Ayer murió Ivana Gutierrez. Una enfermera de una clìnica privada de Reconquista, que estuvo internada en el Hospital pùblico de esa ciudad, durante 20 dìas. La muerte de Ivana sucediò en el medio de una bochornosa pelea del Intendente Enrique Vallejos- hombre de estrecha confianza del gobernador Omar Perotti- en sociedad con los integrantes de la Gremial Médica, que cambiaron dos veces de autoridades en el nombre de la «recaudación» del nosocomio, que quedó a cargo de los dueños de la medicina privada de la ciudad.


En octubre de 2002, casi nadie hablaba sobre el riesgo que tenía la falta de terminación de una defensa en Santa Fe. Un joven ingeniero fue a LT10 para decirmelo.Jugaba al golf y pasaba todos los días por aquel agujero.Le hice una nota y entonces me dijo: «es imprescindible que cierren eso». El ingeniero Berrón me lo dijo. Unos días más tardes, tuve la oportunidad de hacerle una nota al Ministro de Obras Públicas Edgardo Berli. Al final de esa entrevista le pregunté por la obra. Recuerdo que prefirió hacer loas de lo construido y desestimó la gravedad de la denuncia de Berrón. Unos meses después, el agua arrasó con Santa Fe y murieron 113 personas de manera directa indirecta por la falta de defensas y por la falta de un plan de contingencias.

Eran las prioridades de aquel gobierno de Reutemann. «No tenemos recursos ahora para hacer obras. Estamos en emergencia» repetían cuando les preguntábamos por la obra pública. Entre las que se encontraba, claro, aquel fragmento de defensa que pudo salvar decenas de vidas.

Reutemann «salvó» su pellejo distribuyendo dinero en efectivo para todos los afectados. Incluso un día antes de las elecciones nacionales intermedias.

Para eso si, guardaba plata su superMinistro Juan Carlos Mercier.


Ivana Gutierrez se cansó de mandarme mensajes por Facebook. Estaba preocupada por la faltante de algunos elementos indispensables para el trabajo de médicos y enfermeros en su sanatorio. También me contaba, como tantos otros, que el intendente de Reconquista «Enri» Vallejos, estaba obsesionado con darle a la «gremial médica» de la ciudad, la administración económica del hospital más importante del norte santafesino.

Ivana dejó de escribirme, pero los escándalos se hicieron demasiado visibles. Un intendente echando al segundo director de «su riñón», mintiendo sobre números y adjudicándose en una conferencia de prensa el nombramiento de un director, aduciendo que «habían multiplicado por cuatro la recaudación del hospital». ¿ Para qué quieren recaudar con el hospital? ¿ Cuales son las prioridades de una gestión que está pensando en recaudar en lugar de fortalecer el sistema?

Ivana estaba stressada a finales de septiembre. Laburaba todo el día porque en su sanatorio, propiedad de quienes ahora administran el Hospital, no había enfermeros reemplazantes. Su cuerpo y su cabeza estaban devasatados. Y se enfermó. Y se murió a causa del Covid, claro, pero sobre todo como consecuencia de tener un cuerpo que había bajado sus defensas mucho antes. Cuando ya nos decía: «No soportamos más»

Ahora me gustaría preguntarles a todos los de la gremial médica, al intendente Vallejos…¿ Para qué sirvió juntar plata?

Probablemente la tengan a disposición para repartirla un día antes de las próximas elecciones. Como aquel gobernador .


Ocho meses tuvo la gestión del gobernador para garantizar que todos los hospitales estuvieran abiertos. Y no los abrió. Allí estan los de Coronda, el hospital de Rosario sin terminar, los modulares de Villa Constitución y Rosario, sin personal para atenderlos.

Durante ocho meses desperdiciaron el tiempo, negándose a convocar a enfermeros reemplazantes, dejando de sumar a miles de profesionales de la salud que no fueron requeridos, y a los que al final les ofrecieron sumarse ad honorem.

No les pagaron ni les ofrecieron nada al personal de la salud provincial. Terminaron dándoles una suma en negro, como a todos los trabajadores públicos, diciendo que no tenian dinero. Pero lo tienen. En tres cuentas bancarias ya se suman más de 40 mil millones de pesos en plazos fijos. Generando intereses. Desde Julio que cerraron el acceso a las cuentas de la provincia y nadie puede saber cómo están. Pero lo sabemos. Contra toda lógica, el gobernador disfruta teniendo «superávit», mientras la sociedad se corroe por la pandemia y los resultados económicos que deja.

Ahorrar mientras los demás necesitan comer. Un despropósito político. Así hicieron con la obra pública con una deuda que apenas llegaba a los 5 mil millones. Y así se perdieron más de 10 mil empleos. Ahorrar, decían. Deuda, decían. Al final, nada era cierto. Hoy las alforjas están llenas. Y en los hospitales faltan insumos. Y personal, claro.

¿ Para que piensan usar la plata el año que viene? Me acuerdo de las colas de los beneficiarios de la reparación histórica en el correo de Santa Fe, 24 horas antes de las elecciones. Reutemann lo hizo. Perotti cree que así podrá capear el desprecio y el dolor que genera su indolencia y voraz acumulación, mientras se nos mueren enfermeros.

Con la anuencia y la desvergüenza de los principales dirigentes sindicales: Molina, Hoffmann, Alesso. Ellos legitimaron este desastre.


Recibí muchos mensajes en estas horas. Tantos mensajes como agravios durante la campaña electoral del año pasado. Tantos mensajes como burlas por el triunfo de Perotti en junio pasado.

Lamento haber dicho entonces lo que está ocurriendo hoy en la Provincia. Volvieron los 90. Los más trágicos años desde el retorno a la democracia en Santa Fe.

Un grupo de particulares beneficiándose de los recursos del Estado, recuperando sus inversiones de campaña. Haciendo negocios con la salud pública. Ajustando a los docentes, a los jubilados, a los porteros de escuela, a los asistentes escolares. Buscando juntar millones de dolares para hacer lo que cuesta la mitad.

Haciendo desaparecer todas las políticas inclusivas que estaban en marcha.

Convirtiendo los espacios recuperados para la cultura en depósitos de colchones.

Haciendo negocios con los grupos que lo ayudaron a ser gobernador.

Retrocedimos 20 años, en 10 meses. Volvimos a ser la provincia que habiamos dejado de ser.

Lo decidió la mayoría, con algunos amigos que colaboraron en dividir al oficialismo.

Es hora de reaccionar. Los resultados de este tipo de políticas los conocemos de memoria. Están en la piel de los inundados del 2003. y ahora en llanto del hermano de Ivana y de sus compañeros.

Volvimos a los 90. Habrá que hacer de nuevo el esfuerzo por salir de allí. Antes de que sea demasiado tarde

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