gobierna el otro. Y eso es lo que está haciendo el PJ santafesino.
Claro. No lo hacen porque les guste. Lo hacen porque tienen miedo de perder los empleos conseguidos tras la distribución poco generosa de Perotti al armar su gabinete.
Y entonces, algunos de ellos hablan en secreto. Mandan choferes a dejar papeles. Los periodistas propios se comportan como asalariados de Marcelo Saín y su caja mágica de gastos reservados, y guardan silencio. Tienen miedo de perder la pauta. Los dueños de medios son sinceros: «Si nos sacan la pauta, no podemos pagar sueldos. Con los IFE, pagamos la mitad». Tienen miedo de quebrar.
Sin embargo los docentes, los enfermeros, los médicos, los asistentes escolares, los reemplazantes, las mucamas de los hospitales, los empleados públicos destratados en sus oficinas, los gomeros cercanos a los edificios públicos, los enfermos que esperan soluciones de IAPOS, los policías hartos de las acusaciones falsas, en fin, eso que comúnmente llamamos con mucha vaguedad :»La gente», no está dispuesta a rendirse con tanta facilidad.
La bronca se respira en las calles de Santa Fe. Ya nadie come vidrios de colores, y aunque todo funcione desde un subsuelo de miedos y secretos, queda claro que mas temprano que tarde, subirá a la superficie .
Eso será, seguramente, el año que viene. Cuando la pandemia nos permita volver a caminar con relativa normalidad. Y cuando las marchas no sean un peligro de contagio masivo.
La pandemia está salvando a Perotti del desprecio público. Aunque desde que una vecina lo insultó en Santa Fe, delante de todos los periodistas, ya no salió a la calle, ni se volvió a enfrentar al ciudadano común.