La salida de Marcelo Saín es tan simbólica que el gobernador ni siquiera convocó a una «función de traspaso» pública. Jorge Lagna, su sucesor y ex colaborador, quedó a cargo de una estructura absolutamente controlada por el porteño verborrágico, que se quedó con el control de «la caja» a través de su ex cuñado, el CPN Marcelo Novas. Las dudas dentro del gobierno, y la preocupación por el estado irreversible de las relaciones con los cuadros superiores e intermedios de toda la policía provincial, que acusa al gobernador de haberle dejado hacer «un desastre» a Saín.

Lo que muchos creímos que era obvio y necesario hace más de un año, a Perotti le demandó un desgaste tan grande de tiempo y humor social, que ningún dirigente político en sus cabales, termina de comprender las razones de semejante dilapidación de capital político del rafaelino.

Marcelo Saín se fue de su cargo en el Ministerio cuando quiso y de la manera que quiso. Con modales de un rockstar se fue del despacho de calle 1ra junta, sin saludar a nadie, ni despedirse. Antes, impuso un conjunto de condiciones que no parecen dejarle el camino despejado a Lagna: 24 horas antes de irse, nombró a su ex cuñado- Marcelo Novas- como Secretario de Administración del Ministerio, lo que le permitirá seguir manejando arbitrariamente la famosa caja de Gastos Reservados, que la legislatura quiso limitar y que el gobernador vetó.

Lo cierto es que Saín, a través de Novas, seguirá de cerca el curso de un dinero que se cuenta en cientos de millones anuales, que todavía no fueron rendidos por 2020. Es más: El Ministerio le debe a casi todos los proveedores, porque no están presentando las rendiciones de cuenta desde diciembre a febrero de 2021. Esas desprolijidades, sumadas a las dos licitaciones fallidas- de armas y de motos- le quitaron a Saín el único apoyo que en Casa Gris reconocen como verdadera autoridad: el del Ministro de Economía, Walter Agosto.

Saín se fue sin rendir cuentas y prometiendo «silencio de radio». Perotti aceptó que Lagna fuera el sucesor, aprovechando las buenas relaciones que mantiene con Saín, y acompañado por todos y cada uno de los asesores que dejó el porteño, con un nombre estelar: el de Germán Montenegro, mano derecha de Saín, que no pudo ser ministro por no tener el tiempo mínimo exigido de residencia en la provincia que exige la ley.

«YO ME VOY, A MI NO ME ECHÓ NADIE«

Un periodista del Diario Clarín cuenta que el ex Ministro llamó al diario para aclarar las cosas: «Ustedes ponen que Perotti me echó, pero a mí no me echó nadie. Yo me voy del cargo, que es una cosa muy distinta«. Ni en el opaco final de su opaca gestión, le bajó la cabeza y los humos al catedrático insultador porteño. Se fue del cargo imponiendo condiciones, y mandando mensajes públicos que humillan al propio gobernador, al que dejó en evidencia de manera sistemática. Para Saín, el gobernador siempre fue «un intendente con formación de concejal», y en el orden de respetos personales, alguna vez se lo escuchó decir que el rafaelino era «un pelo cagado en el culo». Cada dos o tres semanas hizo declaraciones en las que o degradaba la mandatario, o humillaba a la policía, o directamente descalificaba a los habitantes de toda la Provincia. «Esos negros pueblerinos», o directamente a los rosarinos, burlándose porque creían que vivían en un «Cantón Suizo». Antes de firmar la renuncia, se fotografió con algunos colaboradores que permanecerán en sus cargos y avisó: «El que ríe último..» Nadie sabe si el mensaje era para sus adversarios o para el propio gobernador.

Javkin estalló tras un twitt provocativo de Saín y lo obligo a Perotti a romper con el letargo en Seguridad

Sin embargo, y a pesar de la soberbia sostenida de Saín , quedó claro que tiene algo de razón: Perotti no lo echó. Perotti se animó a pedirle que «viera la manera de irse sin escándalos», tras un llamado telefónico furioso del intendente de Rosario, Pablo Javkin que estalló tras la aparición de un Twitt de Saín en el que se arrogaba «haber bajado los índices de delito y haber secuestrado más armas que nunca» mientras en la ciudad, sonaban los balazos y los crímenes se sucedían. El mensaje del intendente fue el detonante.

Durante las semanas previas y mientras se sucedieron decenas de crímenes continuados en Rosario, Perotti guardó silencio respecto de la situación del ex jefe de la PSA: en esos mismos días, Saín lo había desmentido públicamente sobre su vacunación, y el Ministro plenipotenciario, Walter Agosto, le paró una compra de armas por 1.500 millones de pesos, que estaba explícitamente dirigida para que la ganara una empresa israelí. En el medio, otros audios bochornosos y varias jornadas de sangre y pólvora en Rosario y Santa Fe. Perotti seguía sin reaccionar y el llamado de Javkin pareció despertarlo.

Recién entonces «la decisión». Las versiones que corrieron con nombres a los que finalmente ni siquiera habían consultado- los ex funcionarios de Jorge Obeid, Alejandro Rossi y Gustavo Peters- se acabaron cuando Jorge Lagna acompañó al gobernador a la asunción de jefes policiales en Vera y Reconquista el jueves por la mañana.

PARAR EL JUICIO POLÍTICO, PERO CONTINUAR LA GUERRA SANTA

Al ex ministro le preocupa su futuro, ya que planea volver después de un descanso de algunos meses, a su cargo en el Ministerio Público de la Acusación. Por ahora, y hasta que empiecen las sesiones ordinarias de la legislatura, le alcanza con el veto que impuso Perotti a la ley de incompatibilidad de cargos en dos de los tres poderes y que fue votado de manera unánime por todo el arco opositor en ambas cámaras. Si no se apura, corre el riesgo de «quedar afuera» y en eso está puesta la mente del ex ministro escandaloso.

Lagna tiene un arduo trabajo por delante. Por un lado tendrá que reacomodar las piezas en la «pública» y calmar los ánimos puertas adentro con la tropa policial. El enojo en las filas ya no se limita a los modos y el desprecio del Capitán América. El rechazo alcanza directamente al gobernador Perotti, al que acusan de «haberle soltado la mano» a Victor Sarnaglia; y no haber cumplido la palabra que empeñó frente a varios jefes policiales en los meses previos a la asunción. Un ex Comisario retirado recuerda una cena en Santa Fe, con el gobernador electo, Sarnaglia y otros oficiales, en la que el mandatario- vino de por medio- brindó con ellos por «el regreso de la policía de antes». Nunca cumplió las promesas de esa noche: «Nosotros militamos adentro de la fuerza para él, y nos terminó cagando a todos, empezando por Victor. Nunca nos trataron tan mal como en estos 15 meses. Que Perotti haga méritos para devolvernos la dignidad que nos sacó Saín, con su anuencia«

El otro gran problema que enfrenta Lagna es la relación con la legislatura. No sólo será tiempo de negociar leyes en el contexto de un año electoral, sino que además tendrá que enfrentar la tormenta que desataron Saín y Perotti acusando al senador Armando Traferri de ser el jefe de una banda de juego clandestino. Tanto Traferri como los siete senadores que lo acompañan en la cruzada esperan alguna señal de paz, para ver como sigue el juego. Perotti no quiere retroceder y le prometió a Saín continuar con la causa. En esta misma semana, la guerra intestina tuvo nuevos capítulos con la aparición de un presunto chat de uno de los fiscales que lo acusan a Traferri, con una mujer asesinada hace pocos días.

La ira y la obsesión de Saín con Traferri derivó en un barrial que de tanto pisotear terminó salpicando a todos por igual: la utilización de audios judiciales de 2012 que pretendían vincular a funcionarios del Frente Progresista con el accionar ilícito del ex jefe policial, ahora condenado como participe necesario del delito de narcotráfico, Alejandro Druetta, terminó poniendo en la fila de los sospechados a funcionarios del propio Saín, que aparecen dialogando con el policía. Otro tanto ocurre con la causa del «Juego ilegal»: de tanto mover el árbol de acusaciones por los hechos ocurridos en el sur provincial, se terminó exponiendo a los dirigentes rafaelinos por sus relaciones con el fallecido, David Perona.

El accionar de Saín rompió con todos los códigos de convivencia política en la provincia y ahora Lagna tendrá que elegir si intenta recomponerlos, o repite la experiencia. Si elige esto último, lo hará bajo control remoto desde Palermo. Y la crisis promete profundizarse.

Nadie sabe con exactitud cual será el accionar de Lagna, que no dijo demasiado todavía. Lo que queda claro es que tendrá presiones de todo tipo, incluso familiares: su mujer no estuvo de acuerdo con que aceptara la cartera de seguridad, y en Venado Tuerto algunos se animaron a ventilar que el propio Perotti habría intercedido para que la esposa, terminara aceptando el nuevo destino del ex diputado reutemanista.

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