
Es paradójico, pero no imposible. Si nos remitimos a los beneficios de la circulación del nuevo hit de insultos del Ministro de Inseguridad de Santa Fe, la respuesta es obvia: el principal beneficiario de esta explosión de insultos es él mismo.
No, ya sé que no queda bien parado, ni que le resulta grato que todos conozcamos- un poco más- el desprecio que siente por los santafesinos en general y por los oficiales de policia en particular. Eso también es obvio, como es obvio que no sabe ubicarse en el mapa de la provincia cuando le preguntan- como ocurrió- por la situación de la seguridad en el Departamento General Obligado y termina señalando General López.
Pero aún así, a Marcelo Saín le conviene que hablemos de su «chota» y similares, de sus maneras, de sus arrogancias y de su convicción inocultable de ser Pep Guardiola dirigiendo al Atlas. Eso queda claro, y parece no importarle a él, o peor; parece no importarle al gobernador, que es lo más grave.
Lo que pasa es que Saín prefiere que hablemos de eso a que terminemos preguntando por la licitación armada para que gane una empresa israelí en la compra de todas las armas. Mil quinientos millones de los nuestros en juego, directos a una empresa que jugaba con las reglas escritas por sus propios directores. Y tuvo que entrar la Justicia para frenarla, a instancia de una empresa de armas argentina que no podía creer lo que estaba sucediendo. Es mejor hablar de la chota que de las armas.
O de la otra licitación, la de la compra de motos- aún en pie- donde a la descripción de las motos sólo parece faltarle la marca de una empresa de Venado Tuerto, que no tiene competencia en el mercado, porque sólo ella hace «esas» motos, que el Ministro eligió para la Policia.
Y entonces… ¡ Hablemos de sus insultos! Porque sino es posible que terminemos hablando de las chacaritas con centenares de autos y camionetas modelos 2016, 2017 hasta 2019 que están allí a la espera de que el óxido las coma, sin llevarlas a un mecánico. ¿Para que vamos a arreglarlas si podemos, con gastos reservados y sin necesidad de rendir cuentas, comprar nuevas y a sobreprecio en la concesionaria amiga del gobernador?
Uf. Vaya si sobran motivos para que el audio de los insultos de Saín sean para su propio beneficio.
Sin contar los muertos, claro. El asesinato diario. Los chicos cruzados por balas mientras juegan. El trabajador asesinado por dos motociclistas, mientras volvía a casa para guardar el auto. Y no hablemos de los miles de robos diarios, de las decenas y decenas de personas heridas por balas, chuzas o golpes que ingresan diariamente a las salas de emergencia de los hospitales de Santa Fe, mientras las calles están vacías de patrulleros.
Porque los policías, te lo dicen, sólo pueden patrullar 1500 pesos de nafta por día. Y si se les acaba la plata, tienen que ponerla ellos. Y entonces no hay patrullaje, porque la nafta cuesta 150 % de lo que costaba cuando fijaron ese monto.
A Saín le conviene que hablemos de su maledicencia, y a Pertti también, claro.
Porque sino, hablamos de la falta de plan de seguridad, de la manifiesta liberación de las zonas criminales en Rosario, del libre albedrío de los delincuentes que se pasean cómodamente por los cascos céntricos de todas las ciudades de la Provincia, sin que nadie les objete nada, ni les pida el permiso para circular.
A Saín le conviene que hablemos de sus videos. Le encanta ser noticia nacional y se regodea con la humillación que le propina, una vez más, a l gobernador. Que hace tiempo perdió la dignidad, claro. Y que la saca a pasear de vez en cuando para perseguir a periodistas de medios pequeños.