La historia sería graciosa,de no ser tan peligrosa. Hay un gobernador que prácticamente no gestiona, un grupo de ministros ninguneados que casi no hablan con el gobernador y hay un ministro que concentra todo el poder- incluso más que el del gobernador- que en el lugar de realizar su trabajo, se entretiene grabando conversaciones de manera ilegal, preferentemente de políticos y periodistas. La institucionalidad santafesina vive una de sus peores momentos, con una invitación constante del Ministro de Seguridad al juego sucio. Y con un gobernador que cree, que la única manera que tiene de construir consensos, es extorsionando a los adversarios. Propios y ajenos.


  • Dice que lo va a meter preso al Pipi , me apunta un colega que recibe ese mensaje desde Casa Gris
  • ¿Por qué causa?
  • Ah, no sé. Ellos dicen eso. Es más, ahora dicen que van por todos
  • No entiendo. ¿ Cuales serían los motivos ?
  • No sé. Dicen que tienen escuchas suficientes.

La palabra «escuchas» se maneja con levedad. ¿ Cómo se tienen escuchas de una persona si no están ordenadas previamente por un juez?. Hay algo que es cierto e irrebatible: Todos los dirigentes políticos santafesinos abandonaron las comunicaciones telefónicas, y sólo se comunican a través de llamadas de Whatshapp o preferentemente Telegram. Otros, tres ministros por lo menos, no aceptan ninguna comunicación. Prefieren mandar a otras personas para transmitir una información, o eligen domicilios de terceros insospechables, para generar un encuentro.

«Nosotros hace mucho tiempo que no nos llamamos por teléfono, ni hablamos en los despachos. Nos pincharon todas las líneas y sospechamos que hay micrófonos en los despachos«. Lo dice un Ministro de Omar Perotti. Uno de esos que espera por los próximos pasos de la interna en Casa Gris para saber si seguirá o no en su cargo. Sospecha que no. Dice que está «un 90% afuera».

Saín escucha a los funcionarios, a los senadores, a los diputados de la oposición, a ex funcionarios y a periodistas. Incluso, aseguran, escucha a los periodistas a los que le paga en sobres en negro, con esa plata discrecional que está a punto de perder. Los graba para saber cuan fieles son. No le alcanza con llamar a los programas y periodistas para decirles: «Quiero salir, ya», sino que los escucha. «Roma traditoribus non praemiat»

El Ministro habla sobre cosas que sólo se conversaron de manera privada. Todos saben que están siendo escuchados.Y el Ministro, dicen, informa al gobernador sobre esas conversaciones. No se trata de un colaborador fiel. Sino de un hombre que juega para él solo, y le advierte sin demasiadas sutilezas, que «a él también lo escucha». No vaya a ser que Perotti cometa el error de creer que se trata de un ministro, no. Saín no es Ministro. Es, y nadie lo duda, el jefe del gobernador.

No es sólo eso, es dueño con licencia de un cargo en el Ministerio Público, en el que sigue dando algunas órdenes a los fiscales, para los que seguramente también hay escuchas.

Las dos leyes que les votaron sobre tablas todos los senadores de manera unánime y casi toda la oposición en diputados, apuntan a debilitar ambos asuntos: Que Saín deje de usar discrecionalmente los recursos de la «emergencia» para mantener su call center administrado por «agentes federales» y un buen número de asesores designados en los últimos siete meses; y para que elija en qué condición seguirá siendo miembro del Estado. Como Ministro o como jefe de fiscales. Las dos cosas juntas no. No se puede auxiliar a si mismo, ni puede quedar a su cargo, por ejemplo, la investigación de su propia gestión. O sea: o barman o cliente.

SIEMBRA VIENTOS Y COSECHARÁS TEMPESTADES

Cuando Saín fue designado Ministro de seguridad, la sorpresa fue grande. Aún nadie sabe quien es el padre de la criatura. Todos saben que no fue Perotti. El gobernador, a pesar de haberlo usado como eje único de campaña, nunca tuvo equipo ni programa de seguridad. Sólo tenía «abrochado» al Comisario retirado Victor Sarnaglia. Mucho antes de que Saín terminara siendo ministro.

El «Capitán América» llegó apenas quince días antes de la asunción del gobernador. Hasta ese momento, Perotti no conseguía nombres. Las versiones son varias, pero ninguna confiable: unos dicen que se lo «mandó» Fernandez, otros aseguran que lo puso el «Chivo» Rossi, que no pudo concretar que su hermano Alejandro, se haga cargo del asunto. Otros, dicen que lo bendice Cristina, y otros, dicen que el propio Saín lo llamó a Perotti para ofrecerle «un plan». En cualquiera de los casos, Perotti compró a un funcionario, sin conocerlo demasiado. Y a los tres meses, ya era tarde.

Un Kirchnerista muy conocido cuenta una anécdota sobre los dias previos a la elección de Saín como Ministro. «Se fue a ofrecer a Kicillof, y el petiso se rió: «vos podes ser embajador en Suecia, Marcelo, pero Ministro no», y entonces, Perotti respondió otra cosa.

Saín se cargó a buena parte del periodismo santafesino. Dispuso de reuniones colectivas con grupos de prensa a los que primero sedujo con su oratoria demoledora, y después, claro, con la manera más sencilla de enamorar: con suculentas sumas mensuales que no se facturan. Nada más jugoso que el dinero sin control fiscal, mucho más si viene con la protección del propio estado.

Después, arrasó con las primeras líneas de las Unidades Regionales. Sin ningún tipo de criterio: se van porque se tienen que ir. Y con esa fórmula, echó a decenas de policías, a los que puso bajo sospecha de manera constante. El propio Sarnaglia, que había venido, según Perotti, «para quedarse los cuatro años conmigo», le duró seis rounds: con el argumento (aún no probado )de que aparecía en un listado escrito a mano en un papel cómo «Sarna» ,que encontraron en la casa de un operador de juego clandestino, se lo llevó puesto. No hubo forma de que el ex Comisario pudiera defenderse. A la decisión ya la había tomado el propio Saín, a la semana de la asunción. Sarnaglia era un estorbo. Conocía mucho a los cuadros intermedios de la policía y generaba confianza en ellos. Saín no soportó la competencia y eligió sacarselo de encima. Perotti, claro, como buen empleado, le firmó la resolución.

Con la policia en ebullición, Saín eligió el camino de la confrontación constante con los senadores del peronismo y especialmente con los opositores. Nunca dice nada concreto, pero no para de lanzar acusaciones al aire, sin que después nadie le reclame las pruebas.

Así como dijo que los senadores del PJ están financiados por el narcotráfico, dijo que «Lifschitz y Galassi habían pergeñado una pueblada en Rafaela» apenas asumido Perotti, y se cansó de lanzar acusaciones sin ninguna precisión. Habla sin agotarse sobre los «vínculos de la política y el delito», pero en casi un año, no arrimó un sólo elemento que permita descubrir una sola hilacha de los contubernios que denuncia.

El «Caso Oldani» quizás sea el mejor ejemplo: dice haber detectado un «gran negocio del círculo rojo santafesino», pero lo cierto es que chocó con el caso: Tuvieron que matar al empresario para que el tomara nota.

Todavía no se sabe quién mató al empresario turístico, ni explicó cuánta plata había, ni quienes se llevaron una parte del botín, ni cuáles fueron los motivos del asesinato, si lo hubo. Igual se cansó de mojar, apretando con el dedo gordo en la punta de la manguera, con sospechas a empresarios, políticos y gremialistas. Todavía no presentó su hipótesis en la justicia, pero sigue mencionando a la causa como emblemática de su gestión. Por ahora lo único emblemático es la muerte de OldanI, como en centenares de casos durante este año. Y su única responsabilidad era prevenir que no ocurriera.

Se hace cargo de «la causa de los fiscales», pero todos sabemos que la detección de los negocios de Gustavo Ponce Asahad y su jefe, Patricio Serjal nació por exclusiva acción de otros dos fiscales, que recibieron un testimonio del arrepentido Leonardo Peiti, confesando las coimas que les pagaba a los dos fiscales para que lo dejaran jugar. No hay en esa causa ninguna intervención directa de Saín, ni un sólo dato que lo vincule desde la inteligencia.

Pero especialmente le cabe la insólita situación de violencia y muerte que cae sobre toda la provincia, especialmente en Rosario y Santa Fe. No conduce a la policía, la destrata, no la equipa ni la fortalece, y las calles pasaron a ser zona de nadie. Los homicidios crecieron exponencialmente, no hay ningún plan de protección de los ciudadanos, y él habla como si se tratara de un relator deportivo, cuando no celebra triunfos de Los Pumas o recomienda libros por Twitter, mientras velan a los muertos que el debió prevenir.

POR LA FUERZA, SERÁ MUY DIFÍCIL

Saín y Perotti están convencidos de que sacarán las leyes, como sacaron la ley de emergencia en febrero. Mientras el Ministro amenaza con inventar carpetazos y reparte material sensible sobre causas a las que, se supone, no debería tener acceso, los pocos peronistas que lo siguen al gobernador- por amor o por necesidad- se encargan de victimizarlo a Perotti con una presunta «Maquina de impedir» que enhebran opositores y oficialistas varios.

Será dificil que esta vez le salga bien. Perotti necesita con urgencia 100 millones de dólares. Dice que es para concretar el Plan de Conectividad, pero a los diputados le bastaron una lectura del proyecto para comprender que esa cifra es cinco veces más de lo que necesita. Encima intenta dejar afuera a todos los empresarios del cable e internet de la provincia, a los que directamente , si se concretara la sanción de la ley, los pondría en una situación de sometimiento bajo amenaza de competencia.

Eso, más las leyes de seguridad -un tema que por insuficiente para resolver el tema de los homicidios y la violencia de manera inmediata, ha pasado a un tercer nivel de preocupaciones del mismo gobernador- y el presupuesto repleto de discrecionalidades y superpoderes, ponen al escenario de la política santafesina en un estado de saturación, que puede terminar en un desastre político.

Saín ha sido, es y seguirá siendo ( todo lo indica) el encargado de hacer el trabajo sucio, que en algunos casos bordea la criminalidad. Perotti parece decidido a no encontrarle rumbo al gobierno, profundizando las diferencias con los ciudadanos que todavía no avistaron un sólo plan en educación, en salud y especialmente en seguridad.

Sus únicas preocupaciones parecen estar puestas en el dinero: guarda 40 mil millones en caja, pone el dinero en Plazos Fijos, y pretende hacer negocios monumentales como el de los 100 millones de dólares y continúa, a pesar de un dictamen del Tribunal de Cuentas y una denuncia penal, con la ilegal entrega del Juego On Line a los casinos santafesinos.

Además, ya lo dijimos varias veces, continúa con un enfermizo nivel de enfrentamiento con los dirigentes del FPCyS. Les cierra las obras realizadas por ellos y da de baja los planes de integración que estaban dando buenos resultados. La semana pasada llegó al extremo de anular 800 titularizaciones de docentes y personal de educación que trabajaban en la recuperación de los chicos que abandonan la escuela y en la reinserción de los jóvenes en conflicto con la ley penal.

Docentes, médicos, enfermeros, policías y empleados públicos, desbordan a las dirigencias sindicales que pactaron el ajuste con Perotti. Nada parece ser fácil de solucionar si el gobernador no cambia de táctica o asume que su gobierno será un gobierno que nació con una condición de los propios ciudadanos: Una cámara de Diputados con extrema minoría, donde debe negociar cada ley que pretenda sacar.

No será por la fuerza, ni con causas penales inventadas por un hombre que no disimula su conflictiva personalidad, como el Gobernador en funciones, Marcelo Saín, que Perotti concretará sus proyectos.

En unos días, se cumplirá el primer año de mandato, ya una cuarta parte del camino, y hasta ahora, no encuentra la manera de gobernar.

Y eso que le facilitaron todos los recursos.

Y eso que ATE, UPCN y AMSAFE, le permitieron todo el ajuste que se le antojó.

Y eso que tiene el «apoyo» incondicional de PRO-RADICALES, como Roy Lopez Molina y José Corral, listos para declarar a su favor, en la circunstancia que sea.

Y eso que Javkin y Jatón todavía no salieron a reclamar lo que les corresponde.

Y eso, que conjuga políticas con la gestión central.

Y eso, que se benefició con la Pandemia, sobre la que consiguió de manera un superávit fiscal, a base de no pagarle a los trabajadores de la salud y la educación, durante casi siete meses.

Si Perotti y Saín no salen del carril de la extorsión, será mucho más dificil todo. Y a la vuelta de la esquina hay elecciones.

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