Me reí anoche. Al final me terminé riendo porque el afecto y las dimensiones del ruido que hizo la nota sobre el «VacunaGate», generaron situaciones graciosas que me terminaron relajando, antes de irme a la cama. Si no lo escribiera, quizás no lo entenderían:
Ayer recibí muchas preguntas en mi whatshapp de manera sistemática, cada 5 minutos y me gustaría compartir algunas. La mayoría de ellas, provienen de amigos y colegas a los que quiero. Otras de desconocidos, que por abusar de la confianza de tener el número, se creen con el derecho a molestarte a cualquier hora y en cualquier contexto :
Elegí estas, y las respuestas.
1- ¿ Es cierto?
Si, claro. Respondí. ¿ Por qué publicaría algo que no es cierto?
2- ¿ Tenés las pruebas?
Si, claro. Las que necesita cualquier periodista para publicar lo que publiqué
3- ¿Pero tenés los certificados?
¿ Leíste la nota?
4-Dicen que te comiste la curva
Deciles que bueno
5- Esto complica al socialismo…
¿ Que tiene que ver el socialismo?
6- ¿ Vos estás bien de salud? ( amiga, preocupada y temerosa)
Si, me hice un chequeo hace poco ¿por?
7- ¿ Por que te metés en estos quilombos?
¿ Qué quilombos? Estoy informando, es todo.
8- Te van a tirar todo el aparato del Estado encima
Por Estado decís gobierno y periodistas pagos por el gobierno ¿no?
9- ¿No pensás en tu familia?
¿ Eh? ¿ Qué pasó con mi familia?
10- No vas a poder salir a la calle
Estoy caminando por Boulevard desde hace una hora, solo.
11- Dice que va a iniciarte una acción penal
¿ Que delito me imputan?
12- Ahí salieron a desmentirte en Crónica y en los portales de Santa Fe
¿ Publicaron mi nota o sólo desmintieron lo que nunca publicaron esos mismos medios?
13- Uh, salieron todos a pegarte… tres ministros y el propio gobernador
¿ Si? ¿ Hubo reunión de gabinete?
14- El gobernador pide que te retractes
Ya le respondí y ratifiqué
14- Dicen que querés ser candidato
No soporto los afiches de la gente sonriendo, desmentilo.
14- Cuidate mucho, esto se está poniendo cada vez mas peligroso
Me cuido. Camino 12 Km tres veces por semana, hago terapia, leo mucho y como sano
15- Tengo miedo que te pase algo
A todos nos puede pasar algo. De hecho, a mi se me acaba de quemar la luz baja derecha del auto.
Después hubo decenas de preguntas absurdas, desconocidos que a las 11 de la noche me mandaron «análisis» de cómo hacer mi trabajo, colegas del interior contándome lo que hicieron ellos cuando se pelearon con un intendente, desubicados que me preguntaron quienes eran mis fuentes, consejos de periodistas que te enseñan a hacer periodismo sin haberlo ejercido nunca; y también, por suerte, buenos amigos que se encargaron de ponerme en foco y darme la calma que se necesita en momentos de tanta turbulencia. Los mejores de todos son esos que te dicen con verdadero cariño: «Me voy a verlo a Aznar, que toca esta noche» o el mejor consejo : «¿ Viste tal serie? Mirála así te desenchufas».
Ayer fue un día inesperadamente agitado para mi. Por fortuna, las redes sociales son apenas un circuito pequeño donde muchos – me incluyo- creemos que pasa mucho más de lo que realmente pasa. Mientras caminaba por Boulevard a las siete de la tarde, me paré con no menos de seis personas a conversar, y ninguna de ellas me preguntó sobre el tema. Hablamos de Unión, de mis viejos, de la cirugía que le hizo un amigo al verdulero que nadie le pegaba en el diagnóstico, del estado de las calles y de un bar que estaba enfrente del lugar donde estábamos parados, y del que coincidimos, quedó más feo que antes de la reforma. Ah, y de una reunión posible con los compañeros de la secundaria a fin de año. Nadie, ninguno, me habló del tema. ¿ No es curioso?
Escribir, decir lo que pienso, hacer públicos datos que muchos prefieren no hacer públicos por conveniencia o por temor, es mi trabajo y sólo le llega a un número determinado de personas, que se preocupan por la cosa pública. Lo que pasó ayer, se diferenció de lo que vengo haciendo cada día desde hace muchos años porque la nota superó las 100 mil lecturas, generó nerviosismo en algunos ámbitos, tuvo mucha repercusión ( en redes) y un montón de gente que no me conocía- ni me conoce- me empezó a seguir en y entró al blog en la página que se te titula «Sobre el autor».
Y nada más. Que el gobernador desmienta lo que quiera desmentir. Que los ministros me descalifiquen , que el penoso ejército de trolls con cuentas nacidas- todas- en agosto de 2020 me agredan, que el puñado de «colegas» rentados por 30 lucas me contesten, que los correveidiles capturen mis respuestas y las reenvíen. Nada de eso es nuevo. Me pasa cada día, por suerte, con menos intensidad que ayer. Sino sería agotador.
Al final, hoy amaneció nublado. Entre los mensajes que no leí, tengo un montón de información nueva, y la confirmación de que cuando alguien se anima a romper un pedacito del muro, siempre vendrán otros a ayudarte a hacerlo más grande. Estoy escribiendo un libro y no lo termino nunca. Cada día que pasa, agrego un capítulo más. Los dias se me hace cortos y la culpa por no dedicarle más tiempo a lo más importante, es lo único que me jode un poco cada atardecer.
¿Si me importa lo que piensan los demás?
Claro. Pero sólo los que me importan de verdad. Los que de verdad me quieren y a los que respeto. A esta altura, me alcanza con tener la tranquilidad de saber que los que me rodean no tendrán vergüenza de mis acciones, ni deberán dar explicaciones por tener lo que nunca podría tener, ni tendrán que defenderme por hacer lo que nunca hice.
¿ Si tengo alguna preocupación por las consecuencias de lo que escribí?
No. Yo hago periodismo. Mal o bien, y los que elegimos mojarnos, sabemos de antemano cuales son nuestros derechos y nuestros límites. Y aunque lo normal es que nos dejen ejercer nuestro derecho sin presiones, cuando las hay y los que deberían velar porque no las haya se quedan callados; si hacemos las cosas bien y rige el Estado de derecho, tenemos cómo y con qué defender nuestra labor. Y en este caso, sobran ambas cosas.