
«La politica es sucia. Los políticos son todos unos delincuentes». La frase se cae de la boca de un amigo en la sobremesa de una peña. No vale la pena incurrir en el intento de distinguir. La generalización ya ha ganado una buena parte del consciente nacional. Aunque no haya pruebas, aunque la conclusión sea sólo la consecuencia de premisas falsas, aunque detrás de todas las afirmaciones tajantes exista un muro de verdades contundentes, la «política» ya es una mierda para mi amigo, y para millones de personas que terminan votando a personas visiblemente insanas, sólo para castigar a «la casta».
Cualquier defensa que se ensaye sobre la política termina siendo motivo de descalificaciones para el defensor y una nueva invitación a la descalificación general: «ustedes, los periodistas, viven de la política. Por eso los defienden». Y entonces…¿ Para que seguir discutiendo, si sólo se trata de generalizaciones?
El poder judicial no sufre, todavía, ese generalismo. Pero no demorará en llegar. Las resoluciones judiciales y muchas acusaciones fiscales, se sostienen sobre conveniencias políticas de época. Responden muchas veces al clima oficialista y casi siempre, sueltan la mano de los oficialismos cuando los resultados electorales empiezan a develar caídas. Pasó con el Kirchnerismo, pasó con Macri y pasa cada vez con más frecuencia.
De hecho es muy común, cada vez más común, que las facciones de la grieta nacional, reconozcan las labores judiciales cuando defienden a los suyos, y los descalifiquen cuando los atacan. Así CFK es victima del Law Fare, aunque no pueda explicar ni el blanco de su patrimonio. Del mismo modo, Macri, es un perseguido político y todas las acciones que lo relacionan con delitos cometidos desde su cargo presidencial, son «inventos» de los «jueces K».
Así nunca supimos que le pasó al fiscal Nisman. Así nunca nos enteramos del paradero del policia de CABA que está desaparecido desde hace un año. Así para muchos, Maldonado fue asesinado, pero no aceptan comparaciones con el crimen policial de Facundo Astudillo Castro. El asesinato de Lucas es obra de «la siniestra policia de Larreta», y los afines a Larreta prefieren hablar del asesinato por asfixia, luego de una larga sesión de torturas, de un joven de 35 años en San Clemente del Tuyú.
En Argentina distinguimos la gravedad de los asesinatos, dependiendo del color del gobierno de turno. Vaya despreciable cualidad social: no importan los muertos, importan los asesinos y a que color de gobierno pertenecen.
La «independencia» del Poder Judicial cada día pierde atavíos, y deja ver al desnudo los acuerdos con el poder de turno. Santa Fe no es la excecpión, ni mucho menos. La disputa entre dos fiscales y un senador provincial, ha puesto sobre la mesa pública un asunto que bien vale desarmar, para no caer en conclusiones de peñas.
TRAFERRI Y EL MPA : PRIMERO HAY QUE PROBAR, DESPUES IMPUTAR Y AL FIN HACER UN JUICIO HONESTO
Dos fiscales, de estrecho vinculo con el ex Ministro de Seguridad de Omar Perotti,Marcelo Saín, persiguen por su presunta relación con una Asociación ilícita dedicada al Juego Ilegal, al senador provincial del peronismo, Armando Traferri.
Los dos fiscales pidieron en diciembre de 2020 el desafuero de Traferri y buscaron su imputación, aduciendo pruebas concluyentes contra el lesgislador. Cuando fueron a presentarlas ante la propia legislatura, no ofrecieron más que una conicidencia en las celdas de celulares del empresario Peiti y Traferri. Y una grabación telefónica con una conversación entre un asesor de Traferri y una secretaria de Peiti, en la que se convenía un encuentro entre ambos.
Nunca probaron el encuentro. Nunca mostraron evidencias sobre su función en la presunta Asociación ilícita. Pero un mediodia de diciembre se presentaron ante un edificio anexo a la legislatura, con decenas de vehículos policiales y mensajes de whatshapp que llegaron a los teléfonos de la prensa: «Hoy sacan con esposas al Pipi».
La decisión de los fiscales estaba tomada: lo iban a imputar y detener. Ambas acciones son evitadas con los fueros parlamentarios según la provincia de Santa Fe. Traferri se defendió con ellos, si. Pero al otro día se presentó personalmente ante los fiscales para pedir detalles de la acusación. El video está en Youtube. La audiencia completa. Y en esa audiencia Traferri admitió reuniones con Peiti y reconoció que el empresario estaba haciendo lobbie para conseguir la explotación del juego on line oficial. Ni las reuniones admitidas, ni las que se presumen escondidas prueban delito alguno. Mucho menos la coincidencia de celulares en una misma zona de una ciudad.
Detrás de las acciones de los fiscales se encontraba ( y aún se encuentra) el ex Ministro de Seguridad Marcelo Saín. Él divulgó los videos que sólo podian tener los fiscales. El anticipó que «Pipi sale esposado», el se encargaba- tal como se probó después- de conseguir de manera irregular escuchas de telefónos obtenidas por el MPA- para involucrar al legislador en el asunto.
Traferri pudo ir detenido, y ser liberado a las pocas horas. Pero nadie quiere la foto del delincuente en la tapa de los diarios ( tal como se estaba preparando en dos redacciones), si por lo menos no prueban lo elemental.
LA DEFENSA DE TRAFERRI, EL PEDIDO SOBRE EL MPA Y LOS DOS FISCALES «DE SAÍN»
El senador Traferri presentó esta semana un escrito ante la Comisión de Acuerdos de la Legislatura, para que se investigue a los dos fiscales que desde hace casi dos años lo investigan por su presunta participación en una red de juego clandestin en distintas ciudades de la provincia de Santa Fe. En el escrito, asegura que los fiscales Matias Edery y Schiappa Pietra «Accedieron a información ilegal desde antes de solicitar el desafuero, que fue rechazada por el Senado ante la falta de pruebas, e incluso después, cuando las actuaciones deberían haberse cerrado. “Antes, durante y después del fallido pedido de desafuero realizaron directamente pesquisas indiscriminadas sobre datos de tráfico de mi celular”, planteó. Y subrayó: “No solamente no lo tenían permitido hacer en razón de mis fueros, lo cual no es poca cosa; sino que ese tipo de información recolectada –con fuero o sin él─, por sus características y extensión, requiere necesariamente de la orden de un juez, de la cual carecieron absolutamente. Eso es ilegal sin vueltas”.
Traferri hizo lo que la ley le permite: aferrarse a los fueros y evitar su detención, tal como se preparaba en las afueras de la reunión que los fiscales mantuvieron con los legisladores al momento de mostrar las presuntas pruebas.
Marcelo Saín, entonces Ministro de Seguridad, montó aquel operativo e hizo flamear la bandera del «Mani Pulite» santafesino. La decisión del senado provincial, por 12 votos a 4, evitó la jugada de Saín. Entonces quedaron en evidencia los fiscales de la causa: actuaban en coordinación y casi bajo las órdenes del Ministro. Saín necesitaba un culpable. Los dos fiscales detenidos tras la denuncia de Peiti no acanzaban. necesitaba «un político». Traferri les venía al dedillo: Senador, Peronista, acreedor político de Omar Perotti y un histórico dialoguista con los gobernadores del FPCYS. «Limpiar a Traferri, era limpiar a los socios que podían joder a Perotti» dice un senador del Norte Santafesino.
Lo curioso de este caso es que todos apuntan a Traferri por su relación con Peiti, pero nunca ponen el ojo en Rafaela, lugar donde «gobernaba» el juego ilegal un tal David Perona, quien muriera detenido en su casa, a causa del Covid. Nadie se mete con el juego en el deartamento del gobernador, ni pide desafueros para el senador Alcides Calvo, por ejemplo. Menos, la renuncia del intendente Luis Castelano, que «habilitaba» los garitos de Perona, como «Cibers».
Los delitos son los mismos, los cargos son los mismos. Pero Edery Y Schiappa Pietra eligen sólo a Traferri. Casualmente enfrentado a Perotti. Saín sólo hablaba de Traferri, de las mafias del poder y esas generalizaciones que nunca se terminan asentando en ningún hecho corroborable. Las causas ahora están unificadas, y casi por casualidad, los imputados detenidos empezaron a negociar «procesos abreviados» y a obtener la libertad. Así el ex fiscal Ponce Asahad, dijo que Traferri mandaba. Así, la viuda de Perona, confesó que su marido muerto «le mandaba dinero a Traferri» y recientemente, los fiscales «convencieron» al propio empresario Leonardo Peiti » de acusar a Traferri de ser el jefe», sin ninguna otra prueba que las confesiones.
Todos presos, todos probadamente involucrados en los delitos. Todos bajo la presión de «confesar» y a cambio recibir una disminución de la pena y tras eso, la libertad. De hecho, Ponce Asahad, filmado cobrandole coimas a Peiti, ya está libre. Gentileza de sus ex colegas. En su testimonio el ex fiscal dijo que en una de las reuniones participó el actual ministro de seguridad, Jorge Lagna, pero de eso nadie habló. Y a Lagna, nunca lo citaron. Cosa rara, si las hay. Si esas «verdades» valen contra Traferri, deberian valer contra Lagna tambien. Pero los fiscales eligen creerle parcialmente a Ponce Asahad. Un tema vedado por la ley procesal: la división de la prueba. Eso y elegir sólo lo que les conviene, es lo mismo. Pero a los fiscales no les pareció importante.
Y entonces Traferri carga contra los fiscales y los acusa de haberlo escuchado ilegalmente. Y acusa a Marcelo Saín de haber montado la operación. Los argumentos de Traferri tienen, a los efectos legales, mayor contundencia que las acusaciones de los fiscales en su contra.
A lo largo de las 40 carillas de la denuncia sostiene que las acusaciones en su contra son parte de una operación política, y destacó que su enfrentamiento con el gobernador Omar Perotti lo convierte en “una persona molesta para algunos”. En ese marco, el senador aseguró que la declaración del ex fiscal Ponce Asahad fue direccionada con este objetivo. Al respecto transcribió partes de los dichos del ex funcionario del MPA donde mencionaba a otras personas que los fiscales obviaron investigar. “Si el señor Ponce Asahad es creíble, los fiscales no pueden ser selectivos ante la gravedad de situaciones y personas que involucra. Si no lo es –lo cual parece ser lo más lógico, nada de lo dicho por este sujeto es relevante”, espetó
Lo que pasa es que «la política es una mierda», como dice mi amigo. Y entonces, se presume culpable. Los fiscales en cambio, son victimas. «Heroícos muchachos idealistas que persiguen el sueño de detener al rufian». Alguien, financiado por Marcelo Saín durante su paso por el Ministerio se animó a escribir en redes sociales :» Es como si estuvieran enfrentando a Escobar Gaviria». Insólito: A Traferri lo acusan de participar en una organización ilícita que presuntamente controlaba el juego ilegal. No pesa sobre él, ni sospechas por homicidios, ni vinculos con el narcotráfico, ni se le descubrieron riquezas inexplicables. Pero el relato necesita esa poca de heroismo, para dividir el paño entre buenos y malos, entre héroes y villanos.
Nada dicen de la decisión del gobernador ( casualmente contemporanea a la causa) de entregar por decreto el juego on line a los grupos de los casinos que operan en Santa Fe.. Contra la ley, con expreso rechazo del Tribunal de Cuentas y con una denuncia penal iniciada por el diputado Maximiliano Pullaro.
No, de eso no se habla. Para la ciudadanía media, el culpable siempre, es el político. Aunque no se tengan pruebas.
LA DEFENSA CORPORATIVA DEL MPA. Y EL EXPLÍCITO DESEO DE NO SER CONTROLADOS
Tras la denuncia de Traferri, apareció un comunicado de la Asociación de Fiscales de Santa Fe. Los colegas de Edery y Schiappa Pietra ponen a la figura de Armando Traferri cerca de Pablo Escobar.
¿Por qué los denuncia (Traferri a los fiscales)? Porque cotidianamente, desde hace un tiempo, cometen la osadía de intentar llevarlo a juicio para que un Tribunal, en audiencia pública, determine si es o no culpable de recibir coimas, de hacer tráfico ilegal de influencias, de manipular a funcionarios judiciales y policiales para favorecer empresas ilegales de juego clandestino, entre otras probas contribuciones al bienestar de la Provincia de Santa Fe».Los fiscales dicen estar investigando cotidianamente a Traferri. Y dicen que quieren llevarlo ante un tribunal, sin antes mostrar las pruebas que efectivamente vinculan a Traferri con el juego. Pero Traferri es culpable, sin que se haya probado.
Los fiscales van «a fondo» y dicen : «Para sostener este manto de impunidad, la dirigencia política ha hecho gala de una enorme capacidad de construcción de consensos». En un claro guiño al desprecio ( bastante bien ganado, por cierto) de buena parte de la sociedad contra el colectivo político. Pero agregan : «Por otra parte, la dirigencia provincial ha logrado el mismo nivel de capacidad de negociar y encolumnarse detrás de un objetivo para asegurar el blindaje del Senador Traferri. Pese a que sobre él pesa la grave acusación de integrar una asociación ilícita, en un caso en el que varios de sus cómplices se encuentran confesos y condenados, continúa amparándose en sus fueros parlamentarios»
Hablan de «blindaje» como si los fueros no tuvieran términos. Y hablan de acusación, sin haber demostrado una sola prueba que no sean las «espontáneas» declaraciones de personas detenidas que negociaron- vaya paradoja- consensos con los fiscales, para acusar a Traferri. ¿ Verso a Verso?. Los fiscales no consiguieron, todavía, un elemento que involucre a Traferri. La afirmación está basada en una obviedad. ¿ Por qué los periodistas que accedieron indebidamete – en una filtración generadad desde adentro del MPA, por Marcelo Saín- al arrepentimiento de Ponce Asahad, no han difundido las pruebas irrefutables contra Traferri? Por que no las tienen. Todos los audios que existen en la investigación, fueron puestos a consideración de las audiencias, incluso de canales de Buenos Aires. No existe una sola en la que se pruebe directamente que Traferri sea el jefe de una organización ilícita. Pero es senador, es político, y por eso, es fácil de culpar.
Ni los fiscales pueden impedir que se los investigue, ni los senadores tienen la obligación de «entregarse» cuando sospechan que lo que buscan es plantarles pruebas y dejar fotos en la memoria colectiva , y en la nube de google.
Se podrá discutir si mantener los fueros es ético o no. Lo que no cabe dudas, es que son legales. Lo mismo pasa con la ley de 2017, que puso bajo el control de la legislatura al MPA, Y que fue votadada por unanimidad en el senado provincial. Alcides Calvo,por ejemplo, levantó la mano aquella vez.
A la política es fácil acusarla, incluso sin pruebas. En Santa Fe, al hermano de Hermes Binner lo acusaron de robar dos bebés que nunca nacieron. En Santa Fe, hasta hoy, algunos siguen repitiendo el mote de «narcosocialismo» que inventara el Cuervo Larroque en la Cámara de Diputados de la Nación. Nunca, jamás, un sólo dirigente del socialismo fue ni siquiera imputado en una causa vinculada al Narcotráfico. Al ex gobernador Antonio Bonfatti le vaciaron dos cargadores frente a su domicilio, algunas semanas después de que cayera detenido ( y por las fuerzas policiales santafesinas) el jefe de la Banda Los Monos. Al ex Ministro de seguridad, Maximiliano Pullaro, le ventilaron ilegalmente, escuchas telefónicas, que no probaban nada de interés público, pero se difundieron.
Perotti contó con casi dos años para hacer algo frente al narcotráfico, y sus ministros no fueron capaces- ni en sociead con el gobierno nacional- de desbaratar ni una pequeña banda narco en Rosario. La policia está desarmada, no hay patrulleros, no existe organización ministerial para ordenar patrullajes para frenar la incesante ola de balaceras en negocios del centro rosarino o en estaciones de servicios. Pero los fiscales acusan a Armando Traferri y a la «politica que acuerda impunidades»
La historia hablará, mucho más temprano que tarde, de las resposabilidades penales de algunos funcionarios de la gestión de Omar Perotti en delitos varios. No caerán los fiscales que no lo investigan o cajonean las denuncias en contra de la actual gestión. Será cuando cambie el clima, y Perotti ( con fueros o no) vuelva al terreno de la politica de calle. Ahí si, reaccionarán los Edery, los Schiappa Pietra y compañia. Mientras tanto juegan a ser héroes. Que persiguen a senadores, pero que liberan con beneficios de juicios abreviados de las parejas de los prófugos, que se balean en las puertas de los penales.
Alguna vez la sociedad les reclamará a ellos también, y serán responsables. Eso será cuando en las peñas, los muchachos digan sin vuelta alguna. «Todos los fiscales son una mierda». Y entonces, habremos perdido una parte más de la cultura democrática. Quizás, sea el objetivo de algunos. Esos a los que no les gustan los controles, ni se bancan lo que dicen las leyes.