La Ministra y el funcionario Julio Daguerre, denunciado por abuso sexual

Un funcionario del Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe acosa a una empleada. La empleada se lo comunica al Secretario de Salud y él le pide que haga la denuncia. La empleada lo hace. Pero al funcionario sólo le dan «licencia». Ni la Secretaria de DDHH de la provincia- responsable por norma de llevar adelante este tipo de asuntos- inicia una acción de investigación, ni los funcionarios lo separan del cargo preventivamente. El funcionario vuelve a trabajar como si nada. Ni los gremios, ni los colectivos feministas salen a expresar repudios. El miedo funciona como mecanismo de «control del silencio». A las pocas horas, la pauta asegura que ningún medio importante, hable ese tema ni de cualquiera que incomode al gobierno provincial.

La victima se comunica con dos periodistas. Los dos, lo publicamos. En nuestro medio seguimos el tema. En el otro, a pesar de la nobleza de la periodista, le «bajan el tono». La historia es terrible: Una empleada pública denuncia ante el MPA que fue abusada sexualmente por un funcionario del Ministerio de Salud, en el pasillo – de menos de diez metros- que lleva a la cocina, desde el despacho de la propia ministra, Sonia Martorano. Los hechos ocurren en la primera semana de enero de 2022. Antes, el acusado, Julio Daguerre, había intentado abusar de la empleada en el domicilio que ella comparte con su marido.

La denuncia se acompaña con audios. Los audios son lapidarios. El «Supervisor general del área de gabinete» del Ministerio de Salud, deja audios asquerosos para el oído de cualquiera. Los audios circulan, pero con la excepción de REC, nadie los pone al aire. La difusión de los audios, no cambia nada. Las reproducciones del video que contienen los audios, se multiplican. Todos los periodistas de la ciudad de Santa Fe y de buena parte de la provincia, los escuchan. O porque los reciben por WhatsApp o porque los escuchan en los posteos.

Después de los audios, sólo dos legisladores provinciales- el radical Fabian Palo Oliver y la Socialista Rosana Bellati- se comunican con la victima. Ni la Ministra, ni la Secretaria de Derechos Humanos, ni las funcionarias de Género. Nadie más. Tampoco el periodismo, ni los colectivos feministas.

En esos días, el Secretario General de ATE, Jorge Hoffmann sale a decir que «es imperioso que se ponga en marcha de manera concreta un protocolo que aborde los temas de género en la administración pública». lo hace en el contexto de explicar sus débiles posiciones frente al gobierno, omitiendo de manera inexplicable la existencia de una norma vigente en Santa Fe: El Decreto 0008 del 4 de enero de 2019, establece con detalles las acciones que deben seguir los funcionarios ante un caso de violencia o abuso. Ni Hoffmann, ni los funcionarios de Salud parecen conocerlo. Y si lo conocen, lo ignoran.

El decreto establece taxativamente, que debe ser la Secretaría de DDHH de la Provincia, la responsable de iniciar y seguir la investigación administrativa del caso.

ARTÍCULO 1° — Apruébese el «PROTOCOLO DE ACTUACIÓN PARA LA PREVENCIÓN Y ATENCIÓN FRENTE A SITUACIONES DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ÁMBITO LABORAL», el que como ANEXO ÚNICO forma parte integrante del presente decisorio.

ARTÍCULO 2° — Establécese que la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, será la jurisdicción encargada de la recepción y trámite de las denuncias, peticiones, presentaciones o consultas vinculadas con situaciones de violencia de género contra funcionarios o empleados públicos provinciales, conforme al Protocolo aprobado en el artículo precedente.

La victima nos acerca un audio del día de la denuncia. El audio es del propio Secretario de Salud de la Provincia, Jorge Prieto. En la grabación, Prieto deja claro que conoce lo ocurrido y le pide a la victima que «lo espere» unas horas que él se va a encargar. Nunca hizo la denuncia administrativa. Nunca informó de manera escrita, ni a la Ministra, ni a la Secretaria de D.D.H.H, ni al Ministerio de IGUALDAD, GÉNERO Y DIVERSIDAD sobre lo ocurrido. Hasta allí, podían escudarse en la ignorancia del caso, pero hay algo que termina con cualquier especulación: intervino el MPA, y todos ellos, se reputan automáticamente notificados. SIn embargo, ninguno de ellos intima ni separa del cargo a Daguerre.

La Ministra de Género, Florencia Marinaro, no se manifiesta sobre el tema ni llama a la víctima.

Los gremios no emiten ni un comunicado respaldando a la denunciante ni repudiando los hechos, ni exigiendo el esclarecimiento.

Con excepción de una informal comunicación desde UPCN, donde nos consignan que «están siguiendo el tema», NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, hace una declaración pública. Ni un sólo colectivo feminista habla del tema.

Julio Daguerre, al final, vuelve a su trabajo sin ninguna clase de dificultad. Lejos de admitir alguna responsabilidad, se dedica a mandarle audios al Secretario privado de la Ministra y le explica a quienes hay que perseguir, porque son los que «filtran la información al enemigo». En los audios, se jacta de conocer detalles intimos de los Ministros y del Secretario de Salud. Otra vez los audios salen al aire en REC. Y ningún funcionario abre la boca.

Daguerre sigue en funciones. Los medios se callan.

Las militantes del feminismo santafesino debaten en las redes sobre «la matriz cultural» que la ministra de la Mujer del gobierno Nacional, define como causa central de la formación de violadores en la sociedad argentina.

No hay un sólo dato que advierta si hubo alarmas o no sobre el comportamiento previo de esos delincuentes. Los violadores no nacen de un repollo, ni saltan de la matriz a la violación. En el medio, siempre, hay señales que no se ven. Que los reponsables de advertirlo no lo hacen.

Daguerre, es un abusador sexual. Su comportamiento es la consecuencia de su «matriz cultural», claro. Pero sus comportamientos , parecen no ser importantes para quienes tienen la obligación de detenerlo. Abusó de una mujer en una oficina pública. Pero nadie parece ocupado en detener su accionar. Mientras ella está en su casa, bajo una fuerte crisis depresiva por la situación, él se pavonea por los pasillos del Ministerio.

Julio Daguerre, fotografiado el lunes 28 de febrero, saliendo del Ministerio de Salud

No es sólo una cuestión cultural. Hay complicidades, hay inacciones, hay ocultamiento.

Y los medios, claro, mientras funcione la pauta, seguirán callando. Aunque en el pasillo de un Ministerio, un funcionario manosee a una empleada pública.

Un comentario en «Un abuso sexual en un ministerio, la sororidad selectiva, la pauta y el silencio»
  1. Es atroz, implicitamente está reconociendo que ya abusó en otra Institución. Otro tema este tipo debe estar extorsionando a alguien .

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