Es cierto. La actividad política en Santa Fe es álgida. Los temas coyunturales mantienen a la mayoría de ellos ocupados en buscar soluciones a la Pandemia y a sus efectos. La legislatura se convirtió en el punto neurálgico donde se definen las cosas más importantes. La oposición busca cerrar algunos temas coyunturales en los que colisiona con los intereses del Ejecutivo. Son días calmos, dónde el foco está puesto en leyes urgentes, y en frenar algunas otras que no tienen ningún sentido. En el medio, en los «recreos», abundan las reuniones y los «zoom» y se cuela lo que es ineludible: el proceso electoral 2021.


Nadie da por sentado nada. El futuro es demasiado impreciso y los meses venideros serán duros y demasiados dolorosos. La prioridad es bajar la curva de contagios, garantizar el mejor funcionamiento posible del sistema de salud, y aportar soluciones económicas a los sectores devastados por la crisis.

Hablar públicamente de Frentes, acuerdos y candidaturas puede sonar desatinado y antipático. Nadie cometerá ese error. La sola idea de que algunos expresen posiciones al respecto se dará de trompa contra la murallas de angustias generales. Pero hay que empezar a hablar. Las elecciones nacionales y de concejales en Santa Fe y Rosario serán- si no se multiplica esta anomalía general- en un año. Y si se cumple con lo que establece la ley electoral, las candidaturas deben definirse mucho antes. Haya o no PASO.

En Santa Fe el escenario es neblinoso. Y hoy por hoy, ni el oficialismo santafesino, ni las oposiciones tienen nada claro.

Las próximas elecciones serán intermedias, y las actuales composiciones deberían lanzarnos a una nueva edición de » en las nacionales gana la grieta» y entonces la cosa deja en condiciones de desigualdad a la primera minoría provincial, que tuvo tres experiencias amargas en estos turnos: la derrota de Binner en las elecciones a senador nacional hace seis años, la de Contigiani hace cuatro años, y la de Enrique Estevez el año pasado: ninguno superó el 15% de los votos. El resto del electorado se distribuyó entre los candidatos del Peronismo y de Cambiemos. El clima nacional parece indicar que todo se repetirá en 2021.


EL DILEMA DEL FRENTE PROGRESISTA

¿ Puede el Frente repetir esas historias? Algunos dicen que si, y que se trata de poner los esfuerzos en las municipales. Allí se votará con Boleta única de Papel, y los resultados los tendrán como protagonistas.

Otros, con la idea de recuperar bancas y representatividad en el escenario nacional, creen que llegó la hora del «Frente de Frentes» y terminar con algunos prejuicios que el Peronismo no tuvo ni tendrá a la hora de armar sus candidaturas.

Un senador radical es contundente al respecto: «Nos dejamos correr por izquierda por un grupo de personas que se pasan la vida alegando revoluciones y que después ponen a dirigentes conservadores en los gobiernos. ¿ Que tienen de progresista Perotti y su gabinete?»

Otros son más cautos, pero no descartan la necesidad de un acuerdo con algunos sectores de Juntos x el Cambio. Un ex diputado radical, de dilatada trayectoria en el FPCYS, reconoce que sus prejuicios sobre alguna gente del PRO, se van cayendo a medida que avanza el gobierno de Perotti: «Acá lo que queda claro es que nosotros seguimos siendo la alternativa para gobernar Santa Fe en 3 años. Para eso tenemos que fortalecerlo al Frente, integrando a nuevos componentes y reconociendole lugares. Es obvio que hay gente que no se va a sumar, porque tienen un acuerdo con Perotti, como Corral y Lopez Molinas, pero hay sectores del Radicalismo Universitario que se alejó del Frente dispuestos a volver, y hay sectores del PRO, con los que se puede tener muchas diferencias, pero muchas coincidencias también»

Lo de la corriente universitaria es cierto: En las últimas semanas el referente del sector, Mario Barletta, inició conversaciones con radicales del Frente y con algunos socialistas. Barletta puja por mantener a todos los radicales unidos y promover un nuevo Frente que integre a todos. Las primeras charlas fueron positivas, pero el asunto se cocina en otros ámbitos.

El socialismo tuvo un alivio con la postergación de unas elecciones internas que amenazaban con algunas quebraduras menores. Un pequeños sector del partido, que acuño el nombre de BASES, manifestó su explícito apoyo al Kirchnerismo en las vísperas del Balotage presidencial. La mayoría del partido no acordó con esa manifestación, y esa postura se profundizó con el correr de los meses en las gestiones de Fernandez y especialmente de Omar Perotti.

«Perotti no para de responsabilizarnos por cosas que no hicimos. No dudó en mezclarnos con el crimen, y desde que empezó su gestión, su única obsesión es destruir todas las políticas públicas que desarrollamos en 12 años de gestión. ¿ A quien se le ocurre que podemos acercarnos a quienes nos utilizan como excusa de sus propias incapacidades? No. Nosotros no podemos pensar en un acuerdo con el Peronismo» Dice una voz autorizada del socialismo

El debate está abierto tanto en el partido de la Rosa como dentro del radicalismo. La idea de un Frente ampliado con algunos sectores de Juntos para el Cambio empieza a entusiasmar. La palabra de un jóven dirigente socialista concluye: » Necesitamos tener un poco más de dureza en el cuero: no podemos medir las decisiones sobre la mirada del votante K. Ellos lo ungieron a Perotti gobernador. Bancan este desastre de gobierno que dejó sin paritarias a los empleados públicos, que hace negocios con la salud pública, que está armando un cartel de Obra Pública, en fin… ¿ Quien tendría la cara tan dura como para reprocharnos acuerdos con sectores de centroderecha? De nosotros hablan las gestiones, no las ideas que integran la coalición. Eso es un complejo que hay que superar. El progresismo K, votó a Perotti. Los gremios «progres» votaron a Perotti y acompañan el ajuste. ¿ Que autoridad tendrán para cuestionar si el Frente se amplía en el contexto de la grieta?»


LAS ENCUESTAS Y EL NOMBRE PROPIO

Una encuesta realizada en todo el territorio provincial por una empresa porteña, revela una foto contundente: Lejos de haber perdido respaldo con los continuos ataques del Peronismo, el ex gobernador Miguel Lifschitz mantiene una imágen imbatible: El 32 por ciento de los consultados califican como «MUY BUENA» su imágen. El 29 dice que es «BUENA». O sea, para los santafesinos, Lifschitz tiene un 61 % de imagen positiva. Sin sumar el 20 % que lo considera regular. Sólo 19 de cada 100 santafesinos rechazan a Lifschitz.

El ex gobernador es, sin duda alguna, la principal referencia de la oposición santafesina, y una candidatura a senador nacional lo pondría muy cerca del triunfo. Pero, pero… ¿ Le alcanza para superar la grieta nacional?

Lifschitz mantiene su mente puesta en la gestión legislativa, pero aprovecha para concurrir a cada acto autorizado por los protocolos. Su presencia en cada localidad que visita le devuelve el calor que muestran las encuestas.

El problema es que a la hora de decidir el voto el año próximo, una vez más los santafesinos se inclinarán por las opciones del Kirchnerismo y el AntiKirchnerismo. Está claro que los votos del socialismo nunca alcanzaron para superar ese dilema nacional.

En ese escenario las dudas de Lifschitz son razonables: ¿ Para qué abandonar un espacio de centralidad política en la provincia, como la Presidencia de la Cámara de Diputados, a cambio de una banca nacional que tampoco tiene asegurada, de acuerdo a todos los antecedentes de elecciones similares?

Por ahora el ex gobernador no dice una sola palabra. Espera solucionar pronto sus asuntos partidarios, y esperará para ver el horizonte un poco más nítido. Nadie habla por él.

Allí entonces tallan las especulaciones de un acuerdo que le asegure el triunfo. Eso será posible si se rodea de la participación plena del radicalismo y de algunos otros sectores de la centroderecha santafesina.

En tal sentido llamaron mucho la atención las declaraciones del radical Maximiliano Pullaro, reivindicando las cualidades políticas de la dirigente pro-vida, Amalia Granata. En off, muchos dicen lo mismo: «Granata es provida, ok. Pero en muchas otras cosas piensa como nosotros. Sobre todo en lo que respecta al rechazo de la corrupción. Granata, como muchos peronistas está en contra del Aborto, pero ese es un sólo tema. En otros, está más cerca de noostros que del Peronismo y del PRO»

Lo del PRO es más complejo, claro. Pero las aguas están claramente divididas y las señales que se esperan son las del actual Jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodriguez Larreta. El «pelado» tiene una buena relación con Miguel Lifschitz, gestada en los tiempos que compartieron como mandatarios provinciales. Y cerca de él, algunos radicales como Martín Lousteau, creen que el socialismo santafesino es un aliado a sumar.

Si Larreta, en tanto referente indiscutido de Juntos Por el Cambio, avanza sobre la idea de abrir el espacio de cara a las elecciones del año que viene, nadie discutirá que el vicepresidente del partido a nivel nacional, Federico Angelini, formará parte de esa idea. «Lo que decidan Roy López Molina y Corral, ya es un asunto personal de ellos. Pero se les nota demasiado la cercanía con Perotti, y nadie tiene dudas que será el gobernador el que se encargue de financiar al dueto, si a JxC se le ocurre fortalecer al bloque opositor en Santa Fe» dice una voz de Cambiemos en la Cámara de Diputados de la Provincia.


No será tan fácil llegar a un acuerdo para 2021. Aunque como anticipó en un reportaje la diputada provincial del PRO Gisela Scaglia, hace pocos día: «No sé si llegaremos a un acuerdo para el año que viene, pero queda claro que tenemos la responsabilidad de recuperar la Provincia en el 2023, y que allí no podemos tener dudas. Una cosa es lo nacional y otra muy distinta la provincial, pero no caben dudas que tenemos que ir hacia un acuerdo»

Hay muchos sectores del socialismo y del propio radicalismo que no digieren la idea con facilidad. La idea de ir hacia un conglomerado de dirigentes unidos sólamente por el rechazo, no les cierra. Pero tampoco les cierran las políticas de Perotti y la mansedumbre de Alberto Fernandez frente a las decisiones del gobernador.

«El Frente vuelve al gobierno en el 2023 si es capáz de hacer las cosas bien. Si arma una estructura alrededor de la figura de Lifschitz e incorpora a otros sectores, a los que históricamente rechazamos sin ni siquiera sentarnos a hablar. Nuestro principal aporte es contener al voto radical que se dividió el año pasado y nos condujo a la derrota. Ahora no hay que dejar escapar un sólo voto de esos» concluye el ex legislador radical, convencido de que se avecinan nuevos y mejores tiempos para el Frente, si es que prima la inteligencia y la generosidad.

El Frente de Frente empezó a armarse en los subsuelos de la provincia. Nadie habla públicamente del tema, pero no cabe una sola duda de que son muchos los que están acelerando los pasos, para ganar el año próximo la provincia. Y después si, comenzar a armar el equipo que tendrá que gobernar a Santa Fe, desde diciembre de 2023.

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