En la legislatura santafesina hay olor raro. En los pasillos murmuran a gritos los legisladores, sobre reuniones que se realizan en otros palacios. El pliego del ex ministro de Seguridad, Jorge Lagna, para ocupar un cargo en el Directorio del ENRESS, apareció en la Comisión de Acuerdos justo en medio de las negociaciones del oficialismo con un sector de la oposición, para aprobar 80 pliegos de jueces comunales, repletos de sospechas. La política de espaldas a la gente, y la consolidación del modelo del político profesional, generalmente sin votos propios, que puertas afuera se escandaliza con el gobierno, y hacia adentro, pacta inmoralidades.

Todo se va a resolver el próximo 24 de noviembre. Esa es la fecha de convocatoria a la Asamblea Legislativa. Ese día, o el 30 en el caso de que fracase la convocatoria, el oficialismo necesitará de al menos 35 de los 69 legisladores, para que se aprueben los nombramientos de jueces comunales, fiscales, miembros del tribunal de cuentas y el ENress, entre otros cargos.

La nominación de Jorge Lagna, junto al «Cachimartinista» Jorge Hurani, para ocupar los dos cargos vacíos en el Directorio del ENRESS, cayó como una bomba en medio de negociaciones que ya habían despertado enojo en muchos legisladores. Una conferencia de prensa convocada en horas de la mañana por los diputados Palo Oliver y Del Frade, hizo mucho ruido: Muchos de los candidatos a ocupar los juzgados comunales, no fueron ganadores de sus concursos, y los pliegos no acompañan, ni el orden de mérito de estos, ni los puntajes obtenidos.

Dicho sea de otra manera. El gobernador hizo lo que quiso con los resultados de los concursos y eligió a dedo a quienes quiere que ocupen esos cargos. Encima, el responsable de negociar con la oposición esos cargos, no es otro que Gabriel Somaglia, el cuestionado secretario de justicia de la provincia de Santa Fe, que sigue en su cargo, a pesar de estar directamente involucrado en la causa espionaje, que el 29 de noviembre tendrá sus primeras audiencias imputativas.

Lo de Lagna parece una provocación. El mandatario parece mandarle un mensaje de burla a los opositores y a la sociedad: «¿no ven que hago lo que quiero?». Ni Somaglia se bajó de las negociaciones por los pliegos, ni Lagna se volvió a la calle.

Somaglia sigue negociando los cargos, y eso quedó expuesto cuando llamó al diputado Fabián Palo Oliver para ofrecerle «tomar un café», con el objetivo de que baje los decibeles de la denuncia contra los pliegos. Palo Oliver no lo aceptó. «No se trata de orinar agua bendita, pero esto es imposible de aceptar. Somaglia te invita a negociar cargos, no para defender la calidad de los nombramientos»

Y Jorge Lagna disfrutará de un buen pago por su paso, lamentable, por el Ministerio de Seguridad.

Aunque sean corruptos, siguen. Aunque sean inútiles, le dan un cargo. Es el mensaje espantoso que le devuelve Perotti y quienes le facilitan las cosas en la legislatura.

La explosión fue más ruidosa este jueves. Los radicales que tienen 10 bancas en diputados- NEO- salieron a advertir públicamente que no compartían el acuerdo. Los señalados son los dirigentes de un sector del Partido Socialista, que parecen decididos a pactar con el gobierno la aprobación de los pliegos de jefes comunales. No lo de Lagna, aunque la mera posibilidad de que el pliego pase el control de la comisión de acuerdos, y llegue al recinto, es tierra fértil para que los diputados y senadores que se queden en el recinto, aprovechen el quorum de esa misma sesión.

Desde el socialismo el silencio es casi total. La única que abrió la boca fue la diputada venadense Rosana Bellatti, que dijo con claridad que esperaba «que esos pliegos no se voten». Un ruido inesperado en la conducción del partido de la rosa: los diputados cercanos a la figura de Antonio Bonfatti no comparten la lógica que lleva adelante su jefe de bloque, Joaquín Blanco, señalado por todos como «el autor» del pacto con Somaglia para llevar adelante la votación de los pliegos.

El gobernador celebra por dos este escándalo: por un lado, aspira a meter todos los pliegos, aprovechando la división opositora. Pero por el otro, metió la cola en la indefinición de algunos socialistas en torno al acuerdo electoral: «Blanco es el mismo que viene postergando el acuerdo con el resto del frente opositor. El 18 de noviembre se estaba programando una actividad conjunta para sellar el acuerdo, pero estas decisiones nos alejan mucho» dice un socialista, que no comparte la tesitura del jefe de bloque, y que advierte que esta crisis de los pliegos puede llevarse puesto algo más que la designación de algunos nombres en juzgados comunales.

«Estábamos cerca, ahora no lo sé» remarca, advirtiendo que esta conducta de Blanco y algunos otros diputados, pone de nuevo en discusión la posibilidad de un acuerdo opositor. A lo que le sigue un reto para los radicales: «No era necesario subir tanto el ruido». Un radical responde sin mediatintas: «Si no levantamos la voz ahora, nos llevaban hasta la Asamblea en silencio».

Lo cierto es que el listado de nombres elevados por Perotti, merece ser devuelto y exigirle que lo rearme, con los nombres que ganaron en puntuación cada cargo, o directamente no aprobarlos. Pero allí, las acciones de algunos «políticos profesionales» rompió cualquier posibilidad de hacerlo.

La lista de 80 contiene muchos nombres honorables que se ganaron legítimamente los lugares, pero quedan enlodados con los (por lo menos 36) que no se corresponden a lo acontecido en los concursos.

Por lo bajo, y lejos de negar lo ocurrido, algunos socialistas prefieren decir que «los radicales se quejan porque no acordaron nada», lo que representa el reconocimiento del acuerdo, y la idea de que «estos acuerdos son necesarios, aunque huelan mal».

A menos de un año de que la provincia tenga al nuevo gobernador electo, llama la atención que dirigentes opositores, tengan un perfil tan alto a la hora de cuestionar, por ejemplo, al secretario de justicia Gabriel Somaglia, pero al mismo tiempo eviten citarlo a dar explicaciones en el recinto. Peor aún, si aprovechan algunas oportunidades, para sentarse con el propio Somaglia, a negociar cargos.

«Es el toma y daca» dice Palo Oliver, que dice no tener explicaciones para lo que ocurre. «Durante los gobiernos del Frente, cometimos un montón de errores en situaciones parecidas, pero nunca, ni con Miguel, ni con Antonio, ni con Hermes, ocurrieron cosas como estas. Y yo por lo menos, no quiero dejarlas pasar. Nosotros pedimos que le devuelvan los pliegos a Casa Gris, y si no lo hacen que den la cara, pero que quede claro quienes acuerdan y quienes no» dice el santotomesino, enojado por la situación.

Dos hilos de twists de los diputados Juan Cruz Cándido y Fabian Bastía, dejaron explícita la postura del NEO y de casi todos los radicales que se sientan en la legislatura: «No vamos a votar estos pliegos» y le advierten a «un sector del socialismo» que no avancen con los acuerdos, y les recuerdan que «no se pueden negociar con los que hace menos de un mes, mostraron que estaban dispuestos a ensuciar los concursos en el MPA», en referencia a la foto que los mostró unidos.

El peronismo es testigo (y ciertamente festivo) del asunto: Perotti se encamina a meter decenas de jueces comunales, y asegurarle el futuro a algunos amigos, como Jorge Lagna, en los suculentos sillones de los espacios del Estado, que ejercen control sobre su gestión, pero que le darán autoridad sobre las próximas gestiones.

Por estas horas, ni la fugaz visita del expresidente boliviano Evo Morales, pudo calmar los ánimos. Los pliegos y un acuerdo entre cuatro paredes, que será recibido con desagrado por la mayoría de los militantes socialistas, enrarecieron todo. Ya no hay secretos, y las cosas aparecen muy expuestas.

A veces, algunos creen que la política- la profesional- justifica cualquier acción, si se trata de beneficiar a algunos amigos, después habrá tiempo ´para justificarlo. Otros, creen que estas actitudes expresan los verdaderos motivos por los que los ciudadanos comunes, cada vez se alejan más de la política y la rechazan, incrementando los niveles de insatisfacción social.

Acordar con los mismos a los que en la pública se le recrimina corrupción, incumplimiento de las leyes o graves acciones delictivas directas como el espionaje ilegal, no es admisible.

Si se es opositor, se es opositor. No se trata de parecer, hay que serlo también. Los próximos días en la legislatura, se juegan los caprichos de Perotti para los cargos que quiere ocupar y también, la salud de la oposición santafesina.

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